Oxfam en su informe denominado “Climate Wrongs and Human Rights", (Los derechos humanos y errores sobre el clima), establece que las naciones más ricas del mundo han causado la mayor parte del problema debido al uso de combustibles fósiles para la generación de energía y para mover el transporte, mientras que los pueblos más pobres del mundo son quienes más sufren sus efectos. El informe concluye estableciendo que "El cambio climático fue visto primero como un problema científico, luego como uno económico y ahora se ha convertido en un tema de justicia internacional".
¿Es el cambio climático un problema ambiental? También de derechos humanos, legal y económico
Pareciera que cada vez más las sociedades descubren que el cambio climático está lejos de ser un problema meramente de emisiones de gases con efecto invernadero y factores del clima. Su nexo social, económico y legal crece cuando comenzamos a analizar y medir sus efectos sobre propiedades, cosechas, derechos humanos y vidas.
No siempre el lugar donde se generan las emisiones es el mismo donde se materializan sus efectos, aunque al final siempre, como dice el dicho coloquial, la tierra te devuelve lo que tú le das. Paralelamente a este hecho, a medida que el cambio climático se va haciendo más evidente y aumentando sus efectos en orden de magnitud, se va introduciendo al sistema hombre-naturaleza más incertidumbre lo cual hace más compleja la gestión socio ambiental de los distintos niveles de gobierno y se crea más pobreza, inequidad y deterioro.
Convenios legales por las escaleras, impactos por el ascensor
El desenvolvimiento de los distintos representantes de los países en las cumbres internacionales y reuniones de trabajo para alcanzar los acuerdos necesarios que normen la actuación preventiva de cada país, sigue siendo lento ante la realidad de los impactos cada vez más pronunciados y frecuentes del cambio climático. No se han llegado a acuerdos vinculantes sobre quién genera qué cantidad de gases y en cuánto está obligado a reducirlas. Habría que evaluar inclusive si pasado el tiempo desde 1997, cuando la mayoría de los países industrializados se comprometió en Kyoto a reducir en por lo menos un 5% hasta 2012 la cantidad cuantificada en 1990, es todavía éste un porcentaje-meta pertinente.
Esta realidad cada vez más contundente y con eventos más drásticos a lo largo del tiempo nos la recogen los medios de comunicación día a día cuando reportan que el 70% de las catástrofes en el área de Latinoamérica y el Caribe, nuestro entorno geográfico inmediato, responden a los efectos del cambio climático; que en 2009 las inundaciones copiosas constituyeron 33% de las catástrofes ocurridas y que en 2010 se midieron los mayores registros de agua de lluvia caída en décadas. Se suceden expresiones climáticas cada vez más extremas, cada vez más frecuentes, fuera de los patrones regulares históricos en mayor número de países del mundo.
Economía y cambio climático
Dar un golpe de timón y cambiar de rumbo para reformular el desarrollo en términos de desarrollo sostenible minimizando los impactos negativos socio ambientales ciertamente significa un costo no sólo traducido en miles de millones de euros, dólares o cualquier moneda existente, significa también una inversión sustantiva en términos de reformulación de procesos y cambios conductuales hacia la adaptación, mitigación y prevención de la generación de gases invernadero y efectos del cambio climático. Es pertinente entonces preguntarse ¿Cuánto significaría en términos económicos no hacer nada, quedarnos en esta “zona de confort” para algunos? ¿Son todos los impactos medibles financieramente?
Cada vez es más común leer y encontrar argumentos que van equilibrando la importancia de los distintos ámbitos que impacta el cambio climático como también cada vez es más común encontrar que las miradas van dejando de focalizarse en el ámbito económico para equilibrase con el ámbito social.
Derechos de todos por igual
¿Son o no son los derechos ambientales en el fondo derechos humanos al acceso a la vida, agua, aire limpio, suelos fértiles, hábitat sano, salud y empleo productivo?
Cabe reflexionar entre muchas otras interrogantes, en la vida real ¿cuánto más podemos esperar por la puesta en blanco y negro de la normativa que regule emisiones? ¿Es correcto que una persona quien vive en un país desarrollado tenga distintos derechos ambientales que otra quien viva en un país en desarrollo? ¿Quién tiene el derecho de negarle el desarrollo y progreso a unos países y con ello a sus habitantes respecto a otros? ¿Habrán cuotas para la implantación de energías limpias? ¿Quién tiene el derecho a impactar con su comportamiento la vida de otros y la accesibilidad a los recursos de la tierra a nuevas generaciones? ¿Son los argumentos éticos y morales más poderosos que los argumentos económicos? Ciertamente el problema trascendió el ámbito meramente climático y hay que dimensionarlo con instrumentos más allá de los sensores remotos, pluviómetros, termógrafos o pérdidas de cosechas y enseres para poder construir la respuesta adecuada.
La Organización no Gubernamental denominada Oxfam conformada por una confederación de 15 organizaciones conjuntamente en red con 3 mil organizaciones locales y presencia en 100 países del mundo, en su informe denominado “Climate Wrongs and Human Rights", (Los derechos humanos y errores sobre el clima), establece que las naciones más ricas del mundo han causado la mayor parte del problema debido al uso de combustibles fósiles para la generación de energía y para mover el transporte, mientras que los pueblos más pobres del mundo son quienes más sufren sus efectos. Cabe destacar que Oxfam es una organización que trabaja para erradicar la injusticia y la pobreza, cree que el respeto a los Derechos Humanos ayudará a salir de la pobreza a aquellos inmersos en ella y que la justicia económica y social son cruciales para alcanzar un desarrollo sostenible. El informe concluye estableciendo que "El cambio climático fue visto primero como un problema científico, luego como uno económico y ahora se ha convertido en un tema de justicia internacional".
Gestión ambiental incluyente
En éste como en otros casos, la gestión ambiental sistémica ha mostrado ser una potente herramienta. Tener una visión holística, universal e incluyente de los problemas ambientales, enmarcada en el tiempo, calificado realísticamente como el implacable, nos acerca a la realidad y nos permite evaluarla en sus momentos con lo cual podemos tener medidas comparativas que nos van narrando como se sucede tanto el fenómeno del cambio climático como nuestro impacto para modularlo.
Según Rojas, R.A. (2011), desde la perspectiva política, institucional y legal estamos hablando, con esta visión, de abordar un enfoque de gobernabilidad que no se reduce a cómo ejercer el poder sino a la manera en que las autoridades y la sociedad civil definen mecanismos para procesar la toma de decisiones a favor del interés común en un marco de legitimidad, confianza y transparencia, a lo cual le agrego, oportunamente, con equidad y fortaleciendo las instituciones. www.ecoportal.net
*La autora Evelyn Pallotta es bióloga, ecóloga y analista ambiental. Actualmente se desempeña como Directora de Ecología y Ambiente del Estado Miranda. Twitter @eapallotta. Lea el artículo original en Ecoportal.net