A pesar de que tradicionalmente se divide la literatura caribeña en unidades basadas en sus lenguas –español, francés e inglés–, el escritor y traductor Roberto Marques ve al Caribe y su literatura como un todo, una unidad que quizás no conoce bien sus partes.
Es por eso que “tiene que haber una política de la traducción, una política del acercamiento (…) No es culpa de los jamaiquinos que no conocen a Puerto Rico ni es culpa de los puertorriqueños que no conocen a Jamaica”, destacó ante preguntas del público en un conversatorio celebrado ayer en la noche en la librería La Tertulia en el Viejo San Juan.
Según Marques los españoles, franceses e ingleses veían el Caribe como un conjunto, pero a través del tiempo, el idioma se convirtió en una línea divisoria. En su más reciente libro, A World among These Islands: Essays on Literature, Race and National Identity, el profesor puertorriqueño aboga por volver una visión más unificada de las islas.
“Parte de esto surge de la autobiografía de uno”, comentó al explicar el origen del libro. Marques nació en Estados Unidos, en una comunidad puertorriqueña de Nueva York donde vivían también afroamericanos y personas de distintas islas del Caribe. “El Caribe ya existía aunque no lo conocía”, afirmó.
De esa experiencia, de sus conversaciones con sus compañeros, surgió un interés por la literatura que inicialmente lo hizo comenzar un bachillerato en inglés. Pero mientras estudiaba se dio cuenta de que la literatura del Caribe anglófono no era reconocida en la concentración, por lo que se cambió a español. En ese programa encontró las mismas faltas, por lo que comenzó su “propia cosa, empezando con (el poeta cubano) Guillén”.
El texto, resultado de esas experiencias de vida, incluye temas como la insularidad, la raza, los esfuerzos por ver el Caribe en su entereza, la herencia e historia, el nacionalismo, entre otros. Mientras hablaba sobre éste particular, destacó la importancia de conocer a nuestros vecinos caribeños.
“Mientras más cotidianamente nos cerramos, menos nos conocemos a nosotros mismos”, dijo.
La actividad fue dedicada a la memoria de Frank Bonilla, uno de los más destacados estudiosos de la cultura puertorriqueña en la diáspora y fallecio el pasado diciembre de 2010.