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El 27 de enero de 1970, el Consejo de Educación Superior autorizó la creación de la Escuela Graduada de Salud Pública (EGSP) del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR); no obstante, tuvo sus orígenes en la Escuela de Medicina Tropical, fundada en el 1923, donde en el 1941 se crearon los primeros cursos graduados en el campo de la salud pública. Desde entonces, la Escuela siempre ha cumplido con la responsabilidad de atender los retos más difíciles de la salud pública en Puerto Rico, aseguró su decano, José F. Cordero. “En la década de 1940, cuando se empiezan a entrenar ingenieros sanitarios, fue una respuesta directa a los restos que teníamos en la salud, los problemas de disentería, de cólera, problemas relacionados con el agua y otros problemas ambientales que eran entonces las causas principales de muerte”, indicó. A través de las décadas, sostuvo Cordero, la Escuela ha continuado transformándose en respuesta a los cambios en los problemas de salud de la sociedad puertorriqueña. Actualmente, esa transformación se materializa en los doctorados en Análisis de Sistemas de Salud y Gerencia y en Determinantes Sociales de la Salud. “Éstas buscan precisamente responder a dos de los retos mayores que tenemos actualmente: cómo hacemos que este sistema de salud, que es uno de los más costosos del mundo, sea uno costo beneficioso y de excelente calidad, y cómo atendemos los problemas de enfermedades crónicas como la diabetes, las condiciones cardiovasculares y el cáncer cuando sus orígenes son problemas de comportamiento”, explicó el Decano. Diversidad de investigaciones La amplitud y variedad de investigaciones que se generan en los cinco departamentos que componen la EGSP —Administración de Servicios de Salud, Bioestadística y Epidemiología, Ciencias Sociales, Desarrollo Humano y Salud Ambiental— están enfocadas en mantener tanto a las personas como al entorno saludables. Ejemplo de ello es la investigación Prevalencia del Síndrome Metabólico, bajo la dirección de la epidemióloga Cynthia M. Pérez. El síndrome metabólico es un conjunto de condiciones que aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular y diabetes tipo 2. Los hallazgos del estudio evidencian que la combinación de una nutrición inadecuada, la inactividad física y la predisposición genética puede propiciar la diabetes tipo 2. “Una de las cosas que vale mucho pero es difícil cuantificar es lo mucho que la comunidad puertorriqueña aprecia lo que la Escuela provee en términos de asistencia técnica”, manifestó Cordero. Tal fue el caso, según Cordero, del trabajo realizado por la doctora Cruz María Nazario en Vieques, cuyos residentes fueron quienes hicieron el acercamiento para que la EGSP les ayudase a determinar cuáles eran los problemas de salud que les aquejaban como comunidad. También son ejemplo el proyecto dirigido a monitorear el cumplimiento ambiental de la Autoridad de Energía Eléctrica con las leyes y reglamentos ambientales federales en sus plantas de San Juan, Palo Seco, Salinas y Guayanilla, dirigido por el doctor José Norat, y el diseño del Jardín Botánico de Caguas, a cargo del doctor José Seguinot. Otras investigaciones relacionadas con el entorno incluyen trabajos dirigidos a determinar el impacto de metales pesados en los pescados consumidos en el área sur de la Isla, y los estudios sobre ruido ambiental, a cargo del doctor Sergio Caporali, que han determinado, explicó Cordero, que en el área entre el centro comercial Plaza Las Américas y la Avenida Jesús T. Piñero el nivel del ruido es más alto que lo que se considera permisible en cualquier industria. Por otro lado, el Decano destacó el papel de la EGSP como pionera en propulsar el concepto de medicalización de la adicción, impulsando cambios en la política pública e integrando la adicción como un problema de salud pública. En términos de logros de alcance internacional, Cordero resaltó el reconocimiento de la EGSP como centro colaborativo en educación en salud y centro colaborativo en parteras y educación en partería por parte de la Organización Panamericana de la Salud. Mientras, actualmente el doctor Michael Clatts encabeza una investigación sobre VIH en Vietnam. “Una de las cosas importantes es entender los determinantes sociales que llevan a personas, especialmente a los adolescentes, a contraer el VIH, y él se está dedicando a entender esos procesos de manera que se puedan desarrollar nuevas estrategias para ayudar a que especialmente gente de poca educación y de bajo nivel socioeconómico puedan beneficiarse de programas de prevención”, señaló Cordero. Asimismo, Cordero enfatizó la importancia del Centro de Preparación en Salud Pública, en colaboración con la Universidad de Emory y dirigido por el doctor Ralph Rivera, que incluye proyectos de preparación en bioterrorismo y planificación manejo de emergencias. “El entrenamiento de personal de salud pública, de manejo de emergencias, en todo lo que tenga que ver con preparación para desastres, ha sido una labor grandiosa porque el nivel de preparación antes de la creación del programa era casi cero. Ahora creo que estamos muchísimo más preparados”, afirmó. Como suele pasar en cada aniversario importante, Cordero sostiene que miran nuevamente a los orígenes de la Escuela. “Una de las transformaciones más importantes es que estamos volviendo a la investigación. Cuando comenzamos el mayor enfoque era la investigación. No queremos perder lo que hemos hecho en servicio sino que queremos establecer un balance entre el servicio y la investigación”, concluyó.