El ingreso promedio de los puertorriqueños que se han mudado a la Florida en el último año no sobrepasa los $13,000 anuales, el 40% de los migrantes vive bajo el nivel de pobreza y la tasa de desempleo fluctúa el 28%. Estos fueron algunos de los hallazgos presentados por el profesor Héctor Cordero-Guzmán la semana pasada en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
Según expone el informe Opportunity in the sunshine state: characteristics of recent movers from Puerto Rico to Florida, actualmente hay poco más de un millón de puertorriqueños en el estado de la Florida, de los cuales un 12% cuenta con al menos un grado universitario y otro 23% vive bajo el nivel de pobreza.
Ante ese panorama, Cordero-Guzmán discutió las características de los migrantes recientes, las incidencias de los cambios demográficos en Puerto Rico y las implicaciones en los procesos migratorios hacia la Florida. Asimismo, desarrolló un análisis general sobre los puertorriqueños radicados en el estado sureño.
“La fuerza expulsora de Puerto Rico está clara para todo el que ha estado observando el patrón de la economía en los últimos años […] el colapso del mercado de trabajo en Puerto Rico es un factor expulsor de la migración, que en la medida que las políticas públicas que se desarrollen reduzcan el problema, puede que la migración también se reduzca […] que pase lo que pasó en la década de 1970, que hubo una migración de retorno bien grande”, sostuvo el experto.
El docente de la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales del Baruch College en Nueva York detalló que el asunto de la desigualdad económica en la isla es otro factor expulsor para muchos puertorriqueños.
“Con una economía en crisis y lo que hay se lo están comiendo un grupo bien pequeño de la población, pues eso me parece a mí un factor expulsor importante y que hay que considerar. El otro factor expulsor yo lo podría definir como las políticas públicas que se están promoviendo para bregar con la crisis económica”, dijo Cordero-Guzmán.
En términos de empleo e ingresos, el primer año aparenta ser muy difícil para los boricuas que llegan a la Florida en busca de una mejor calidad de vida. El doctor señaló que, a diferencia de los boricuas establecidos, los que llegan tienen que depender mucho más de sus ahorros durante ese primer periodo de transición.
Sin embargo, el profesor reconoció que esa realidad no tiene que ver con la preparación académica de ambos grupos, pues, según el informe ambos porcentajes referentes a ese elemento son bastante similares (migrantes recientes 17% y puertorriqueños establecidos 12%).
“[En ese primer año] la situación económica es complicada [para los que llegan], porque están viviendo de sus ahorros y los están gastando. El punto es que los puertorriqueños que ya están establecidos en la Florida cuentan con un mejor ingreso que los que están llegando de la isla, aunque sabemos que no es una diferencia de educación. Hay otros factores que dificultan el acceso al trabajo y obtener ingresos durante ese primer año”, aseguró.
Cordero-Guzmán manifestó que el 10% de los puertorriqueños establecidos en la Florida está en extrema pobreza. De igual modo, destacó que menos del 23% de esos boricuas establecidos gana menos de $12,000 anuales.
También, el académico resaltó que el 50% de los migrantes recientes están en la clase media y el 25% en extrema pobreza.
Por otra parte, el educador especificó que los datos contenidos en el informe fueron recopilados por un proceso de autoidentificación, en la que se preguntó a los participantes su origen. No obstante, aclaró que los encuestados pudieron haber nacido en la isla, como también ser puertorriqueños por descendencia.
Cordero-Guzmán declaró que toda vez que continúen los factores de expulsión y las marcadas diferencias económicas, toda política pública que pretenda apretarle el cinturón a la clase trabajadora en Puerto Rico puede acelerar el éxodo migratorio.
“La migración siempre conlleva una pérdida de inversión en el capital humano que, en este momento tan critico, al país le hace una gran falta”, puntualizó.