En la noche de ayer, víspera del decimotercer aniversario de los ataques terroristas del 11 septiembre en Nueva York —que se conmemoran hoy— el presidente de los Estados Unidos (EE.UU.), Barack Obama, anunció la nueva estrategia militar que ejecutará el ejército estadounidense en Oriente Medio. Se trata de un plan maestro para contrarrestar el avance y dominio en Siria e Irak del Estado Islámico (Islamic State in Iraq and Syria o ISIS, por sus siglas en inglés).
ISIS ha cobrado un rol significativo en los ciclos noticiosos debidos a sendos episodios de violencia contra estadounidenses, con el secuestro y la decapitación de dos periodistas, James Wright Foley y Steven Sotloff, con vídeos diseminados viralmente por Internet.
Los crudos vídeos de las decapitaciones de Foley y Sotloff resonaron con los estadounidenses: según encuestas recientes, un 61% de los ciudadanos apoya una campaña militar liderada por EE.UU. para derrotar a ISIS, según Vice News.
Pero la otra justificación es que, durante los últimos años, ISIS ha ocupado grandes extensiones de territorio en el norte de Irak y Siria, matando a miles de civiles en el proceso.
El plan anunciado ayer por Obama incluye ataques aéreos con misiles y un despliegue de alrededor de 500 militares estadounidenses en Irak, pero solo con el fin de asesorar y entrenar a un grupo de rebeldes sirios moderados, quienes serán los que, presuntamente, enfrentarán militarmente a miembros de ISIS. Obama puntualizó, además, que a diferencia del War on Terror del expresidente George W. Bush, no se desplegarán tropas estadounidenses al terreno de combate sino que el esfuerzo se concentrará en ataques con naves aéreas no tripuladas o drones.
Estados Unidos actuará con una amplia coalición internacional, con la asistencia de naciones como Canadá, Australia, Italia, Francia, Dinamarca, Alemania, Gran Bretaña, Estonia, Polonia, Albania, entre otras. No obstante, es importante mencionar que Obama reconoció que destruir y eliminar al grupo terrorista podría conllevar un esfuerzo sostenido de años.
¿Cómo y por qué surge ISIS?
Para entender el génesis y el actual funcionamiento de ISIS, tenemos que remontarnos a principios de la pasada década. Las primeras tropas enviadas por el expresidente George W. Bush a Afganistán partieron el 7 de octubre de 2001. Se trataba del llamado OperationEnduring Freedom, que buscaba, principalmente, atrapar a Osama bin Laden, líder en aquel entonces del grupo terrorista Al-Qaeda, responsables de los ataques al World Trade Center en Nueva York y al Pentágono en Virginia, en aquel fatídico 11 de septiembre de 2001 (conocido también como 9-11).
Cumplido ese primer propósito, Irak comenzó a situarse como un objetivo geoestratégico, por su orientación política autoritaria no compatible con occidente y su ubicación céntrica en Oriente Medio. De modo que el llamado War on Terror se convirtió en la excusa perfecta para invadir la región de Irak, donde la derrota a los militares iraquíes fue inminente. Sadam Husein, exprimer ministro de la nación iraquí, había sido capturado en diciembre de 2003; EE.UU. plantó su bandera democrática en terreno iraquí.
“El vínculo entre el 9-11 y el Estado Islámico se da precisamente en el momento en que EE.UU. toma acción en contra del emirato de Afganistán, que cobijaba elementos de Al-Qaeda. El Estado Islámico es producto, en gran parte, de la intervención imprudente y desacertada que hace EE.UU. en Irak como parte de su guerra contra el terrorismo”, indicó José Rivera, politólogo y profesor de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
Una vez descentralizado el gobierno iraquí y tras tres años de control militar estadounidense, en mayo de 2006 quedó establecido un nuevo gobierno, con una renovada constitución forjada con elementos democráticos y pluralistas, ideal para una nación que cuenta con varios grupos minoritarios y de distintas creencias religiosas y culturales. Presionado por la opinión pública, el gobierno de EE.UU. urgía comenzar el retiro de tropas y detener el control militar.
“Crear un estado democrático en Irak fue un proyecto iluso desde el principio. Las democracias se establecen paulatinamente y a largo plazo, no se pueden establecer de la noche a la mañana. Precisan de una cultura política plural, de un sistema político donde todas las facciones que la conformen tengan la misma oportunidad de acceder al poder”, explicó el doctor Rivera.
No obstante, un parlamento pluralista fue establecido en Irak y aunque EE.UU. quiso implementar un sistema democrático, falló en el intento de crear una cultura política favorable no solo a la democracia, sino al pluralismo, a la tolerancia y a las diferencias.
Con el apoyo de EE.UU., Nuri al-Maliki se convirtió en el primer ministro del país bajo el nuevo orden, siendo apoyado por la mayoría árabe chiita, que representan entre un 65% de la población y prometiendo, además, encabezar un gobierno de unidad nacional.
Pero pronto sus acciones contradijeron el discurso. “Nuri al-Maliki empieza a promover políticas que favorecen a la mayoría chiita en Irak en perjuicio de las minorías árabes sunitas que dominaron con Sadam Husein. Estas son sistemáticamente perseguidas, comienza a arrestar miembros prominentes de esa minoría, los encarcelan y, en algunos casos, se hacen atentados para asesinarlos o simplemente les exilian”, explicó el experto en Política Internacional.
