La música bien puede entretener, despejar los pensamientos y servir de complemento en actividades sociales. No obstante, ese rol sumiso no provoca el pensamiento ni el cambio, mucho menos incomoda a quien la escucha.
Lo cierto es que la música también puede utilizarse para provocar o destacar situaciones que sí son la causa de disconformidad de algunos y que otros simplemente ignoran. También —para bien o para mal— sirve para perpetuar el “status quo”.
Con esto en mente, el panel Diálogos y tensiones en el mapa musical urbano —enmarcado en el Congreso Nacional de Comunicación— pretendía abordar el tema de la música y cómo se insertaba en la sociedad actual.
En el caso de la ponencia Welmo Romero & Kendrick Lamar: La doble-conciencia del hip hop contemporáneo, la doctora Bárbara I. Abadía-Rexach y Natalia N. Merced discutieron cómo las líricas de ambos exponentes musicales aluden a la lucha contra el discrimen racial y la violencia que toma forma en las palabras.
“En una entrevista que le hice a Welmo, me habló sobre cómo la música puertorriqueña acarrea la desigualdad racial y perpetúa los mitos sobre la sexualidad del hombre y la mujer afrodescendiente. Según el artista, los negros son representados en la música de dos formas: como buenos músicos y de forma degradante por sus características físicas”, describió Abadía-Rexach.
La doctora Abadía-Rexach destacó las canciones “Raza” y “Ancestra” de este cantautor boricua de hip hop.
“En Raza, Welmo denuncia el discrimen al enumerar las instancias en que se construye el imaginario de lo negro. Ese discurso opresor, de cómo el otro ve a los negros en Puerto Rico y cómo operan en la doble conciencia, con la que Romero pareciera librar una batalla”, añadió Abadía-Rexach.
La doble conciencia, utilizada por las ponentes como marco teórico, fue ideada por W. E. B. Du Bois en su libro The Souls of Black Folk. Se refiere al momento en que las personas, especialmente el oprimido, internaliza la opresión.
“It is a peculiar sensation, this double-consciousness, this sense of always looking at one-self through the eyes of others, of measuring one’s soul by the tape of a world that looks on in amused contempt and pity”
-W. E. B. Du Bois
Igualmente, esa canción de Welmo Romero también aborda la práctica del “blackface”—personas blancas pintándose la cara de negro— como motivo de broma en Puerto Rico.
“Por otro lado, no me explico ni me identifico / con tantos negros y negras el porqué de Diplo / Mi vida no es libreto de una escena ‘e broma / mi sangre no es deleite de Coliseo de Roma”, reza la canción.
Asimismo, en “Ancestra” el cantautor utiliza la música como arma para “retar la normalización de los discursos que homogenizan la historia de la esclavización en el Caribe”, según la doctora.
La segunda parte de la ponencia abordó el caso del rapero estadounidense Kendrick Lamar, cuya música y “spoken word” permiten explicar cómo opera la doble-conciencia estadounidense.
En “The Blacker The Berry”—canción de Lamar—, según Merced, se percibe la ira del cantautor.
“En la letra, trata de hacer una conexión entre la marginación, la discriminación y sus vínculos con la alta incidencia criminal que ubica a la comunidad negra como protagonista. Lo que llaman ‘black on black crime’ y el abuso policíaco”, describió.
Entre estos versos yace la doble conciencia en su máxima expresión, aunque también persiste la crítica.
“I mean, it’s evident that I’m irrelevant to society / That’s what you’re telling me, penitentiary would only hire me”, afirma la canción.
Según un artículo del The New York Times citado por la ponente, “un joven negro sin escolaridad tiene más probabilidades de ingresar a la cárcel que de conseguir un trabajo. Este hecho da cuenta de la racialización del sistema judicial estadounidense”, declaró Merced.
En el caso de la canción “i”, “Lamar habla sobre el amor propio y celebra la negritud. Por un lado, pareciera ignorar los discursos racistas mientras que por el otro, puede ser una herramienta de contestación y resistencia”, indicó Merced.
También, según la ponente, a través de su lírica el cantautor busca resignificar palabras comúnmente utilizadas para denigrar a las personas negras, como “mono” y “nigger”, además de desmitificar la hipersexualización de los hombres negros por el simple hecho de ser negros.
“Well, this is my explanation straight from Ethiopia / N-E-G-U-S definition: royalty; King royalty – wait listen / N-E-G-U-S description: Black emperor, King, ruler, now let me finish / The history books overlook the word and hide it / America tried to make it to a house divided / The homies don’t recognize we been using it wrong / So I’ma break it down and put my game in a song / N-E-G-U-S, say it with me / Or say no more”
Anuel AA y su música de lo privado
En el mismo panel, un grupo de estudiantes presentó Análisis discursivo de las canciones de reguetón de Anuel AA y la influencia en los jóvenes de 18 a 25 años de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
“Las canciones de reguetón han sido controvertibles por el mensaje que transmiten. Por tanto, en el análisis discursivo de Anuel AA es necesario saber por qué estudiantes lo escuchan sin reconocer que tiene mensajes violentos, sexistas y vulgares”, expresó Kenneth Matos, quien investigó el tema junto a Sheika M. Gómez Hernández, Michelys N. Gelpí González, Laura S. Hernández González e Ileana Laguna Navarro.
El trabajo presentado surgió a partir de una encuesta virtual (en la que se cuestionaba la frecuencia con la que escuchaban la música y la influencia de esta, entre otros) dirigida a 200 universitarios entre las edades mencionadas. Además recurrieron al análisis de discurso para examinar la lírica de las canciones del exponente urbano.
Entre los resultados, divulgados por Gómez Hernández, encontraron que el 59% de los encuestados fueron mujeres y el 41%, hombres, por lo que dividieron las preguntas por género.
“A pesar de que todos los [hombres] encuestados estaban conscientes de que la música era violenta y utilizaba un lenguaje vulgar, eso no representaba un impedimento para que la dejaran de escuchar”, explicó Hernández González.
La mayoría de los encuestados también coincidieron en que este tipo de música explota la figura de la mujer como un objeto sexual y que no sería correcto referirse de esa manera hacia una fémina fuera del contexto de esa canción, es decir, en una fiesta, en la calle o en sus hogares.
En esa línea, las mujeres encuestadas respondieron que “se divierten con este tipo de música, se ríen de ella y las cantan, pero si un hombre les dice lo mismo que Anuel AA mientras van caminando por la calle, le darían una bofetada”, añadió Gómez Hernández.
Ante estos resultados, el grupo cuestionó si puede ser considerado como hipocresía el escuchar estas canciones a pesar de no aceptar ideológicamente la lírica y sus propuestas. No obstante, algunas contestaciones plantearon que evitar escucharlas era una tarea difícil, puesto que son canciones que acostumbran tocar en los lugares que frecuentan o en la radio.
“En un principio, la música de Anuel AA no sonaba en la radio del país precisamente por sus mensajes. Ahora ya se escucha. Cuando se hace una moda es porque se normaliza”, señaló la estudiante.
Entre todo, la hipótesis del grupo fue comprobada: “a pesar de que la música de Anuel AA es violenta y utiliza lenguaje vulgar, la mayoría de los jóvenes que la escuchan aseguran que no tiene ninguna influencia negativa en ellos”.
El panel tuvo lugar en el Centro de Estudiantes de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.