El Edificio Facundo Bueso, con sede en el Recinto de Río Piedras de la UPR, desde hace mucho, es epicentro de numerosas propuestas y experimentos noveles y dignos de admirar. Allí, profesores-investigadores trabajan deslindando la frontera de la ciencia, y, mejor aún, forman a los futuros científicos, jóvenes apasionados por el laboratorio, la innovación y la idea de probar, crear o descubrir, algo.
En esta ocasión, fueron pupilos quienes gestaron un experimento, el cual se probará en una de las instalaciones de la NASA. Los cuatro estudiantes que participaron en la confección de la propuesta, Eduardo Nicolau y Lisandra Arroyo, ambos del programa doctoral de Química; Carlos Poventud, del programa doctoral de Física; y José Fonseca, del programa subgraduado de Química, presentaron un proyecto, mediante convocatoria, denominado El efecto de la micro gravedad en la difusión molecular en materiales nano porosos.
Y no es para menos, ya que estos estudiantes han estado bajo la mentoría del Dr. Carlos Cabrera, director del Centro Avanzado de Materiales a Nanoescala (CANM, por sus siglas en inglés) y vicepresidente Asociado en Tecnología, cuyo propósito es hacer investigación útil para los objetivos que tiene la NASA para sus programas de vuelo y de investigación en otro planeta. Además de eso el Centro adiestra estudiantes, tanto graduados como subgraduados, en el área de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemática.
El profesor Cabrera, ha dirigido este Centro desde su fundación en el 2003, y, actualmente, concentra las investigaciones en cuatro áreas principales. Estas son: Life Support Systems, que se enfoca en mejorar la vida del astronauta, en esta ocasión, con alternativas para purificar aire y agua; Advanced High Energy Materials, que trabaja con nanomateriales de alta energía, en específico, las capacidades y los tamaños de las baterías de litio; Non-Carbon Sensors, se ocupa del desarrollo de sensores que puedan trabajar en condiciones extremas en el espacio; y Carbon Based Sensors and Bio-Sensors, que atiende el asunto de los sensores de gases y biosensores para aplicaciones biomédicas.
Estos jóvenes, mientras estudian, también enriquecen su experiencia académica apoyando al Carlos R. Cabrera, director del Centro Avanzado de Materiales a Nanoescala, en su encomienda para desarrollar estos cuatro proyectos principales, buscando ayudar a facilitar las tareas de los astronautas. Así, la NASA y el Recinto de Río Piedras estrechan los lazos en las labores investigativas.
Así -desde el corazón del Laboratorio del Dr. Cabrera-, Eduardo, Lisandra, Carlos y José realizaron una propuesta para la NASA, cuya idea es generar energía sin el uso de combustible o materiales fósiles, y su fin podría ser un artefacto que, eventualmente, pueda ser confeccionado por la NASA.
Los estudiantes lanzan y aciertan
Este combo estudiantil, lanzó una propuesta a la NASA, cuyos resultados podrán llegar muy lejos. En la propuesta hay dos componentes o experiencias sin comparación: la primera es de interés general, ya que irán a realizar ejercicios y tener experiencias similares o parecidas a las que pasan los astronautas cuando son entrenados en ambientes de “0” gravedad, o micro gravedad, que es el término correcto; la segunda es la oportunidad única de que la NASA haya acogido un experimento propuesto por estudiantes para desarrollarlo.
Este experimento que los estudiantes tienen programado, son pruebas específicas y técnicas, a un nivel bien fundamental; se trata, pues, de entender procesos físicos y químicos que ocurren, y que ellos teorizan que sucederían de manera diferente, en ambientes de micro gravedad.
Básicamente, lo que estos estudiantes buscan es comparar los experimentos que hacen en el laboratorio, con los resultados que se obtendrín en un ambiente de “0” gravedad, o micro gravedad, que es el término correcto.
Para estos futuros investigadores, el tercer objetivo es uno de los más importantes, se trata de utilizar esta experiencia, para compartirla con niños y jóvenes en las escuelas del País.
“Es llevar esta experiencia a escuelas, a otras universidades, para motivar la próxima generación de niños y jóvenes que prosigan carreras en las ciencias, ingeniería y matemática”, indicó Nicolau.
“Nosotros estamos proponiendo ir a escuelas elementales, intermedias y superiores, así como a otras universidades, tanto públicas como privadas, para llevar el mensaje de que no solamente nosotros lo hicimos, sino que es posible que otros estudiantes lo hagan, de otras universidades, o esos niños o jóvenes en el futuro”, añadió.
Este equipo partirá hacia Houston el 16 de junio y hasta el 25 estarán trabajando este proyecto. Sin embargo, algunos de ellos no regresarán tan pronto acabe este proyecto, pues ya tienen proyectado pasar el verano en la NASA, mediante un internado.
Se exhorta a grupos y escuelas a peticionar la visita de estos jóvenes, a sus comunidades de aprendizaje escolar, mediante una comunicación al correo electrónico: nicolaulopez@gmail.com.
¿Cómo lo harán?: la misión
Los estudiantes viajarán a Houston para llegar al Johnson Space Center, en donde abordarán un avión 727-200 de la Boing, para desarrollar su experimento desde la nave.
“El primer objetivo será desafiar la gravedad. Lo segundo, será observar la diferencia en los experimentos, cuando hacemos los experimentos aquí en la tierra, versus cuando se hacen en ambientes de micro gravedad. ¿Por qué?, porque ese ambiente es lo más que se asemeja a un ambiente de “0” gravedad, es como estar en la Luna, en Marte, o cualquier ambiente fuera de la Tierra”, detalló Nicolau.
*Diálogo adelantó algunas de estas investigaciones en el artículo publicado esta semana en dialogo-test.upr.edu y nuestra edición impresa: Brújula del quehacer científico del país