La lucha por la sobrevivencia de la única institución que ofrece una educación superior accesible en Puerto Rico ha sido ardua, pero justa y necesaria. Luego de varias huelgas en la historia de la Universidad de Puerto Rico (UPR) –rechazando aumentos de matrícula e imposición de cuotas, entre otras razones–, cae como anillo al dedo llamar a este evento actual “la huelga de las huelgas”, si consideramos la grave amenaza de desaparición que enfrenta el primer centro docente del país.
En síntesis, la UPR se encuentra asediada por recortes a su presupuesto ascendentes a $450 millones, los cuales, según observaciones de la comisión acreditadora Middle States Commission on Higher Education, pueden hacer que la institución pierda su acreditación. Ante esto, estudiantes de los once recintos del sistema universitario detuvieron sus labores con paros o una huelga indefinida, levantando un reclamo en repudio a los planes propuestos por la Junta de Control Fiscal (JCF) y avalados por la actual administración de Ricardo Rosselló Nevares.
La contrapropuesta del alumnado se ha basado en esquematizar una reforma universitaria que permita la participación multisectorial en la toma de decisiones de la universidad, la completa oposición a recortes presupuestarios que podrían resultar en el cierre de programas y recintos y el rechazo a aumentos en el costo de matrícula o a eliminación de exenciones.
Han sido varios los informes, boletines y artículos elaborados por diferentes organizaciones e individuos simpatizantes o partícipes del proceso de huelga que han señalado los elementos dentro de nuestra vida cotidiana que se verían afectados negativamente de darse el millonario recorte. Algunos de estos trabajos se enfocan en desenmascarar bancos y gerenciales responsables de facilitar el endeudamiento del País, como evidencian publicaciones del Comité de Comunicación Estudiantil del Recinto de Río Piedras, en colaboración con otras organizaciones. Otros resaltan el impacto económico que producen los recintos de la UPR en los pueblos donde ubican y zonas limítrofes, como plantea el informe redactado por los economistas José Alameda y Alfredo González.
Las herramientas antes mencionadas combaten una posible crisis humanitaria, resultado de las medidas de austeridad elaboradas y acatadas por el gobierno y la JCF. El compendio de trabajos elaborados durante el proceso de huelga subrayan la magnitud del impacto social y económico que pueden tener las decisiones que se quieren tomar, y a su vez evidencian la importancia de la institución pública para Puerto Rico. A estos trabajos también se le añaden proyectos de ley elaborados por estudiantes de diferentes unidades con el fin de generar ingresos para la universidad.
Además, cabe resaltar sugerencias y aportaciones de carácter internacional reconocidas, como es el caso del economista y premio Nobel en economía Joseph Stiglitz, quien ha enunciado cuán contraproducente son las medidas contempladas por el gobierno y la junta y cómo estas afectarían la economía a corto y largo plazo. Dentro de sus recomendaciones, lo prudente debería ser reestructurar la deuda pública y utilizar el dinero que se pagaría a los acreditadores en inversiones de proyectos de infraestructura y desarrollo.
La contraparte
Por otro lado, la presión de otros sectores en contra del movimiento que se encuentra defendiendo la educación superior pública accesible ha aumentado sustancialmente. Se han publicado videos, reacciones y una serie de externalidades desprendidas del proceso de huelga. Para muchos, ha sido frustrante el poner en pausa sus planes futuros, sus viajes, internados u oportunidades de trabajo. Muchos tenemos responsabilidades económicas, familiares o complicaciones de salud particulares que pueden estar siendo afectadas.
Sin embargo, para brindar un poco de luz a quienes se han enfocado en plantear sus inquietudes personales, quisiera recordarles que en la mayoría de los procesos de toma de decisiones, casi siempre habrá partes que serán afectadas, ya sea por la perpetuación de acciones o por la obstaculización de estas para poder generar un cambio o transformar nuestra realidad a lo que consideremos correcto o adecuado.
Dentro de nuestra compleja situación, estratégicamente hablando, el escenario para garantizar las circunstancias futuras donde menos personas sean afectadas por decisiones gubernamentales es por vía de la huelga. Es la única herramienta disponible que puede tener un resultado beneficioso para todos. De eso se trata, de poner el interés general por encima de intereses individuales.
Ahora bien, ¿dónde nos encontramos en estos momentos? Luego de extensas reuniones, asambleas estudiantiles, plenos de discusión, manifestaciones y demás, la ficha del tranque de la lucha se encuentra atada a las designaciones de dos nuevos integrantes para cumplir con el cuórum oficial requerido para tomar decisiones por la Junta de Gobierno de la UPR. En la mesa se encuentran los reclamos por parte de los estudiantes y el interés enfático de abrir los portones por parte del gobierno, la administración universitaria y el resto de los cuerpos en la espera de la resolución de esa disyuntiva.
¿Por qué ha tardado tanto este proceso? La contestación es simple: el proceso ha sido dependiente de la presión que ejerzamos como pueblo. Necesitamos un mayor empuje para lograr esta certificación de acuerdos. Aquí se ha trazado la línea, aquí se han atrincherado los diferentes movimientos estudiantiles y otros sectores.
Las reuniones entre el Comité de Diálogo Institucional y la Junta de Gobierno de la UPR se encuentran en la mira de muchos, ya que estas negociaciones podrían poner fin a la huelga por ahora, si se cumplen los preacuerdos aprobados por varios movimientos estudiantiles en plenos de discusión dentro de sus respectivos recintos.
¿Ganancias para las unidades en huelga? Los espacios de concienciación, organización y acción que se generaron en este proceso, la lucha por una justicia social. A esto se añaden foros nunca antes alcanzados con actores de interés –la misma JCF, por ejemplo–, así como negociaciones y preacuerdos que lograrían una victoria parcial en estos momentos.
¿Pérdidas para los recintos en huelga hasta ahora? Dos meses de paralización, conflictos entre amigos, familiares y comunidades, externalidades económicas para estudiantes, docentes y empleados exentos no docentes activos o inactivos en este proceso.
Sin embargo, ¿cuál sería la pérdida más grande de todo esto? Presenciar el comienzo del abrupto desmantelamiento de nuestra UPR en primera fila. Por eso resistimos, paralizamos recintos, calles, centros comerciales y demás.
La JCF, con la anuencia del gobierno entrante, comenzó atacando la educación con políticas neoliberales de austeridad. Atacaron a la mano de obra del sector privado con la reciente aprobada reforma laboral. Además, aprobaron una desastrosa reforma a la Ley de Permisos que nos hace retroceder ética y moralmente en las gestiones de protección del medio ambiente. Finalmente, enmendaron el Código Penal de Puerto Rico para evitar una futura oposición a sus acciones.
Los colonos, con ayuda de colonizados, vienen a saquear lo que queda del país. Los estudiantes lo vieron claro y se levantaron. Otros sectores reconocieron su valentía y se sumaron a la lucha. Le toca al resto del pueblo tomar una postura ante estas acciones. No se distraigan compañeros. Despierta boricua, antes de que sea muy tarde.