Cuando se para frente a la tela, Federico Farrington no le teme al color. Mucho menos a las tendencias estilísticas actuales. No vacila en manejar una paleta de óleos brillantes ni en su acercamiento a las escuelas del surrealismo, la neofiguración y la transvanguardia.
Tras una carrera en el diseño y su vínculo a la pintura, es en su etapa madura cuando el artista decide completar un grado en pintura en la Escuela de Artes Plásticas (EAP) en el Viejo San Juan. De esto hace unos dos años, y sostiene que le ha permitido tener un acercamiento y entendimiento con los hacedores más jóvenes del arte, así como el respeto recíproco a sus respectivas propuestas.
Es en la EAP donde depura su práctica y se pone en contacto con otros medios contemporáneos, aunque prefiere seguir por ahora en la pintura.
En su encuentro con El Naufragio de las Palabras en su taller, reconoce que en el arte ¨prácticamente ya todo está hecho y por eso tengo la necesidad de hacer una pintura replanteada, que tiene que ser más fuerte, más contundente¨. Asegura que le ocupa el proceso de cuestionarse la pintura sin emigrar del medio.
¨Yo defino el arte como un proceso de transformación, primero a ti como artista y luego la posibilidad de transformar a otros con lo que les presenta¨, manifiesta Farrington. ¨Me afecta cualquier cosa que sea un atentado contra la libertad, que venga como una agenda o a manipular. Me busco mucho en lo que nos conviene a nivel espiritual. Lo que planteo es el no saber¨.
El artista elabora personajes frontales -para hacerlos más persuasivos- que se van transformando ante nuestros ojos y nos dejan con la idea de rebuscar sobre pieles. Construye personajes donde cada color es una nueva epidermis que brota una y otra vez sin revelarse por completo.
Es ahí donde entran en juego lo misterioso e indescifrable de sus hombres y mujeres que muchas veces son los que nos miran primeros para recordarnos que los intrusos somos nosotros, mientras continúan con su transformación. No sonríen, simplemente están ahí.
Las pieles les sirven las más de las veces de antifaz y la sexualidad casi siempre los rondan. Ya sea cuando estos personajes nos muestran su genitalidad, o encontramos el referente en narices fálicas o bocas casi vaginas, y en pechos-pecherines desbordados.
Explica que siempre descompone la figura con un interés deliberado y controlado. Y destaca la importancia de los ojos ¨porque esa es la salida o entrada al interior, y trabajo con lo que hay detras de esa mirada, lo que está oculto, porque es ahí donde está el misterio¨.
Cuando trabaja, Farrignton dice que intenta buscar ¨un punto medio entre la razón y la intuición¨, pero establece que son pinturas bien pensadas sin espacio para accidentes.
Eso no quiere decir que se ciñe en exclusivo a un boceto, ya que no deja que este lo guíe hasta el final ¨porque un boceto te puede perjudicar una pieza¨.
¨Soy muy perfeccionista y si veo que el particular está afectando la totalidad de una obra yo lo cambio aunque no esté el boceto¨, añade.
El artista se prepara para tener su primera exposición en solitario este año, con piezas en mediano formato. Realizará principalmente rostros, a diferencia de piezas anteriores que abordan personajes de cuerpo entero y con una narración visual con más elementos.
En adelante, confiesa que continuará esa búsqueda de cuerpos mutantes que nos van revelando quien sabe si lo mejor o peor de cada uno, quien sabe si se refiere a sus propios personajes únicamente, quien sabe si nos encontramos también ahí.
El autor es artista, bloguero y gestor cultural. El texto fue publicado original en http://www.elnaufragiodelaspalabras.com/2010/03/federico-farrington-sobre-pieles.html