Al menos escriben. Tal vez es una de las ventajas solapadas de esta era de las redes sociales y de aparatos digitales inteligentes. Las personas – en especialidad las generaciones más jóvenes- comparten reflexiones, situaciones, testimonios, noticias, bobadas… y para ello tienen que redactar un texto antes compartirlo con sus “amigos” o “seguidores”.
De manera que la llegada de la Web 2.0 nos ha legado un puñado de filósofos, poetas, críticos, y expertos con un común denominador: graves problemas de ortografía. Les decía que al menos escriben. Recuerdo que hubo una época, diríamos unos 10 o 15 años atrás, en la que escuchaba una queja constante de que los jóvenes no escribían. Ya ese problema fue superado, ahora sí escriben, y cómo escriben, y cuánto escriben, y lo que escriben. Desde que tienen “ambre” hasta que “su compu se esploto” y por ende, la búsqueda de “quien save repararlas” pero que sea “varato”.
Están los que escriben sobre “su nueba vida”. Y la “chika” que no se quedó en su “kasa” porque una amiga le pidió que no se “kitara” ya que la iban a pasar “supel kul”. Y luego de la jornada social piden que “la etiketen las fotos” porque “kiero” tenerlas.
Estas modificaciones a la ortografía, a mi juicio como observadora social de las generaciones -no soy lingüista ni pretendo serlo, pero soy amante de las palabras- se deben a una pluralidad de factores inquietantes e interesantes en la misma proporción.
El primero que quiero abordar, y que va completamente ligado a una de las características de la Generación Y, es el sentido de inmediatez. Lo importante es escribirlo rápido no cómo se escribe. La misma Web 2.0 y las plataformas sociales, creadas para generar participación, están diseñadas para lograr ese sentido de urgencia y hasta la necesidad de publicar contenidos. Recordemos, que la Generación Y (nacidos entre los ochenta al dos mil), es el único cohorte generacional con una influencia directa de la tecnología desde su nacimiento.
Para ellos son completamente naturales estas nuevas formas de socialización, que incluyen la palabra escrita en medios electrónicos de una forma constante.
Otra de las características de esta generación es que es una con mucha autoestima. Esto gracias a sus padres, en su mayoría Baby Boomers. Para explicar mi punto, les hago una ilustración. ¿Han visto ustedes a una persona con una ropa dos tamaños más pequeña de la que realmente debe usar? Más aún, ¿han visto con la seguridad con que caminan y parecen pavonear su atuendo? Asimismo, pasa con esta tendencia escritural en las redes sociales.
La dinámica que observo es: tengo algo que escribir y lo escribo, no me importa la ortografía, son mis pensamientos.
Precisamente, un interesante artículo publicado por la Fundación de Español Urgente, titulado Internet pone los puntos sobre las íes a los que estrangulan el idioma, confirma esta idea:
En el mundo de las redes sociales el lenguaje escrito ha tomado el relevo a la expresión oral, lo que ha dejado al descubierto los problemas de los internautas con la ortografía.
Expresa Javier Bezos, redactor de la Fundéu BBVA (Fundación del Español Urgente) y coordinador de la Wikilengua, en el mismo artículo que:
En las redes sociales, «la gente escribe según va pensando», por eso, asegura Bezos que «aunque sea una lengua escrita, en el fondo es una lengua oral» y está estructurada como tal.
Sin embargo, el escritor Mario Vargas Llosa y Premio Nobel de Literatura 2010, le llama “barbarie sintáctica”. En una entrevista con un rotativo suramericano el laureado escritor peruano decía:
“El Internet ha acabado con la gramática, de modo que se vive una especie de barbarie sintáctica”.
“Si escribes así, es que hablas así; si hablas así, es que piensas así, y si piensas así, es que piensas como un mono. Y eso me parece preocupante. Tal vez la gente sea más feliz si llega a ese estado. Quizás los monos son más felices que los seres humanos. Yo no lo sé”, sentenció.
Como en todas las áreas del saber hay favorecedores y detractores de estas nuevas formas escriturales. Por ejemplo, el profesor David Crystal de la Universidad de Gales indica que se trata de una “revolución lingüística”:
“La web es un nuevo medio lingüístico, mucho más dinámico que la escritura tradicional”.
Ya nos han explicado los lingüistas que el idioma es un ente vivo y que se transforma según sus usos. ¿Dominarán los usos incorrectos? Estos escritos en las redes sociales, ¿tendrán un impacto en la redacción escolar, universitaria y luego profesional? ¿Se transformará la ortografía? Mientras, por lo menos escriben…
La autora labora en el Recinto Universitario de Mayagüez y modera el programa Foro Colegial, la revista informativa del Recinto, que se transmite en Radio Universidad.