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En todo juego se necesitan al menos dos jugadores, dos personas que le den realidad a esa ficción lúdica, así como también es necesaria la asociación de jugadores para dar cuenta de las reglas en común. La comunidad BDSM –siglas de Bondage, dominación, sumisión y masoquismo.- engloba a los interesados en estas prácticas de sexualidad no convencional. Las prácticas del BDSM están basadas en el traspaso de poder voluntario y consensuado, sostenido por juegos de rol. Este no es arbitrario sino que está en función del deseo personal y las expectativas en el encuentro. Así es que en el BDSM existen AMOS/AS y sumisos/as: mientras el primero es quien controla la relación, el segundo se entrega por completo al Dominante. No existe uno sin el otro, se complementan. La unión entre deseo y el poder se pone en evidencia y es fundamento para aquellos que elijen estas prácticas sexuales. El cuerpo y la mente se vuelven fichas en la jugada, ejecutando tanto la dominación física por medio de la búsqueda del dolor placentero, como la dominación psicológica mediante la humillación erótica y la sumisión. Un mundo sexual que para algunos es completamente ajeno y tabú, para otros es un desafío y una conquista constante sobre sus placeres. La curiosidad esta vez me llevó hasta ese café, allí me sería revelado algo de este mundo desde las palabras de una AMA. Al llegar, ella me estaba esperando en una mesa junto a la ventana. Luego de los saludos comenzó a hablar. Y no pude hacer más que permanecer quieta y callada durante toda la charla. – ¿Qué tipo de relación practicas? – De dominación. Primero domino la cabeza. Si me adueño de la cabeza de esa persona, el resto viene solo. Básicamente me gusta la disciplina: amo mi fusta y mi látigo. No soy muy buena atando. Pero tampoco llego a lastimarlos. O sea, hay colores en la piel que marcan el alto. Sino lastimo. No me gustan las marcas permanentes. No me gusta que una persona lleve una marca como si fuera una vaca y yo diga ‘’es mío”. BDSM, sexo, sexualidad, amo, esclavo, dominatrices, facesitting, sadomasoquismo, entrevista – ¿Qué sensación experimentas como AMA/ Dominatrix? – Ah, es fascinante que alguien te entregue la voluntad en forma voluntaria (repetición) por un tiempo determinado. Es esa cosa de poder total y absoluto sobre esa vida. Porque recordemos que si a mí se me va la mano, hasta lo puedo matar. Entonces, es como jugar a ser Dios un ratito. – ¿Se puede construir una relación amorosa a partir del vínculo D/s?>/b> – Sí, yo me podría haber enamorado de alguno de mis sumisos. No me pasó porque no tuvieron las condiciones ellos. A ver, a mí me gusta el hombre “hombre”. Para mí el BDSM es un juego de roles. Es un ratito: determinadas horas a la semana. Hay personas que pueden convivir con esa situación todo el tiempo. A mí no me interesa. El hombre que quiero tener al lado tiene que tener los pantalones bien puestos. – ¿Cómo te acercaste? – A los 21 años tenía un novio de una profesión machista. Era mecánico. Él me pidió que por favor le pegue con mi zapato de taco. Obviamente lo hice, me encantó. Se me fue la mano, no se pudo sentar durante un tiempo. Y ahí dije: tengo que aprender a controlarme. – ¿Cómo eran tus relaciones de pareja antes? BDSM, sexo, sexualidad, amo, esclavo, dominatrices, facesitting, sadomasoquismo, entrevista – Antes era la típica novia, aunque siempre fui de tener ideas en la cama. Era como las llamamos en el BDSM: vainillas. Es la relación normal entre comillas. La pongo entre comillas porque hay mucha gente normal entre comillas que tiene juegos del BDSM…. como las esposas, los pañuelos. – ¿Siempre fuiste AMA? – Empecé como sumisa. Después que le pegué a mi novio con los tacos, una amiga me presentó con su AMO, que era colombiano. Hicimos un contrato verbal de seis meses. Fueron los peores seis meses de relación con un hombre. Me prestó, me alquiló, me pegó. Jamás tuvo lo que yo quiero de mis sumisos: jamás tomó mi mente. Nunca. Mi cuerpo lo tenía, pero mi mente no. Definitivamente no me gustaba, pero yo no podía dominar a nadie si no sabía lo que era obedecer primero. – ¿Qué esperás de parte del sumiso/a? – Que me tenga confianza absoluta, primero. Sino es imposible hacer nada. Adoración: que no pueda dejar de pensar en nuestro próximo encuentro. Pero eso sucede cuando te adueñás de la mente de la persona. Y eso lo lográs conociéndolo: sus gustos, su trabajo, si estudia, si tiene novia, si tiene familia. Interesándote en lo suyo también. BDSM, sexo, sexualidad, amo, esclavo, dominatrices, facesitting, sadomasoquismo, entrevista – ¿Cómo se marcan los límites en una sesión? – El sumiso tiene una voz de alto o palabra de seguridad, aunque por ahí no la da para complacerme a mí. Si yo lo estoy azotando con una palmeta de madera cuando llega al color de la frutilla y él no me da la voz de alto, tengo que parar yo sola. Por eso hay que ser muy controlada en el momento, porque cuanto más pego, la otra persona más se queja, y a mí más me exacerba y más me excita. Y ¿cómo