Eran casi las 8:00 p.m. de la noche. De prisa, pasaban por mi lado personas que, al igual que yo, se dirigían hacia esa joya arquitectónica que es el Teatro de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
-Buenas noches- dijo la ujier, que aguardaba en la puerta.
-Buenas noches- contesté, y me dirigí hacia el interior del santuario artístico.
“La función va a comenzar”, fue lo que alcancé a escuchar al entrar a la sala. Inmediatamente, observé el lugar en busca de un asiento. Por suerte, en la primera fila quedaba una butaca vacía. Me senté y comenzó el concierto “La Magia del Órgano Tubular”.
El organista Andrés Mojica hizo su aparición en el escenario, al tiempo que estallaron un centenar de aplausos. Me sorprendí. Aquel público sabía muy bien a quién tenía en frente. Luego de un breve mensaje de bienvenida, Mojica se sentó al órgano.
Seguido, interpretó Toccata, Villancico y Fuga de Alberto Ginastera. Sí, ese mismo, el compositor argentino considerado como uno de los más importantes del siglo XX en América Latina. El virtuosismo de Mojica quedó en evidencia con la polifonía, la intensidad y el sentimiento que evocaban sus manos y pies al tocar las teclas, pedales y pistones del instrumento.
El órgano del Teatro de la UPR es uno modelo Casavant Freres Opus 3873. Cuenta con tres teclados y 2,391 tubos. Lo que significa que es capaz de producir 2,391 sonidos distintos. El instrumento de viento es único en su clase y fue diseñado especialmente para el Teatro. Durante más de 24 meses Casavant Freres, la casa de órganos más antigua de América, trabajó en su diseño, su construcción e instalación, que finalizó en el 2009.
La magia del órgano es sorprendente. No puedo contar las veces en las que se me erizó la piel mientras escuchaba las melodías. Estoy segura de que eso no me pasó solo a mi. Al voltear mi cabeza podía ver cómo las personas se mantenían atentas, miraban de un lado a otro como si intentaran atrapar los sonidos y cerraban sus ojos para perderse en ellos.
Luego, Mojica interpretó Salamanca, una pieza del compositor suizo Guy Bovet. Salamanca es una obra bailable muy conocida en España. La majestuosa interpretación nos transportó a la región española donde nació la melodía en una improvisación de Bovet mientras tocaba el órgano en una catedral.
En un concierto de órgano, según Mojica, no deben faltar las composiciones de Bach. Por eso tocó Sonata en Trio #5, del compositor, organista, clavecinista, violinista, violista, maestro de capilla y cantor alemán del periodo barroco, Johann Sebastián Bach.
Luego de un fuerte aplauso, Mojica interpretó Asturias del célebre compositor Isaac Albeniz. Esta pieza se escribió originalmente para piano y luego para guitarra. El arreglo para órgano es una adaptación de Mojica, quien, con el propósito de preservar el instrumento, ha hecho varios arreglos de obras españolas y puertorriqueñas.
“La próxima pieza la van a conocer porque la escuchan todas las noches”, afirmó. Posteriormente, tocó la danza El Coquí, del compositor y músico puertorriqueño José Quintón. La voz del coquí, divino cantor de la noche, se apoderó del teatro. La perfección de los sonidos no me permitía distinguir las notas que viajaban intencionalmente de la verdadera canción que armoniza nuestras noches.
Mojica ha sido músico toda la vida. Desde muy niño aprendió gracias a su padre, que era técnico de órganos, a tocar el instrumento. Sus manos y pies se movían muy coordinadamente con una destreza inigualable. “Mi esposa me dice pulpo”, confesó en una intervención con el público. Luego, finalizó su presentación con las Variaciones de Concierto del compositor francés Joseph Bonnet.
Luego de deleitarme con la perfección de sus melodías, concluí que la Real Academia Española se equivoca al definir la palabra magia como el “arte o la ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de seres imaginables, resultados contrarios a las leyes naturales”. Magia son todas las venas ocultas, que escondidas entre el elegante diseño, le dan vida, voz y color al Teatro de la Universidad de la (UPR).