Nace entonces el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), producto de los fuertes ataques a la minoría sunita, que representa un 35% de la población musulmana. Es importante mencionar que aunque este grupo es clasificado como árabe sunita mantiene una interpretación fundamentalista extremista del Islam que no es compatible con la visión de la mayoría de los sunitas. Sin embargo, ante la falta de protecciones por parte del gobierno oficial de Irak y la amenaza inminente que representa el grupo terrorista, la población suní se ha visto en la obligación de apoyar a ISIS, que busca crear un califato religioso, esto es, un estado religioso en el que prevalezca la ley islámica y los preceptos elementales del Islam suní.
¿Qué implicaría reconocer al Estado Islámico como una autoridad?
Según Rivera, conlleva ante todo rechazar la responsabilidad de proteger a poblaciones vulnerables, un elemento de discusión y debate dentro de la comunidad internacional y de las Naciones Unidas (ONU). Esto supone, además, reconocer a ISIS internacionalmente, es decir, ser reconocido por las demás naciones como una soberanía, aunque esto no luce como una opción dada la catástrofe humana que allí prevalece.
ISIS continúa ganando terreno en Irak. Una vez ocupadas las regiones, los defensores del Estado Islámico procuran que se continúe con la labor cotidiana, es decir, que los empleados de gobierno municipal sigan obteniendo sus salarios y los comercios funcionando.
De otra parte, los ciudadanos tienen que regirse por los conceptos estrictos del Islam: las mujeres deben usar velo y los hombres llevar barba. Los musulmanes deben profesar su religión devotamente. Las minorías religiosas como los cristianos o yazidíes tienen dos opciones si insisten en mantener sus creencias, morir o exiliarse.
“A eso debemos añadir los actos barbáricos de ejecuciones públicas y decapitaciones. La decapitación de los periodistas estadounidenses son terribles pero todos los días se ejecuta gente que se resiste a ellos en los lugares donde ISIS domina”, puntualizó Rivera.
En la foto, el doctor José Rivera, catedrático de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
El grupo terrorista ordenó, además, la ablación o mutilación genital de todas las niñas y mujeres entre 11 y 46 años de Mosul, la segunda ciudad más importante del país, ubicada al norte de Irak. Según la ONU, las acciones violentas cometidas por el grupo equivalen a crímenes contra la humanidad.
Cautelosa la intervención de los Estados Unidos
Contrario a la falta de intervención militar y humanitaria de EE.UU. en el conflicto entre Israel y Palestina, la ayuda humanitaria sí ha llegado a suelo iraquí, aunque la intervención ha sido muy cuidadosa y la decisión de enviar tropas se ha tomado con pinzas por dos razones: los ciudadanos estadounidenses están reacios a un regreso militar a Irak y se acercan las elecciones congresionales de noviembre, en las que Obama se juega gobernar los próximos dos años con una mayoría demócrata o republicana.
“Las contradicciones de la política exterior estadounidense resultan obvias. Si comparamos con la emergencia humanitaria en el norte de Irak y la de Gaza, es indicativo de la hipocresía estadounidense en torno a su lealtad absoluta al estado de Israel, que siempre ha sido consistente”, señaló Rivera.
A mediados de agosto, EE.UU. bombardeó el oeste de Irak, siendo este el primer ataque que realiza en la zona contra insurgentes de ISIS, en un intento por evitar que se apoderen de varias presas cruciales en distintas partes del país.
Entonces, ¿se asoma realmente alguna solución?
Para Rivera, se trata de escenarios a largo plazo. En un primer plano, se presentan los elementos combinados de la asistencia militar de EE.UU. al gobierno y a los curdos iraquíes, así como la asistencia militar que Irán también está brindando a estos. De resultar efectiva, ISIS se eliminaría y a partir del desplazamiento de esa amenaza sería posible forzar a Irak a recrear un gobierno plural donde se respete y monitoree el acceso de las minorías étnicas y religiosas al poder y se promueva la tolerancia entre los distintos grupos étnicos.
En un segundo escenario, según Rivera, EE.UU. tendría que “admitir que el daño que se le hizo a Irak desde la intervención estadounidense y desde las acciones del gobierno que ellos dejaron allí cuando se fueron es irreparable”.
Este segundo plano significaría que la lógica sectaria prevaleciente en Irak haya creado diferencias irreconciliables y que, a partir de esas diferencias y de que las minorías étnicas y religiosas han ido desapareciendo en Irak, el territorio iraquí se dividiera en tres partes, creando así un Estado Chiita, un Estado Sunita y un Estado Curdo. Este escenario podría ser creado por las propias circunstancias y acuerdos internos, dado a que la comunidad internacional favorece mantener el Estado unitario e íntegro.
Un punto medio entre ambos escenarios conllevaría crear un arreglo político en el que Irak se convierta en un Estado Federal, donde existe un gobierno central pero las unidades particulares tienen una mesura enorme de poder. “Para eso habría que enmendar la constitución, donde se definan los roles de los gobiernos regionales y autónomos”, concluyó Rivera.