Hay palabras que se las lleva el viento. Hay gente que usa el viento para llevar a otros algo más allá que palabras.
Adelante, David Sánchez. Sánchez es uno de los músicos más grandes que ha dado Puerto Rico. La sonrisa es de chamaquito, pero durante las pasadas tres décadas su nombre ha estado entre los más grandes del jazz mundial. Tiene un par de premios Grammy, ha tocado en todos lados, pero siempre retorna a sus raíces caribeñas, como lo demuestra ahora con su nuevo proyecto Carib. En baja y callaíto, el tipo ha asumido su rol de centinela de la música bien hecha y con propósito. Sabe que en esta planetaria lucha llamada vida, a él le toca hacer el bien soplando su saxofón, arma de fuego musical con la que impone respeto para el jazz boricua donde quiera que va.
Na’, que lo diga mejor el propio Sánchez, así, con su apellido de obrero puertorriqueño y soldado jazzero. Nos fuimos de sesión. Chequéense que melaza este solo de palabras que zumbó, intercalado por una que otra preguntita del lado de acá.
Diálogo: David, eres uno de los músicos más reconocidos de Puerto Rico a nivel mundial, pero es harta la posibilidad de que algún lector que vea esto navegue por el amplio mar de la ignorancia. Y con estos vientos de ahora, eso es peligroso. Dile a la gente quién tú eres, de dónde vienes, qué tú haces, cuánto tiempo llevas haciéndolo, si tienes producciones musicales, dónde has tocado en el pasado de tu vida y dónde tocarás en el futuro.
Sánchez: Nací y me crié en Guaynabo, Puerto Rico. ¡Pero no guaynabito, ja, ja! He tocado profesionalmente por casi treinta años. A los 17 años empecé a tocar con el maestro Roberto Roena. Dos años más tarde fue un periodo clave en mi vida porque me transferí a Nueva York. Esta idea la contemplaba desde la escuela superior. Me siento muy afortunado porque casi inmediatamente comencé a tocar con una de las figuras más importantes de la música, como el gran Eddie Palmieri y poco después con el genio Dizzy Gillespie.
Verdaderamente, nunca imaginé que tendría la honra de ser nominado siete veces y ganar un Grammy al igual que un Grammy Latino. También gané un Premio Lo Nuestro por el disco “Obsesión”.
Ha sido una bendición poder decir que desde los diecinueve años hasta el día de hoy, he estado viajando el mundo entero. Son demasiados los lugares como para dar mención a todos, pero algunos son toda Europa Occidental, Asia, África, Latinoamérica…Recientemente toqué en la Casa Blanca en un escogido de músicos para el Día Internacional del Jazz. Incluyó a leyendas como Chick Corea, Herbie Hancock, Chucho Valdés entre otros, yo siendo la representación de Borinquén. Recién terminé una gira en Estados Unidos con el San Francisco Jazz Collective, grupo del cual soy miembro junto al hermano y compañero músico boricua Miguel Zenón. Próximamente, en agosto, estaré regresando a Marciac, Francia y a Barcelona en una gira europea con mi proyecto Carib, que presento ahora en Puerto Rico.
Diálogo: ¿Dónde cursaste tus estudios? ¿Cómo describirías las oportunidades del músico joven de tu época con lo que ves ahora?
Sánchez: Estudié en la Libre de Música. Mis cursos universitarios fueron un año en la Universidad de Puerto Rico y después en la Universidad de Rutgers. Con respecto al contraste entre las oportunidades de la nueva generación de músicos y las de la mía, como que hay muchas más oportunidades hoy día en cuanto a información se refiere. Por otra parte, en otras épocas el no tener todo accesible nos forzaba a descubrir con experiencias directas y por lo tanto, desarrollamos otras destrezas en el plano social, algo que es imperativo en el desarrollo de esta música. Este elemento es clave en la música y el arte para poder fluir bien en conjunto.
Diálogo: Eres el menor de una familia que son un fracatán. Tengo varias preguntas sobre esto. A ver… no vamos a decir tu edad, pero eres generación X raspando, raspando. Hay una que me surge al ver en las redes sociales de supuestas discrepancias generacionales entre los puertorriqueños por el despelote económico, social y político que vivimos. Primero, háblame de los gaps generacionales que ves entre tú y tus hermanos mayores, si es que los ves.
