“Felices días de la infancia, pero, ¿eran felices? Días de verdad y no de simulacro”
– Magali García Ramis.
Al unísono con la historia de Puerto Rico, los recuerdos de la infancia de Magali García Ramis hilvanaron su conferencia magistral “La certeza de los días felices”, el pasado jueves 5 de mayo en el marco de la segunda edición del Festival de la Palabra.
No causa asombro que el mundo literario de la escritora puertorriqueña esté de fiesta, ya que hace 25 años su novela Felices días tío Sergio emergió a la luz pública. Sin embargo, según la propia García Ramis, esta obra surgió décadas antes de que fuese publicada. “Los lugares en que vivimos toman mucho de nosotros y se empapan de palabras y costumbres de quienes los habitan”, declaró la autora de La familia de todos nosotros, para quien es tan importante la época en la que se ubica una obra como en la que se sitúa el autor al escribirla.
“Si uno escarba la historia de cada familia encontrará que al igual que hay algo emblemático de un país, cada familia tiene lo suyo”. Por lo tanto, García Ramis decidió retratar la vida de su familia, que de manera perspicaz entrelazó con la realidad de la Isla en el momento histórico. La laureada escritora transportó al público a un día soleado de 1938, enfocándose en una mujer que caminaba por la Ponce de León, con 31 años de vida profesional a cuestas, soltera y jefa de una familia de siete hermanas. ¿Su nombre? María Luisa Ramis Díaz, trabajadora inagotable.
Con la fluidez de su narrativa y su humor característico, remontó a la audiencia a una época en la que “se tenía que jurar lealtad al gobierno estadounidense”, en referencia a la guerra que enlistó a cientos de puertorriqueños en la milicia. Habló sobre un momento de “tajantes diferencias entre las religiones”, cuando se castigaba a los niños postrándolos ante la mirada de un Jesús crucificado en la pared. Recreó los enfrentamientos entre “los nacionalistas y los policías”, mencionando el atentado al general Winship en una parada de carácter cívico-militar en Ponce, donde murieron dos personas y 31 resultaron heridas, pero “el general ni se inmutó y prosiguieron las festividades”. Rememoró las ansias de viajar de sus antepasados, “el mayor placer para alguien nacido isleño”.
Y es que para la autora, ese año de 1938, a pesar de ser uno más en la década, “se puede encontrar en su historia unas piezas fundamentales del desarrollo de una manera de concebir a Puerto Rico que se forjó en esa primera mitad de siglo y que nos marcó a todos los que nos criamos en el medio del siglo XX”.
“La infancia es la Patria”, citó Ramis, y compartió sus anécdotas, haciendo hincapié en el mundo fabricado para los niños y niñas del país. “No sabíamos que teníamos historia, sólo la que venía de la Metrópolis”. El choque con la realidad marcó los primeros años de la escritora. “Nos dimos cuenta que Puerto Rico no había surgido en 1493 y mucho menos en 1898; en Puerto Rico sí habían existido hombres y mujeres, músicos y artistas, Puerto Rico sí tenía historia”.
Entre el fuego del Cerro Maravilla y el 65º Regimiento de Infantería en contra de los comunistas, entre las disputas religiosas y el régimen estadounidense, García Ramis quiso recordar esos días de la infancia. “La certeza de unos días felices, sí, pero que siempre tuvieron una saeta clavada en el corazón”.
*La autora pertenece al programa de Padrinos y Madrinas que promueve la Asociación Puertorriqueña de Estudiantes de Periodismo (APEP) de la Escuela de Comunicación de la UPR, Río Piedras.