Para los salseros de corazón, “Que viva la música” es una frase de inmensa resonancia. Es la expresión de una pasión vivida, una intensidad eternizada en el tiempo, casi un llamado a la acción. Ray Barretto la grabó para siempre en la conciencia de los amantes de la salsa con el álbum que hizo bajo ese título en 1972 y, cuatro décadas después, la frase no ha perdido vigencia. Nada hace pensar que la perderá en las décadas venideras.
Bajo esa potente rúbrica el fotógrafo puertorriqueño Ricardo Alcaraz Díaz presenta su nueva exposición, una colección de 21 fotografías de gran formato en la que no solo están representados grandes músicos de salsa —como el propio Barretto, en un momento de entrega total— sino también de jazz, plena y canción popular. Cada foto es el testimonio de una pasión vivida, una intensidad eternizada. “Que viva la música”, la exposición, le hace justicia a “Que viva la música”, el lema de vida.
“Es básicamente una celebración de la música”, dice Alcaraz Díaz, quien presenta su exposición en la Sala de Arte Fotográfico Ricardo E. Alegría de la Galería de los Gigantes, en pleno centro de Carolina.
Para el fotógrafo, el gozo es el vínculo entre la fotografía y la música. “La mayoría de las fotos no fueron por asignaciones” de trabajo, comenta. “Muchas de ellas las hice por el gusto de tomarlas. La música es una expresión de creatividad, uno se lo goza… Y si te fijas en las expresiones de los músicos, casi todos tienen un gozo reflejado en su cara”.
La expresión humana pura, de hecho, domina esta colección: el placer en la sonrisa de Eddie Gómez; la placidez de David Sánchez mientras escucha a su grupo tocar; la pasión del plenero Rafi Falú; la oscura magia de Jerry González; la inspiración de Martín Ferres, de Bajofondo; la concentración del bajista Ricky Rodríguez. No podría ser de otra forma; solo hay espacio para la honestidad cuando un músico se está expresando.
Otras imágenes impresionan por su técnica, como la que congela en el tiempo la velocidad de Endel Dueño ante sus timbales; el evocador claroscuro de la foto de Ramón Vázquez; o el close-up de Jonathan Suazo y su saxo tenor, en delicados tonos azules y dorados.
Esta muestra, cuenta Alcaraz Díaz, tuvo su origen hace unos dos años, en una exposición similar llevada a cabo en Aché, en Santurce. Cuando su amigo Juan Ibáñez, quien está a cargo de la sala Ricardo E. Alegría lo invitó a exponer allí, decidió trabajar dentro de un concepto parecido, pero incluyendo esta vez músicos de salsa y de jazz.
“Tenía varios temas posibles, pero decidí darle continuidad a parte del trabajo que he hecho a través de los años, retratando danza, música, teatro”, dice el fotógrafo.
“Lo que deseo es compartir el trabajo que he hecho”, agrega este apasionado de la fotografía y del arte, quien nació en el Viejo San Juan y estudió en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.
Hay otros dos rasgos que llaman la atención en “Que viva la música”: el hecho de que, con escasas excepciones, todos los músicos representados son puertorriqueños y la feliz circunstancia de que no se hace distinción alguna entre maestros consagrados y jóvenes a los que aún les queda toda una carrera por delante.
“Mi trabajo se concentra mayormente en Puerto Rico”, comenta Alcaraz Díaz, “así que quise darle crédito y valor a la gente de aquí. En cuanto a lo segundo, quise mostrar una continuidad y proyección de futuro. Los jóvenes tienen tanto que aportar como los grandes”.
“Quiero seguir haciendo estas exposiciones, un poco recapitulando lo que he hecho. Me gustaría hacer una sobre los músicos en la calle… O arte en la calle, teatro, danza. A ver si se da”.
“Que viva la música” estará hasta el 11 de mayo en la Sala de Arte Fotográfico Ricardo E. Alegría de la Galería de los Gigantes, en Carolina.
Horarios:
Miércoles a sábado: 10:00 a.m. a 5:00 p.m.
Domingos y días feriados: 12:00 p.m. a 5:00 p.m.