Sánchez: Obviamente, hay algunas diferencias, pero puedo entender y tener buena perspectiva de la época en que ellos crecieron en relación a la época en que yo crecí. La ironía de todo el acceso tecnológico e información disponible es que hoy día no aprovechamos o reconocemos cómo podríamos beneficiarnos de esa información. En mi opinión, estamos más desconectados que nunca en el plano humano. Cuando miramos hacia atrás no es para definir el presente con el pasado, sino aprender de nuestros errores viviendo completamente en nuestra realidad.
Diálogo: Tu hermano toca percusión. Duro. Explícame desde cuándo ha estado la música en tu vida y la influencia de tu familia.
Sánchez: De temprana edad estuvimos expuestos a instrumentos musicales y el canto, especialmente instrumentos de percusión. Por nuestra madre parte de nuestro crecimiento fue en la iglesia y esto fue otra forma de estar expuestos a tocar. Mi hermano Dimas tocaba de muy temprana edad batería e instrumentos de percusión en general, así que esa fue mi primera introducción a la música.
Diálogo: Tu hermana es una gran activista de los derechos LGBTT. ¿Qué has aprendido de ella con respecto a la justicia social y a los derechos humanos?
Sánchez: Margarita es un ser muy especial. Antes de ir a la universidad, ya tenía un alto nivel de consciencia social. No solo contemplando las situaciones, sino tomando acción. Creo que aprendí que en esta vida lo más importante es cómo nos relacionamos unos con otros, no sólo con otros seres humanos, sino con todo en la vida. Nuestra existencia solo tiene sentido con relación a otro ser y no por sí sola.
Diálogo: Háblanos de tu inmersión en la música y la cultura de Haití.
Sánchez: Hace unos años que he estado escuchando música haitiana. Haití es una de las culturas de más influencia en las Américas, desde el Caribe a New Orleans. Su complejidad histórica siempre ha sido incomprendida, y por lo tanto su fascinante cultura ignorada. Olvidamos que el primer y probablemente más largo embargo en las Américas fue en Haití. Obviamente no era conveniente para ninguno de los imperios europeos o americano tener ningún tipo de relación o apoyar a un país donde la mayoría tiene ascendencia africana y es de raza negra. Mucho menos cuando en 1804 se libera de la opresión a la que estaba sometida y de la lucrativa esclavitud. Ese no era el tipo de ejemplo que los opresores querían para el resto de las Américas. La realidad es que tanto la cultura como su música son verdaderamente rica y por las circunstancias se preservó mucho más que en ningún otro sitio.
Diálogo: La música sirve para tocar temas sociales y políticos. En el jazz boricua lo hemos visto muchas veces, en especial durante los pasados años ante la crisis global que azota la isla. Tú fuiste pionero en esto dentro de tu generación. Luego lo han hecho otros, como Miguel Zenón en el disco Identities are Changeable y con su concepto de la Caravana Cultural. Henry Cole lo hizo en su primer disco mediante la integración del spoken word de corte sociopolítico. Háblanos un poco sobre tu experiencia.
Sánchez: Me alegra mucho saber que otros hermanos músicos están utilizando el arte para tocar temas sociales. Especialmente, Miguel y Henry los dos han sido parte de mi grupo en distintas épocas. Yo lo he estado haciendo antes que ellos porque a principios de los noventa ellos todavía eran muy jóvenes. Pero sí, puedo decir que desde mi primer disco The Departure en el año 1994 he tocado distintos temas sociales. Fui un poco más allá cuando grabé el disco Melaza que dediqué a la diáspora africana en el Caribe y hago referencias al prejuicio racial. Mi disco Travesía es dedicado en parte a la comunidad de Vieques, en ese entonces sometida al abuso de la Marina estadounidense.
Diálogo: Bueno, pues invita a la gente al recital del 10 de julio. ¿Qué es lo que sucede ese día?
Sánchez: Carib, música del alma y no para el cerebro. Este concepto está inspirado en dos islas con fascinantes culturas, y aunque con distintos idiomas e idiosincrasias, son como el agua de un río que recorre el Caribe con distintas formaciones pero con un mismo curso de agua. Dos culturas para siempre unidas con el pulso sonoro y vivo del tambor. El concierto es este domingo, 10 de julio a las 7:00 p.m. en el Teatro Tapia.