Las últimas semanas han sido evidencia suficiente para demostrar la gran indiferencia abrumadora que se respira en Puerto Rico. De más está añadir que existe toda una moral inversa, causada, en gran parte, por la desinformación y los medios amarillistas de este país. Solo hay que mencionar algunos casos para ejemplificarlo:
¿Anuncian que van a cerrar 300 escuelas más? Indiferencia. ¿Anuncian que la directora ejecutiva de la Junta ganará $650 mil al año? Indiferencia. ¿Le quieren quitar $450 millones a la universidad pública del país? Indiferencia. ¿El alcalde del municipio de Guaynabo es acusado de acosar a mujeres y eyacularles en la cara? Indiferencia. ¿El gobierno se niega a auditar la deuda? Indiferencia. ¿El gobierno les asigna contratos jugosos a amigos, cantantes e hijas de políticos corruptos? Indiferencia. ¿El gobierno prohíbe las protestas? Indiferencia. ¿El gobernador convierte en ley reforma de permisos? Indiferencia.
En contraparte, ¿los estudiantes se manifiestan en contra de la Junta y piden auditoría de la deuda? Indignación. ¿Los estudiantes cierran los portones y declaran una huelga sistémica? Indignación. ¿Los estudiantes se manifiestan y crean tapón? Indignación. ¿Las mujeres paralizan el expreso? Indignación. ¿La comunidad transgénero se manifiesta en el Capitolio? Indignación. ¿Los estudiantes sacan a “Lo sé todo” de la Asamblea Nacional de Estudiantes? Indignación.
¿Cuánto tiempo más puede soportar esta balanza desnivelada? ¿Cómo es posible que los asuntos que más ameritan la indignación del pueblo sean los que son acogidos con indiferencia? ¿Por qué tanta indiferencia? ¿Acaso por un sentimiento de brazos caídos, de rendición? ¿Acaso por la desconfianza que generan los dos partidos mayoritarios del país?
En cualquiera de los dos casos, la indiferencia y la inacción no son la respuesta. El pueblo no puede entregarle todas las riendas a un gobierno corrupto. El pueblo no puede seguir indiferente. El pueblo tiene que (y debe) abrir los ojos, asumir su responsabilidad ciudadana. Es hora de salir de la burbujita que nos crean las redes sociales. Es hora de informarnos y no de solamente leer los titulares engañosos. Es hora de resistir las medidas de austeridad que asume este gobierno, que responde solo a los intereses bancarios y no a los del pueblo. Es hora de que entendamos, de una vez y por todas, que los gobiernos responden al pueblo y no el pueblo al gobierno. Es hora de exigir una auditoría de la deuda y un respeto por nuestros derechos. ¿O piensan dejar que los estudiantes sigamos cargando todo el peso del país sobre los hombros? No, esto es una resistencia de país, a todos nos toca, a todos nos violentan los derechos.
Los medios amarillistas, por su lado, deben dejar de desinformar. Es hora de que abandonen sus intereses políticos y partidarios. Ya está bueno de titulares engañosos. Ya está bueno de titulares como: “La UPR de Río Piedras ‘pierde elegibilidad’ para la Beca Pell”, “Los estudiantes ‘rechazan’ reunión con la Junta”. Ya está bueno de titulares prejuiciados: “Universitarios ‘alegan’ que las protestas ablandan a la Junta”, “Estudiantes organizan ‘fiestón’”. Ya basta de que siempre graben el mismo portón de la UPR, a las 7:00 de la madrugada, cuando casualmente hay menos estudiantado. Ya basta del engaño, del descaro y de la falta de respeto que le muestran al pueblo con su desinformación y complicidad. Suficiente tenemos con el gobierno, que día tras día se mofa y se ríe de nosotros.
El autor es estudiante de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.