El director general de la FAO, José Graziano da Silva, urgió a los gobiernos de América Latina y el Caribe a mantener la lucha contra el hambre en lo más alto de la agenda política y, a la vez, hacer frente a los alarmantes niveles de sobrepeso y obesidad con una transformación radical de los sistemas alimentarios.
“Erradicar el hambre no debe ser la única preocupación en una región en la que el sobrepeso afecta al siete por ciento de los niños menores de cinco años y en la que el 20% de los adultos en 24 países son obesos”, afirmó Graziano da Silva en la apertura de la XXXV Conferencia Regional para América Latina y el Caribe (LARC).
En un hecho sin precedentes, la cita, que se realizó esta semana, reunió a representantes de 33 países de la región.
“Debemos lograr sistemas alimentarios realmente sostenibles en los que la producción, comercialización, transporte y consumo de los alimentos garantice una alimentación realmente nutritiva”, dijo Graziano da Silva.
Recordó que el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 urge a erradicar todas las formas de malnutrición. “El consumo de productos locales frescos que remplacen a los alimentos altamente procesados también es fundamental”, añadió.
El director general de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) destacó que el mundo asiste a una “epidemia global” de sobrepeso y obesidad que va en aumento tanto en países desarrollados como en países en vías de desarrollo.
Según los últimos datos de la FAO, más de 1,900 millones de adultos padecen sobrepeso en el mundo y, de estos, más de 650 millones son obesos. La situación es especialmente preocupante en América Latina, donde la obesidad afecta a 96 millones de adultos.
El hambre sigue siendo un problema pero su erradicación es posible
Graziano da Silva recordó que en 2015 América Latina y el Caribe se convirtió en un ejemplo global al ser la primera región del mundo en cumplir las dos metas internacionales de reducción del hambre. Sin embargo, según el Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2017, el número total de personas que sufre hambre en la región ha aumentado de 40 a 42.5 millones.
A pesar de este retroceso, el director general de la FAO se mostró convencido de que el mismo compromiso político que permitió alcanzar ambas metas, logrará revertir esta tendencia.
Los países, afirmó, deben apostar por políticas sociales, económicas y productivas más inclusivas, y por el desarrollo de los sistemas legislativos y de gobernanza necesarios para promover la seguridad alimentaria.
“Esto es fundamental para alcanzar el compromiso de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) para alcanzar el hambre cero en 2025”, añadió.
En ese sentido, el Director General de la FAO agradeció el exitoso trabajo de los Frentes Parlamentarios contra el Hambre, establecidos ya en 19 países de la región.
Más protección social y fortalecimiento de la agricultura familiar
En su discurso, el Graziano da Silva afirmó que la combinación de medidas de protección social con el fortalecimiento de la agricultura familiar, que genera desarrollo local y contribuye a la dinamización de los territorios, es crucial para reducir la pobreza rural y hacer frente a las distintas formas de malnutrición.
También alentó a los gobiernos a aprovechar la oportunidad que ofrece el Decenio de la Agricultura Familiar proclamado por la ONU (2019-2028), que pretende llamar la atención sobre las personas que producen más del 80% de los alimentos del planeta y que, paradójicamente, a menudo son las más vulnerables al hambre.
Mitigación y adaptación al cambio climático
El cambio climático está afectando profundamente a los sistemas agroalimentarios de todo el mundo y, de forma particularmente virulenta, a los países de la región que recientemente han sufrido desastres naturales como el terremoto de México o los huracanes que devastaron enormes territorios en Centroamérica y el Caribe.
Por eso, el director general de la FAO apremió a los países a promover la adaptación de la agricultura al clima cambiante, especialmente para proteger a las comunidades rurales pobres.
En ese sentido, Graziano da Silva brindó el apoyo de la FAO para diseñar proyectos y movilizar apoyo financiero a través, entre otros, del Fondo Verde del Clima (FVC).
Al finalizar febrero, el Fondo aprobó la primera propuesta de financiación de la FAO: un proyecto de mitigación y adaptación al cambio climático por valor de $90 millones EEUU, desarrollado conjuntamente por la FAO y el Gobierno de Paraguay.
Graziano da Silva también llamó la atención sobre la importancia de preservar la biodiversidad en la región, hogar de una gran variedad de especies de plantas y animales importantes para la agricultura, la alimentación y el turismo.