Cada vez están más concurridos los parques, jardines botánicos y paseos marítimos donde la diversidad cultural, la charla, el juego y la distracción es una de las mejores opciones para salir de la rutina clásica y desconectarse un poco del espacio tecnológico que nos rodea. Sirve además para dejar a un lado muchos de los conflictos que padecemos en la esfera laboral, en el hogar, o en nuestra rutina del círculo que repetimos casi todos los días: del hogar al trabajo y del trabajo a los compromisos o necesidades. Y así nos desenvolvemos diariamente la mayoría de las personas que habitamos en las sociedades modernas; sin salir de un entorno geográfico amplio, desarrollamos nuestros quehaceres cotidianos.
Por otra parte, hay que decir que este nuevo modelo de vida, mucho más sedentario, está causando graves problemas de salud, sobre todo cuando se hace referencia a la adicción de las tecnologías, donde la sociedad suele estar más tiempo conectada a sus dispositivos electrónicos. Es decir, no somos capaces de desconectarnos y sentir el lejano silencio de nuestra anatomía mientras respiramos haciendo ejercicio. Esto es algo tan necesario que poco a poco hemos ido perdiendo la placentera esencia de la actividad física hasta tal punto, por ejemplo, que somos capaces de medicarnos para aliviar un dolor de espalda, que hacer preferentemente ejercicio físico o acudir a un fisioterapeuta para que a través de un masaje nos subsane el dolor.
Precisamente, la medicación en las sociedades modernas también responde a otra forma de comportarse del ser humano, donde los avatares sociales, la rapidez con la que sucede todo y la falta de tiempo para dedicárnoslo a nosotros mismos merecidamente hace que se recurra al abuso de consumo de sustancias químicas por su inmediatez a la hora de actuar frente al dolor. Este pensamiento debería empezar a cambiar: con dedicarnos tan solo 30 minutos para correr o caminar, o hacer ejercicio y mover brazos, piernas, tronco y cuello, o ir al gimnasio y desconectar psicológicamente de las tecnologías, lo que se busca es una estimulación física para ejercitar nuestro cuerpo y cambiar de rutina.
Además de la mejora que encontramos con el ejercicio físico, el deporte se sitúa como una de las mejores alternativas para la reinserción de personas que han padecido o sufren problemas psico-sociales, por ejemplo, las personas que tienen dificultades para interactuar, de conocer a gente, de abandonar hábitos de adicción como drogas, y conductas hiperactivas. Está demostrado que el deporte relaja y segrega endorfinas, lo que hace que quienes practican deporte continuamente encuentren en su estado de salud, las propiedades biológicas para que se sientan mucho mejor, tanto en condiciones saludables, sociales y por supuesto, mucho más asertivo con uno mismo; lo que supondría que se desaten además unas destrezas comunicativas con más creatividad.
Se puede decir que el deporte lo es todo, tanto físico, como psíquico y social. Por ejemplo, en la parte social, las personas que practican deporte suelen ser más sociables y esa sociabilidad que se comparte se hace desde una perspectiva más saludable que si se hiciera en otros ámbitos. Además, la parte social es muy importante para nuestro estado psíquico, ya que la sociedad nos importa y estamos continuamente pensando en lo que la sociedad piensa de nosotros. De esta forma, conocer a un grupo amplio de personas que comparten hábitos saludables como nosotros, nos ayuda a sentirnos más seguros y a crear lazos afectivos.
Desde una perspectiva antropológica, es plausible afirmar que el ser humano tiene una complexión física adaptada para moverse y estar capacitado para caminar largas distancias a lo largo de su vida, hasta tal punto, que le podría dar una vuelta al mundo de norte a sur y de este a oeste. Y por supuesto, unas condiciones físicas saludables nos posibilitan curiosear lo más profundo de la capa terrestre, explorar sus mares, y ya puestos, llegar hasta el universo y más allá. Pero esto último formaría parte de una nueva consciencia intelectual.
El autor es un antropólogo español que colabora en diversas publicaciones digitales. Fue estudiante de la Universidad de Puerto Rico en Cayey.