Contrario a lo que señaló el Informe Krueger en 2015, un aumento en el salario mínimo en Puerto Rico no sería perjudicial para la economía local.
Así lo concluyó el estudio “Is There a Minimum Wage Biting in Puerto Rico? Updating the Debate”, publicado recientemente por el Journal of Industrial Relations, y en que participó José Caraballo Cueto, investigador del Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias de la Universidad de Puerto Rico en Cayey.
Dentro de las recomendaciones del informe preparado por la economista Anne O. Krueger, exsubdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional, se propuso que Puerto Rico solicitara una exención para no tener que cumplir con el salario mínimo federal, así como adoptar leyes laborales similares a las de Estados Unidos, como el cálculo para el pago de horas extras y eliminar el bono de Navidad.
No obstante, la publicación en la que participó Caraballo Cueto reveló que el último aumento al salario mínimo que tuvo el país y que elevó el pago por hora a $7.25, “trajo un efecto positivo pero moderado sobre el empleo total”.
En concreto, el estudio sostiene que ese aumento provocó mayor movimiento en el poder adquisitivo de una gran parte de la población en Puerto Rico, lo que redundó en más ventas para muchas empresas. Esto, a su vez, desembocó “en la necesidad de contratar más personal”.
“Para las empresas de salarios altos como las farmacéuticas, el aumento al salario mínimo no tuvo un efecto estadísticamente significativo. Estos hallazgos contradicen el llamado Informe Krueger (el cual fue un estudio por encargo de la administración actual) donde se argumenta que el salario mínimo vigente de Puerto Rico es muy alto”, sostuvo Caraballo Cueto, por medio de un parte de prensa.
De acuerdo con el economista, es contradictorio pensar que un aumento en el salario mínimo va a contraer la economía de Puerto Rico, que reúne aproximadamente 10 años en recesión.
“Se piensa que por ser un salario mínimo federal, es necesariamente alto para Puerto Rico por las diferencias en los niveles de ingresos entre Estados Unidos y Puerto Rico. Sin embargo, ese argumento olvida que Estados Unidos no tiene el salario mínimo que le corresponde: entre los países ricos, Estados Unidos tiene uno de los salarios mínimos más bajos”, precisó el investigador.
Aun así, un informe de 2015 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), reveló que Estados Unidos ocupa el octavo puesto en salarios mínimos de los 27 países con mayor poder económico del planeta.
A pesar de esto, el economista señaló que, al usar estadística avanzada, se observó que el último aumento al salario mínimo no generó desempleo, pues “el movimiento del empleo en Puerto Rico es bien dependiente de los movimientos en la producción de bienes y servicios: a mayor producción, mayor será la creación de empleos y viceversa”.
“El empleo no es creado tanto desde la oferta, desde los costos laborales, sino desde la demanda”, sentenció.
Sin embargo, ha sido tradición que el debate por el aumento al salario mínimo cuente con detractores. Este es el caso de la Asociación de Industriales (AIPR) de Puerto Rico, que constantemente ha manifestado preocupación por el escollo que esto representaría para la industria comercial que lidia con onerosos costos operacionales.
En 2014, cuando el senador Cirilo Tirado, del Partido Popular Democrático, presentó un proyecto que denominó la “Ley de Salario Digno para Puerto Rico” —que proponía un aumento escalonado al salario mínimo estatal de $7.25 la hora a $15 en diez años— la AIPR tronó en contra de la medida al sostener que la pieza solo “pondría en riesgo la estabilidad y permanencia de las empresas por ende, su capacidad de creación y retención de empleo”.
En ese momento, la entonces presidenta de la AIPR, Waleska Rivera, señaló que “en Puerto Rico cualquier aumento en salario mínimo tiene que considerar también el impacto de ese aumento en los beneficios marginales”.
“La partida de beneficios marginales en la isla representa entre un 11.55% a un 25% adicional para los patronos de Puerto Rico. Solo los beneficios mandatorios, que son la aportación al Seguro Social y al Fondo del Seguro del Estado, representan un 11.55% sobre el salario por hora. Si añadimos los beneficios discrecionales que son plan médico, bonos y vacaciones, beneficios legislados, llega entonces a un 25% de aumento. El salario mínimo actual en realidad le representa al patrono entre $8.09 y $9.06. O sea, que el impacto del aumento propuesto real sería en vez de $15.00 como indica el proyecto, sería entre $16.73 a $18.75 por hora”, fueron las expresiones de Rivera recogidas el 25 de septiembre de 2014 por el diario digital Sin Comillas.
No obstante, el estudio en el que participó Caraballo Cueto menciona que existe un consenso en la literatura que el subir el salario mínimo tendría un efecto positivo porque bajaría la brecha económica entre clases sociales. Además, señala que en el 1969 Puerto Rico obtuvo la tasa de desempleo más baja en su historia moderna y en ese año el salario mínimo era proporcionalmente mayor al actual. De hecho, en 1969 el salario mínimo era legislado estatalmente, ya que el salario mínimo federal se adoptó en 1977. Sin embargo, dos años después de esa postura, se suma un nuevo jugador a la ecuación. Se trata de la cláusula incluida en el proyecto PROMESA que estableció una Junta de Control Fiscal en Puerto Rico y que da poderes al gobernador del país a reducir el salario de los jóvenes puertorriqueños que tengan 25 años o menos a $4.25 la hora en lugar de los $7.25 del mínimo federal que reciben ahora.
Por la misma línea, el economista indicó que a la reflexión respecto al salario mínimo en Puerto Rico se suma al debate que se sigue en Estados Unidos respecto a si se aumenta el salario mínimo a $15 la hora. Actualmente, estados y ciudades, Nueva York, Seattle y Washington, han aprobado salarios mínimos de este nivel. Debido a la condición del estatus de Puerto Rico, esa legislación federal tendría consecuencias en las leyes laborales de la isla.
“Por un lado, algunos grupos pro trabajadores en Puerto Rico aseguran que los $15 por hora son adecuados y por otro lado unos grupos conservadores consideran que se debe bajar el salario mínimo actual. Sin embargo, ninguno de esas dos propuestas aparentan encontrar apoyo en los datos: cuando actualizo el último aumento del salario mínimo al 2015 encuentro que el salario mínimo en Puerto Rico debería ser $8.61 por hora. Es importante perseguir ese salario mínimo óptimo para mejorar la desigualdad económica que hay en Puerto Rico, la cual está entre las peores del mundo”, aseguró el también doctor en economía.
Empero, en un escrito de 2014, el abogado en asuntos laborales, arbitraje, negociación colectiva, Robert Alex Fleming, en que también analizó el proyecto presentado por el senador Tirado, sostuvo que cuando se habla de aumentos al salario mínimo en Puerto Rico debe considerar que “la actividad económica local es muy débil”. De hecho, si bien el más reciente Índice de Actividad Económica (IAE), correspondiente a septiembre de 2016, mostró su primera mejoría interanual desde 2013, el indicador aún ubica la economía local en terreno negativo. En síntesis, la movilidad de la actividad económica del último IAE registrado por el Banco Gubernamental de Fomento (BGF) apuntó una baja de 0.5% en comparación con el mismo mes en 2016.
“Empresas cierran y se van todos los días (…) ya las empresas tienen demasiadas cargas contributivas que manejar y un limitado mercado de consumidores para generar ingresos. Al final el remedio puede ser peor que la enfermedad”, opinó el licenciado Fleming.