I
Hace más de una década, en la encantadora y atractiva ciudad del Viejo San Juan, una profesora de Historia del arte contemporáneo ofrecía su última lección del semestre. La ruidosa aula se situaba en un antiguo manicomio convertido en la Escuela de Artes Plásticas. El constante martilleo y el chirrido de las cierras del departamento de escultura hacían difícil la lección. La majestuosa vista al mar y a la antigua fortaleza de El Morro, se decía, curaban a los locos, hoy iluminan a los aspirantes a artistas.
La profesora sabía que sus alumnos sufrían un terrible mal “quinquenario”; el Complejo Colonial. El principal síntoma de este mal es sentir incapacidad para lograr cosas. Los que contagian y propagan el mal son los colonizadores que para dominar, continuamente, te fijan en la mente que tú eres menos que ellos. Quinientos años son demasiado, esta plaga tenía que acabar. La profesora soñaba con erradicar el mal de la bella isla de Puerto Rico. Así que antes terminar el curso tenía que hacer algo para intentar curar a sus alumnos de esta terrible epidemia.
Ese día a la profesora se le ocurrió hacer un re-cuento de las últimas dos décadas del arte universal. Les recordó a sus alumnos que en nuestra “pequeñísima y acomplejada” isla, había sido muy agraciada en la década de los 80’s. Como si fuera una lotería habíamos sacado reintegro con Jean Michelle Basquiat. Basquiat, artista hijo de puertorriqueña que de niño había vivido año y medio en Puerto Rico. Este pintor rebelde había sido, sin lugar a dudas, el artista más apreciado de los 80’s. Mejor premio habíamos obtenido con Félix González Torres, nacido en Cuba, llegó a Puerto Rico a los once años. Estudió su escuela superior en la Academia San Jorge y tres años en la Universidad de Puerto Rico. A los 21 años se fue a Nueva York y se hizo famoso en los 90’s. Tan famoso fue que tres años después de su muerte y entrado el siglo XXI se le consideraba uno de los principales artistas del milenio.
Terminado su cuento la profesora le declaró a sus estudiantes con voz penetrante: “Quiero que en la primera década del próximo siglo el artista más importante salga de esta universidad”. Los alumnos reían nerviosos mientras la profesora los señalaba uno a uno, hasta parar en uno de ellos, Guillermo Calzadilla. En ese momento, todos, hasta los ruidos de los escultores callaron. El absoluto silencio, se convirtió en presagio.
II
Lo que comenzó como una fábula de cuentos de hadas, está por convertirse en realidad. La próxima semana la pareja compuesta por Jeniffer Allora y Guillermo Callzadilla abrirán una magnífica exposición en el pabellón de Norteamérica de la Bienal de Venecia. De ganarse el premio el próximo sábado, algo que estoy segura harán, se convertirán en la pareja artística más importante de la primera década del milenio.
Yo, la profesora de la fábula, estaré allí reportándole a sus actuales alumnos de los logros de Allora & Calzadilla, en Venecia. Soy feliz, por lo menos dos de mis alumnos se han curado del terrible mal colonial, el otro René Pérez, tal vez estaba en la misma clase.