La Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) anunció su interés de crear el primer Centro de Salud Ambiental Infantil en Puerto Rico.
Según Judith A. Enck, administradora regional de la EPA, la iniciativa surgió debido a la preocupación por los problemas de salud que puedan ocasionar la contaminación en el agua, la tierra y el aire en los niños.
“Puerto Rico se enfrenta a diversos problemas ambientales y sus efectos en la niñez necesitan ser mejor entendidos y encausados, y tomar acción apropiada", manifestó Enck.
Para estos fines, la Agencia otorgará $100 mil dólares para evaluar la necesidad de crear el centro el cual será una alianza entre la EPA, el Mount Sinai School of Medicine y el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.
"El otorgamiento de los fondos contribuirá a que los profesionales de la salud den un vistazo, más de cerca, a los problemas ambientales de la Isla y las necesidades de servicios que puedan ser atendidas por un centro de salud ambiental en Puerto Rico", acotó.
De otro lado, el Director del Departamento de Medicina Preventiva de Mount Sinai School of Medicine, Phillip J. Landrigan, expresó que "la creación de un centro de excelencia de salud ambiental infantil en la Isla va a proporcionar un lugar para el descubrimiento científico de enfermedades".
Landrigan dijo que el centro servirá para la formación de médicos, enfermeras y público en general. Éste agregó que será una base para la prevención de enfermedades relacionadas con el ambiente en los niños.
Asimismo, la doctora Tina Forrester, directora interina de la División de Investigación de Salud de la Comunidad de la Agencia para Sustancias Tóxicas y Registro de Enfermedades, enunció que hay muchos asuntos de salud ambiental que requieren atención en Puerto Rico y sus efectos son especialmente importantes en los niños.
"La Isla tiene la mayor tasa de asma en la nación americana. Además, confronta serios problemas con la calidad del agua potable y aguas residuales, y el plomo, asbesto y los pesticidas representan riesgos especiales para los niños. Estos respiran más aire, toman más agua e ingieren más alimentos que los adultos por peso corporal. Esta alta tasa de ingesta incrementa su exposición a agentes patógenos y contaminantes, y hace que los niños sean más vulnerables a las toxinas ambientales. Además, los sistemas que constituyen el cuerpo de los niños aún están en desarrollo, lo que a menudo pone en peligro su capacidad para manejar sustancias tóxicas", sostuvo.
Los doctores concluyeron que la mayoría de los profesionales de la salud no están capacitados para tratar condiciones relacionadas con el medioambiente, especialmente en niños. Éstos concuerdan en que a menudo este tipo de información es mejor manejada por profesionales de la salud adiestrados.
"En un centro de salud ambiental infantil se abordarían muchas de estas necesidades de atención médica", puntualizaron.