bajo a esa persona cuando lo llevé al extremo del éxtasis? Tranquila, lo voy desatando, lo voy acariciando, le voy hablando, le digo lo bien que estuvo. – El compromiso en una relación D/s, ¿implica fidelidad? – Hay muchos tipos de relación. Podés tener una AMA con muchos sumisos o una AMA con un solo sumiso. Hay relaciones de 24/7. Eso entra más con lo que denomino esclavitud. Significa que el sumiso está las 24 horas de los siete días de la semana a disposición mía. O sea, lo puedo dejar ir a trabajar, y vuelve y está a mi disposición. Eso no significa que tenemos una relación sentimental. Puedo tener muchos así. Yo prefiero la sumisión porque el sumiso conserva su dignidad y su orgullo. En cambio, el esclavo la pierde. Yo a un sumiso no lo presto, no lo vendo, no lo alquilo. Nadie le ordena, excepto yo. Si quiero que un sumiso mío sirva a otra AMA es porque yo se lo pido. – ¿Compartiste tus experiencias como AMA con tu familia, amigos, compañeros de trabajo? – Sí, lo saben. Lo que jamás supieron es quienes eran mis sumisos, a pesar de que los conocieron a todos en diferentes reuniones, cumpleaños o salidas. Los presentaba como amigos del trabajo, por ejemplo. Si yo quiero que se enteren o no, es mi decisión y la del sumiso. – ¿Qué imagen pensás que existe sobre las AMAS y el BDSM en general? – Piensan que somos todas putas, que hacemos orgías, que les pegamos hasta sangrar y que después nos sentamos encima y les hacemos facesitting el tiempo que a nosotras se nos cante. Piensan las peores cosas, las más aberrantes. Hay muchos prejuicios. A ver, hay AMAS que cobran. No las juzgo, no es lo que yo hago. Pero algunas lo tienen como medio de vida, otras te dicen que lo hacen porque la ropa, los instrumentos y elementos que compramos y usamos para dominar a alguien son caros. – ¿Cómo conocés gente que se interese por lo mismo que tú? – Hay páginas en Internet. Hay salas de chat, hay comunidades. – ¿Internet sirve para conocer realmente a alguien? – BDSM, sexo, sexualidad, amo, esclavo, dominatrices, facesitting, sadomasoquismo, entrevista – Es imposible dominar cibernéticamente. No existe la dominación cibernética, no para mí. Porque no ves la cara del sumiso, no lo podés tocar y en realidad podés creer que él hace lo que vos decís. Sirve para los primeros encuentros, porque te da un panorama de cómo es esa persona. – ¿Sirven las comunidades virtuales para compartir algo tan personal? – Hay comunidades que son muy cerradas. Hay dos que hacen muchas fiestas, encuentros de Dóminas (NdR.: otra manera de llamar a las AMAS o dominatrices en el BDSM) y de AMOS. Hacen encuentros de sumisas/os, donde ellos charlan y se divierten, intercambian experiencias y cuentan lo que les hace el AMO/A. – ¿Hay disputas dentro de los miembros de la comunidad virtual? – Sin dudas. Hay tantas formas de practicar el BDSM como personas que la practican. La relación, el contrato que yo puedo armar con un sumiso es un tema muy particular y muy nuestro. No es el mismo que arma otra AMA con un sumiso. Por ejemplo, a mí no me gustan las humillaciones públicas, sobre todo de un hombre. Mato si alguien humilla a una mujer públicamente, está claro. Pero no me gusta porque el hombre es “hombre”, tiene un orgullo y una dignidad muy particular. Las mujeres nos manejamos de otra manera con esas cosas, tenemos nuestras pequeñas venganzas. Pero yo he visto una AMA que ha llevado a un sumiso a depilarse a un lugar de mujeres. ¿Hace falta? No. Hacelo de otra manera. BDSM, sexo, sexualidad, amo, esclavo, dominatrices, facesitting, sadomasoquismo, entrevista – ¿Qué lugar se da a la homosexualidad dentro del BDSM? – Hay un grado alto, pero está bastante tapado. No sé por qué. Lo que pasa es que acá se permite más el travestismo. Por ejemplo, yo practico la feminización: los visto de mujer, les pongo tacos, medias, bombachas, toallitas, fajas, corpiños armados, aros, pelucas… los maquillo. A uno lo obligué a hacer un curso de maquillaje. Pero ese porque era bravo, nada más que por eso. Un día vino y me dijo: ‘‘AMA tengo algo para usted”, yo dije ‘‘Ok” y cuando salió del baño me quería morir, era una diosa. Y ese día estuvo haciendo cosas de la casa todo el tiempo. – Entonces, ¿no siempre es sexual? – No siempre hay disciplina, no siempre hay dolor, no siempre está lo erótico. A veces los hacemos barrer, planchar, cocinar. Otras los usamos de muebles, a veces los hacemos que nos bañen, nos sequen, nos perfumen, nos vistan, nos maquillen y luego nosotras salimos con otro tipo. No siempre hay relaciones sexuales. Cuando yo tengo un sumiso nuevo lo primero que le presento son a mis dos mejores amigas: abstinencia y castidad. Si aguantan tres meses con mis dos amigas, son fantásticos. Después está el control del orgasmo, o sea que los seguimos teniendo ahí. Porque el día que les das el permiso para el orgasmo, lo disfrutan mucho más que nada. Alguien me va a escuchar y va a pensar ‘‘esta chica está loca”. Puede ser, sí. Este artículo fue publicado originalmente en la Revista Alrededores de Argentina: http://alrededoresweb.com.ar