El cine universitario siempre ha sido catalogado como uno lleno de errorcillos técnicos o de argumentación. De igual manera, muchos estudiantes de Comunicación, específicamente los de Audiovisual que desean hacer del cine su profesión, sienten que no aprendieron demasiado durante su bachillerato y que se encuentran desnudos, metafóricamente hablando, a la hora de hacer su primer corto o largometraje. Simplemente pareciera no ser suficiente los cursos de producción en los que de alguna manera, amparados por el ámbito colectivo estudiantil y la escasez de tiempo, no se vive totalmente la experiencia casi traumática del parto cinematográfico, ni se ensaya y se practica en todas las áreas que uno quisiera experimentar. Tampoco ayudan las limitaciones de recursos que presentan las instituciones universitarias, tales como un equipo dañado o desactualizado, la escasez de instrumentalización y estrictas normas y regulaciones a la hora de prestar este material. A este problema se le suma otro, que bien resalta el cineasta español Nacho Vigalondo cuando dice que “la obsesión por las clases prácticas, la preocupación por el crédito que se te concede el último día, revelan que el futuro alumno, en el fondo, cree que aprender, lo que es aprender, no tiene mucho que aprender, pero sí mucho que demostrar”. Por lo tanto, año tras año se gradúan supuestos cineastas en potencia que, o bien sienten que no han aprendido nada de su negocio y no sienten la seguridad para arrojarse al ruedo, o por el contrario e igual de terrible, aquellos que no han aprendido nada ciertamente, pero creen que esto no es importante pues tienen todo lo necesario para ser verdaderas luminarias de la industria. Un grupo de estudiantes de la Universidad de Puerto Rico decidió por lo tanto, generar su propio espacio para la libertad creativa, la experimentación práctica y la puesta en escena de las teorías diversas presentes en la narrativa cinematográfica, mientras experimentan los vaivenes de la producción. Es así como nacen las Guerrilla Films. En su página web oficial se puede leer: “Las Guerrilla Films son cortometrajes semanales. Cada uno con una propuesta de práctica particular. La propuesta de práctica puede ser teórica o técnica, según los intereses del realizador, y este debe reflexionar sobre la misma una vez terminado el proyecto. Es nuestra intención crear una colección de cortometrajes que se puedan evaluar como grupo y hacer constatar un colectivo de jóvenes verdaderamente interesados en el cine, capaces de señalar y sobre todo, sentenciar la deficiencia académica en el ‘cine’ puertorriqueño”. Bajo la premisa de realizar “un cortometraje por semana”, Carlos Irizarry y Manny Lugo, miembros del colectivo, explican que el único requisito es que sean cortos de práctica cinematográfica, en sí, para refinar las habilidades o "skills" de quien(es) lo(s) haga(n). Los temas serán completamente libres, al igual que la ideología detrás de estos. Lo que impresiona es la calidad de los cortometrajes que ya se encuentran publicados en su página oficial. A pesar de que son meros ejercicios teóricos y prácticos, y de que ciertamente tienen alguno que otro detalle, cada uno de ellos está muy bien logrado y tienen valores artísticos y de producción sumamente altos.
Este grupo de estudiantes busca compensar los huecos dejados por la imposibilidad del currículo universitario de llenar todas las expectativas de experimentación del estudiante, mientras elimina esa necedad intelectual del estudiante que, demasiado confiado en su talento, no termina de aceptar que la práctica hace al maestro. Como también diría Vigalondo en referencia al estudiante: “El estudiante de cine se enfrenta a muchos laberintos antes de su primer día de rodaje. Pero ha de saber que uno de ellos es, precisamente, desembarazarse de esa ilusión de sabiduría y dominio que todos llevamos a cuesta en nuestros comienzos, y que supone un ataque frontal a nuestra creatividad. No sabemos nada. De hecho, no tenemos ni pajolera idea. No sabemos qué contar ni cómo, ni siquiera si tenemos algo que contar. Ni siquiera si seremos capaces de contar algo que no pueda contar mejor y más barato el de al lado. Y es a partir de esa sospecha inicial (pero que, por otro lado, no te abandona durante toda tu vida) uno empieza a pensar en los auténticos motivos para plantar la cámara aquí, y nunca allí.” Para ver otro corto vea:
La página oficial de la guerrilla: http://laguerrilla.tumblr.com/