En el año 2001, millones alrededor del mundo conocieron –y se identificaron– con la encantadora Bridget Jones, encarnada por la actriz estadounidense Renée Zellweger, en el adaptación del best-seller Bridget Jones’s Diary. La escena más icónica del filme es quizás cuando Bridget conoce, mediante imprudencias de su madre, a Mark Darcy (interpretado por el actor inglés Colin Firth), un guapo y adinerado abogado de derechos humanos. El encuentro, que raya en la vergüenza ajena, deja a Bridget, y al espectador, perplejo e irritado.
¿Cuán perfecto podría ser ese hombre taciturno, de destrezas sociales cuestionables, pero que reúne todas las cualidades de un verdadero objeto del deseo? Pero como es de esperarse de los marcadores del género de la comedia romántica, el final es uno feliz; Bridget termina con Darcy cuando éste demuestra su gentileza y bondad al salvar a la madre de Bridget de un gran apuro.
Y no es casualidad que el personaje de Mark sea un Darcy; Bridget Jones’s Diary forma parte de una extensa tradición de textos literarios y fílmicos que son adaptaciones u obras derivadas de la gran novela de la británica Jane Austen, Pride and Prejudice, paradigma del género del drama romántico, que narra la historia de desamor-amor entre sus personajes principales, la joven de clase inferior Elizabeth Bennet y el rico y poderoso Fitzwilliam Darcy.
Este año, Pride and Prejudice cumple doscientos años de publicación, demostrando ser una de los obras literarias más importantes de la historia, trascendiendo el paso de las décadas y posicionándose, hoy día, como uno de los libros más vendidos. Con un estimado de 110 mil copias vendidas al año, con un total aproximado de 20 millones de copias vendidas alrededor del mundo (Nielsen ScanBook, 2008), un número con una tendencia que parece ser irá en crescendo.
Podría ser acertado argumentar que Austen nunca imaginó la huella que su obra impregnaría en la cultura popular: los derechos de Pride and Prejudice fueron vendidos en el año 1813 por 174 dólares. Doscientos años después, con millones de copias textuales vendidas, cientos de descargas gratuitas en ebooks y catorce adaptaciones audiovisuales significativas, es inconmensurable el alcance que ha tenido la historia de amor de Elizabeth y Mr. Darcy.
Del texto a la pantalla: el idilio audiovisual con Jane Austen
Para el año 1940, la casa productora estadounidense Metro-Goldwyn-Mayer realizó la primera gran gesta de Hollywood en adaptar Pride and Prejudice a la pantalla grande. Para esto, Hollywood reclutó a un poderoso binomio, el director Robert Z. Leonard, autor de The Great Ziegfeld (1936) y el guionista y escritor Aldous Huxley, autor de la prominente novela distópica Brave New World (1932).
En la promoción del filme, se transmutó la naturaleza dramática del texto original hacia la tradición imperante del cine de la época, el screwball comedy, instando que: “¡Solteros, tengan cuidado!; ¡cinco hermosas bellezas se encuentran en una persecución alocada de hombres!”. La película, filmada en blanco y negro, es una puesta en escena fiel a los estándares hollywoodenses de la época: grandes sets de filmación, vestuarios elaborados y actuaciones exageradas, costumbre del periodo.
En esta versión de Leonard, que cuenta con una clasificación de 7.4 estrellas en Internet Movie Database (IMDB) y 100% fresh en Rotten Tomatoes, Mr. Darcy es encarnado por el actor británico Laurence Olivier, quien fuera después conocido por su participación en Spartacus (1960), del director estadounidense Stanley Kubrick, y por su rol como director y actor en otra adaptación cinematográfica importante, Hamlet (1948). El papel de Elizabeth Bennet pasó a la manos de la hermosa actriz británica Greer Garson.
La adaptación de Leonard abrió la posibilidad a que audiencias modernas conocerían la obra de Austen, pero no fue hasta el 1995, cuando el actor británico Colin Firth personificó a Mr. Darcy y la actriz estadounidense Jennifer Ehle a Elizabeth, que se afianzó a un nivel popular el romance de Pride and Prejudice. La versión, que cuenta con una calificación de 9.1 estrellas en IMDB, fue una mini serie televisada para la BBC.
Esta adaptación es, sin lugar a dudas, la más fiel al texto original; con una duración de seis horas, la BBC pudo difundir a una gran masa heterogénea moderna la obra de Austen. Como colateral, la carrera de Firth despegó, articulando al actor en el imaginario colectivo como el “hombre perfecto”. A raíz de esto, seis años después, Firth retomó su papel como Mr. Darcy en Bridget Jones’s Diary, esta vez como Mark Darcy, una movida que fue un doble guiño: uno en referencia a su papel anterior como Darcy para la BBC, y otro porque en el texto original, la autora Helen Fielding describe a Firth como “el hombre perfecto”.
De vuelta a la pantalla grande
Sesenta y cinco años después de la gesta de Leonard, el director británico Joe Wright hizo de Pride and Prejudice (2005) su primer largometraje, una adaptación que cuenta con una calificación de 7.7 estrellas en IMDB y 85% fresh de los críticos en Rotten Tomatoes.
La adaptación de Wright es quizás la más atrevida de todas: el director se dio a la tarea, con mucho éxito, de erotizar con sutileza la relación entre Mr. Darcy y Elizabeth mediante sus encuentros fortuitos. En el aspecto cinematográfico, Wright tomó muchas libertades estilísticas, hilando la narrativa de Austen a una cinematografía impecable, ejecutada por Roman Osin, integrando la naturaleza libre de Elizabeth y la formalidad de Mr. Darcy mediante el artificio cinematográfico en las locaciones. La escena más icónica de la película, podríamos argumentar, es el momento en que Mr. Darcy y Elizabeth aceptan su amor al alba, en medio de un valle, en la hora mágica del cine, escena que terminó siendo el afiche del filme.
Si bien las adaptaciones mencionadas anteriormente son las más conocidas, hay decenas de otras producciones cinematográficas, televisivas, teatrales y hasta textuales que halan de la tradición de Austen para enmarcar sus narrativas particulares.
Este quizás sea el ejemplo de una de las series televisivas más influyentes de la cultura popular contemporánea, Sex and the City. Así como Austen nunca nos revela claramente cuál es el nombre de pila de Mr. Darcy (luego descubrimos que es Fitzwilliam), la serie televisiva de HBO oculta el nombre real del antihéroe y contraparte romántico de su protagonista Carrie Bradshaw, ya que sólo al epílogo de la serie descubrimos que Mr. Big realmente se llama John. Al igual que con Mr. Darcy, este recurso abona al enigma del personaje, recurso del que dos siglos después se apropiaría la escritora Candace Bushnell.
El repensar el romance clásico a través de otro médium ha sido la obsesión de las casas productoras de cine y televisión por muchos años, por lo que los textos de Austen han probado ser una valiosa fuente de material a adaptarse, como ha sido el caso de otras de sus obras como Sense and Sensibility, Emma, Persuasion, Mansfield Park y Northanger Abbey.
Y esta tendencia parece lejos de menguar. Somos muchos los que esperamos a Pride and Prejudice and Zombies, otra obra derivada del texto de Austen, que se rumora será producida y protagonizada por Natalie Portman. Mientras tanto, podemos disfrutar las diferentes adaptaciones de la historia de amor universal, el romance de Elizabeth Bennet y Mr. Darcy.