Las medicinas junto a las farmacias que las proveen son entes casi inseparables de la vida diaria de gran parte de las personas de edad avanzada. Aún más, en Puerto Rico, al igual que en otras partes del mundo, la vida de muchos de nuestros ancianos depende de medicamentos.
De esto da fe Aixa Pérez Cabán, quien forma parte del sistema de prestación de servicios de salud y, junto a su equipo de trabajo, pasa sus días tras el “counter” de la Farmacia La 110 de Moca. Como tantos otros, Pérez Cabán pertenece a un grupo de farmacéuticos que atienden pacientes, en su mayoría de edad avanzada.
Y es que, según explica la farmacéutica, la población de pacientes mayores de 65 años o más, ha ido en aumento. No obstante, este aumento no es el único factor que se destaca de esta población. Como dato relevante, Pérez Cabán, no vacila en reconocer que en la actualidad los ancianos de la Isla viven “con bajo presupuesto y con ayudas como los cupones, reforma o plan 8”.
Trabaja por necesidad, maquilla por vocación
Para sobrevivir en un país donde los medicamentos son bastante costosos y las ayudas casi no dan para mucho, gran porciento de ancianos optan por trabajar. A este grueso pertenece Carmen Alicia Guzmán, quien trabaja 40 horas a la semana, de pie, y cobrando poco más de siete dólares la hora más su comisión.
Con su peculiar caminar, Carmen Alicia llega a uno de los mostradores en el departamento de cosméticos de la tienda JCPenney de Plaza Carolina. Allí, como parte de su jornada exhorta a aquellas mujeres desesperanzadas, a buscar su belleza interna y explotar su belleza exterior.
Lleva 37 años como demostradora de cosméticos, y a sus 78 primaveras continúa aplicándose su distintiva combinación de sombras púrpura para recomendarle a toda mujer el mejor maquillaje y la mejor crema para el cuidado de la piel.
En su espacio de trabajo se le considera un ícono de elegancia y feminidad. Y es que, Carmen Alicia siempre está de punta en blanco, combinada de manera excepcional con su chaleco color negro, camisa violeta, prendas doradas y un maquillaje perfecto, sin faltar su labial fucsia y un porte aristocrático similar a la de las mademes parisinas del siglo 18.
Asimismo, su cabello, rubio platino, cae sobre sus pequeños hombros exaltando su belleza trascendental, que al igual que los vinos, se añeja con el pasar de los años. Y así, las cientos de mujeres que pasan a diario por su estación logran identificarse con ella, y más de una le susurra a otra “yo quiero verme así cuando tenga esa edad”.
Aun cuando ya podría estar retirada y haciendo turismo interno, Carmen Alicia trabaja. La razón, las enfermedades de la edad de oro -como ella les suele nombrar- no sólo le consumen su energía, también todo su cheque, y a pesar del Seguro Social, necesita más dinero para costear los fármacos.
“Las medicinas que necesito para mantener mi diabetes, artritis y presión alta controladas valen más de $300 cada una. Gasto más en medicinas de lo que gasto en comida”, destacó.
No obstante, y debido a sus años de servicio, la tienda por departamentos en la que trabaja le ofrece los beneficios de dos semanas de vacaciones, 15 minutos de descanso por cada hora de trabajo y plan médico.
“El plan médico que me da JCPenney es muy bueno y me ayuda en cantidad. Cubre bastante los medicamentos y las visitas a los doctores”, dijo la demostradora de cosméticos.
Por otra parte, Carmen Alicia, continúa entusiasta como el primer día que aceptó la profesión, y sirve como mentora para las nuevas consultoras de belleza. Esa misma dedicación ha hecho que por más de cinco años consecutivos reciba el galardón de la consultora más hermosa y con más presencia.
Aunque trabaja por necesidad, en parte para cubrir sus medicamentos, parece que la jornada laboral casi no le pesa. “Me gusta estar aquí, me gusta trabajar, me gusta lo que hago, pero principalmente porque me hace sentir bien cuando una cliente vuelve al mostrador a decirme que lo que yo le recomendé le dio resultados”, añadió con una sonrisa.
¿Cuánto vale la salud?
Datos del Departamento de Salud de Puerto Rico, señalan que la diabetes es una de las enfermedades que más afecta a los ancianos en la Isla. De hecho, según estas estadísticas, se estima que 29 de cada 100 puertorriqueños mayores de 65 años tienen diabetes.
Con esta información coincidió Pérez Cabán, pues en su farmacia los medicamentos para esta condición son los que más demanda tienen.
Pero, ¿cuánto cuesta en términos monetarios sufragar los gastos de esta y otras enfermedades? Según, Pérez Caban entre los medicamentos para controlar la diabetes se destacan el Glucontrol, el Metformin y el Glucovance, cuyos precios rondan los 20 y 30 centavos por pastilla.
La farmacéutica añadió que otras de las enfermedades con mayor diagnóstico entre esta población es el colesterol. En el caso de este padecimiento se tiende a recetar Sivasetin, y el Pravastatin que cuestan entre 20 y 40 centavos por pastilla. No obstante, el Crestor, altamente recetado para combatir el colesterol alto, cuesta cerca de $6.55 por tableta.
Mientras que, los medicamentos para la alta presión con más demanda en su farmacia son Vasotec, Hyzaar y Atelonol, que en su forma genérica el precio fluctúan entre los 20 a 60 centavos por tableta, indicó la experta.
Los autores son estudiantes de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Este reportaje formó parte de un trabajo de investigación del curso INFP 4002 del Profesor Mario E. Roche.
No se pierda mañana la tercera parte de la serie especial.