Un maestro de la Escuela Vocacional Antonio Fernós Isern en San Lorenzo entró en una catarsis emocional en el salón de clases y fue grabado. El vídeo que muestra a Agustín Pujols profiriendo palabras soeces a los estudiantes fue tema principal en los medios de comunicación del país y se volvió viral en las redes sociales. Sin embargo, esto parecería ser una de las consecuencias de un sistema educativo obsoleto.
Al menos, así lo denunciaron cuatro expertos relacionados a la educación. Tanto las presiones de los maestros en los salones de clases, la falta de materiales, el ambiente de incertidumbre por el que atraviesa el país y el sistema tradicional de enseñanza, parecerían ser posibles detonantes del asunto.
“Es muy difícil precisar por qué una persona puede, en cierto momento, reaccionar como él reaccionó. Y puede ser que, efectivamente, esté cansado, harto, de las presiones que tiene todo maestro en su salón de clases. Pero todos perdemos la paciencia, en algún momento”, aseguró el exsecretario del Departamento de Educación (DE), Rafael Aragunde.
Según Aragunde, explotar de esa manera no es lo ideal. Afirmó que es muy difícil ser maestro y tener a cargo la responsabilidad de enseñar, cuando son tiempos de mucha disolución y de un ambiente de incertidumbre e inestabilidad.
“Yo me imagino que la gente no está a favor de que el maestro se comporte siempre de esa manera. Hay que cogerlo con calma y en vez de condenarle, yo creo que lo propio es comprenderle y eso es lo que la gente realmente ha hecho”, precisó el catedrático de la Universidad Interamericana.
Pero, si los papeles se invirtieran y fuera un estudiante el que desbordara sus emociones de frustración, ¿el apoyo sería igual?
“Si se trata, también, de una expresión de: ‘estoy cansado’, ‘esto es difícil’, ‘ya no aguanto más’, se merecería el estudiante todo el respaldo posible en términos de la comprensión. Yo no estoy diciendo que ahora se deben comportar de esta forma, sino que se entendería por qué el estudiante se siente agobiado como el maestro”, resaltó Aragunde.
No obstante, la crítica del exsecretario recayó en el sistema tradicional de enseñanza que se utiliza en la mayoría de las escuelas públicas de la isla.
“Ver el vídeo y observar cómo está el maestro frente al salón y los estudiantes sentados en sus pupitres de manera casi industrial [no es lo mejor]. Yo creo que estamos listos para insistir en que los salones se tienen que transformar y el ambiente de un salón tiene que transformarse. Es decir, el estudiante deber ser visto como un aprendiz, el maestro debe ser visto como alguien que comparte un saber o unas estrategias y deben ser más colaboradores en un salón de clases”, puntualizó quien también fue rector de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Cayey.
Para el exsecretario, el modelo industrial de enseñanza, donde el maestro imparte órdenes desde la cabeza del aula, es un sistema superado. “Se tiene que transformar el salón. Insistir en que el maestro tiene que buscar la manera de convencer a los estudiantes de que en un salón lo que hay es compañía, aprendizaje”, dijo Aragunde.
“Víctima del sistema”
Por su parte, la presidenta de la Federación de Maestros de Puerto Rico, Mercedes Martínez, denunció que el DE no provee los materiales didácticos para los maestros y estudiantes; que ha establecido un tope de 30 estudiantes por salón que ha generado hacinamiento en las escuelas del país y que esto, a su vez, genera problemas de disciplina; y que el maestro no pueda individualizar la enseñanza.
Martínez no dudó en señalar que “el Departamento de Educación es el responsable de lo que ocurrió”.
“El departamento está sobrecargando abrumadoramente a los maestros de tareas administrativas que hace que pierda su trabajo fundamental que es la docencia como establece la ley orgánica”, aseguró la presidenta.
“Aquí la política pública es ahorrar dinero de la agencia creando condiciones de austeridad en la sala de clases, hacinando a los estudiantes, sobrecargando al maestro de trabajos y agotándolos física y emocionalmente hasta que se drene”, sentenció Martínez quien considera que la situación es lamentable y se ve a un educador agotado, lleno de ansiedad y frustración por las imposiciones de un sistema que no los apoya.
“Este maestro amerita ayuda del Fondo del Seguro del Estado para ver si tiene el síndrome de maestro desgastado [Síndrome de Burnout]”, puntualizó la presidenta en reacción a la determinación del departamento de investigarlo y moverlo de distrito como medida cautelar.
Para Martínez, el vídeo difundido -que es un fragmento de lo sucedido- se proyecta como uno premeditado y grabado con toda alevosía.
“Este maestro, es una víctima del sistema. Entonces, se le penaliza doble: se le falta el respeto en el salón de clases, se le graba sin su consentimiento, se abruma queriendo dar su clase y el departamento lo manda a división legal, lo saca de su salón de clase y lo lleva al distrito en una medida cautelar que no debe ocurrir”, destacó.
Urgen nuevos sistemas de enseñanza
Entretanto, José Encarnación González, rector de la Universidad de Puerto Rico en Humacao y quien se desempeña como profesor del Departamento de Educación, hizo hincapié en que los maestros y maestras son seres humanos y que poseen debilidades y son vulnerables a las fragilidades que toda persona maneja.
“De la misma manera que se levanta la importancia de apoyar a los estudiantes en su proceso de desarrollo, así mismo es justo y necesario dar sostén a través de medios institucionales al mejor balance emocional del maestro o maestra para que maneje con eficiencia y a partir de sus mejores capacidades humanas y profesionales”, expresó el doctorado en Educación.
“Al maestro hay que protegerlo igual que al estudiante porque ambos, en su conjunto, constituyen el sentido fundamental del todo proyecto social y por tanto nacional. Claro está, no se dará eso a cuesta de ignorar quién es el adulto y quién es el niño en un aula. Cada quien tiene que asumir su responsabilidad”, destacó Encarnación.
También, el sociólogo de la educación, José Solís Jordán, concordó que lo ideal sería una reconstrucción del sistema de enseñanza.
“Vivimos una dinámica educativa, que a mí entender como profesor, es arcaica. Ya se gastó esa noción de una educación basada en la época de la revolución industrial. Seguimos con las mismas prácticas pedagógicas, las mismas configuraciones, las mismas preparaciones de educadores. Seguimos con las mismas cuatro paredes, escritorio, pupitre y competencia entre seres humanos”, destacó Solís Jordán.
Para el sociólogo de la educación, esta no es la primera ni será la última vez que ocurra un evento como este, por tal, no deja de ser importante la investigación de lo que realmente está pasando porque los maestros viven bajo mucho estrés.
“Sabemos que cuando llegamos a un momento así, usualmente es porque llevamos arrastrando cosas, tanto el estudiante como el maestro”, dijo el también profesor de la Facultad de Educación de la UPR en Río Piedras.
Sin embargo, recomendó que todas las facultades deberían estar buscando otras maneras de entender lo que es ser educador y para qué se educa.
“Uno de los problemas existenciales de las facultades de educación es que estamos atados al Estado. Tenemos que responder, entonces, a lo que legislan los Estados de lo que debe ser la función y el estatus de la profesión. Estamos respondiendo a los requisitos que tal vez no sean los mejores. Nos obliga a ser una reacción conservadora y no una creación liberadora”, sentenció Solís Jordán.
Además, hizo un llamado a que ambas partes afectadas se sentaran a conversar lo sucedido, “tal vez en un diálogo humano, de corazón a corazón y juntos buscar las resoluciones”.