El Rey de España, Juan Carlos I, ha abdicado a la corona. Noticia ésta que por muy esperada por los observadores no deja de asombrar. Esta crisis de la antigua institución se fue gestando desde 1995 cuando los sondeos de opinión (CIS y otros) asignaban al Rey y a la corona una alta aceptación pública (7.5 de 10). Esta aprobación fue declinando hasta la reciente valoración de 3.75 a 3.68. Son muchos y variados los factores que han lesionando la confianza del público, incluyendo clamorosas rechiflas a todas las personas reales en actos públicos. Actitud ésta que se refleja en las encuestas de Metroscopia con relación a las preferencias sobre la forma del Estado: Monarquía o República. Antes, (1996) la monarquía tenía una clara ventaja, sin embargo, recientemente la opción republicana (la III República) ha ido creciendo continuamente ayudada por diversos factores como el descrédito personal e institucional del Rey, el problema económico, los exagerados costos del sostenimiento de la Casa del Rey, el Caso Noos y los procesos político-constitucionales de Cataluña y Euskadi dirigidos a establecer eventualmente Estados soberanos republicanos.
Son varios los factores que han coadyuvado hacia ese deterioro de la Corona, del Rey, de la Casa Real y de la institución que la representa. Uno de ello es los manchados orígenes de la monarquía actual, inmersa en las execrables instituciones franquistas (e. g. Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947). Un paralelismo histórico nos recuerda que al destronar a la soberana Isabel II, (septiembre de 1868), tatarabuela del Rey Juan Carlos, Antonio Cánovas del Castillo logró la abdicación de aquella reina en la persona de su hijo Alfonso XII y la restauración de la monarquía el 1 de enero de 1875. Sin embargo, este rey no estaba implicado en las políticas isabelinas y los sucesos políticos y constitucionales entre 17 de septiembre 1868 y 31 de diciembre de 1874, el llamado "Sexenio revolucionario". Alfonso es Rey por un golpe de Estado llevado a cabo en esa última fecha, Juan Carlos es declarado Rey de la Monarquía instaurada por las leyes franquistas a la muerte de un "Caudillo", cuyas monedas llevaban el lema de "Francisco Franco. Caudillo de España por la gracia de Dios". Dicho caudillaje fue levantado sobre casi un millón de muertos durante la guerra civil entre 1931 y 1936 y una durísima represión hasta su muerte el 20 de noviembre de 1975. No olvidemos que Franco excluyó al Duque de Barcelona, don Juan de Borbón, crítico de aquel sangriento, abusivo e inhumano régimen franquista y de ahí la preferencia de este dictador por el hijo de Don Juan el Infante Juan Carlos a quien llamará "Príncipe de España", a quien se le entendía dúctil y quien juró solemnemente las leyes orgánicas del régimen franquista.
La moderna bibliografía cuestiona muchos de los mitos y leyendas de la llamada transición hacia la democracia en España después de la muerte de Franco y el verdadero papel del Rey Juan Carlos en los entresijos del intento del golpe de Estado llevado a cabo en el Congreso de los Diputados. Otras fuentes aseguran que el Rey ha tenido una vida matrimonial poco ejemplar destacándose sus relaciones, entre otras, y desde 2006 con una seudo aristócrata y voraz empresaria, Corinna zu Sayn-Wittegenstein, (Corina Larsen) en realidad una alemana común y corriente de origen danés que obtiene ese nombre y título de princesa por matrimonio y lo conserva después de divorciarse (Pilar Eyre, La Soledad de la Reina, 2012). El uso de edificaciones y facilidades del patrimonio nacional, un chalet de El Pardo, para disfrute de esta y otras cuestiones es una referencia de la calidad de esas relaciones personales. Se destacó en los medios que Corinna hasta representaba al rey en gestiones internacionales (Doreen Carvajal & Raphael Minder, "Chastened King seeks redemption, for Spain and His Monarchy", New York Times, September 28, 2012).
Entre otros escándalos está la celebre cacería de elefantes en Botswana, mientras estaba vinculado a una organización protectora de los animales. Un indiscreto retrato con un paquidermo derribado y el grupo real riéndose y gozando, entre ellos el Rey y su amiga antes mencionada llama la atención y desacredita al Rey. La referida "hazaña" demostró a los españoles y al mundo que el monarca carece no solo de prudencia sino que también de sensibilidad y respeto por su misma condición y la de su esposa y familia. El monarca en dicha cacería, se quebró una pierna y los titulares se enrojecieron con tal ocurrencia. El Rey Juan Carlos tuvo que pedir perdón a los españoles por ese viaje y cacería ("El Rey pide Perdón por su viaje de caza en Botsuana", El Mundo, 20 de abril de 2012).
Si le añadimos que España está en una profunda y generalizada crisis que podemos calificar de espantosa, tanto económica y financiera como política pero primordialmente de carácter moral, los daños colaterales de esta real crisis socavaron aun más el prestigio de la Corona, pero substancialmente la persona del Rey. Hemos de tomar en cuenta que la tasa de corrupción de la sociedad española roza altas cotas y que casi no hay institución u organización libre de este flagelo que adquiere matiz dantesco. La Corona, que estaba trastabillando ahora se unió a estas laceradas instituciones.
Otros serios sucesos y problemas se unen para que el Rey tome la decisión de abdicar en la persona de su tercer hijo Felipe, en preterición de la Infanta Elena, la primogénita, en obvio descarte de la declarada igualdad de los hijos acorde con las leyes y la equidad entre los sexos. Es sabido que nunca se reformó la Constitución que declara con mejor derecho de sucesión real al varón que a la hembra. Dicho cambio constitucional pudo hacerse desde 1975 y ciertamente desde la aprobación de la vigente Constitución. Si sumamos el increíble y rocambolesco caso de corrupción y estraperlo de Iñaki Urdangarín, esposo de la segunda hija del Rey, la Infanta Cristina de Borbón, hay que concluir que la corrupción financiera, e institucional y gubernamental toca las puertas del Palacio de La Zarzuela, residencia real, con los consabidos movimientos para tratar de beneficiar en este escándalo a la Infanta, pues se sopesa acusarla. El "Caso Urdangarín" ha concitado seguidos actos de desprecio colectivo contra la familia real en actividades deportivas.
Además de todos estos sucesos escandalosos debemos mencionar el deterioro del proceso político partidis y la declinación de votantes, por millones desilusionados de los dos pilares partidistas de la Monarquía y del régimen monárquico: el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Los resultados de las políticas propiciadas por el Gobierno del PP, y las desastrosas del anterior Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero se observan en las recientes elecciones europeas. Ello ha promovido el surgimiento de nuevas formaciones partidistas como Podemos, entre otras que interesan cambios profundos y un régimen republicano. Ese Gobierno popular desde su incepción ha ejercido duramente una política gubernamental muy criticada socialmente, se señalan abusos, medidas legislativas y decretos, contra las clases más empobrecidas y las clases medias, reformas impuestas de forma arrogante y violenta. Así mismo no ha sabido dicho Gobierno cómo intervenir, por estar implicados miembros populares, con la amplitud y profundidad de la corrupción gubernamental, bancaria y de otra naturaleza; el paro o desempleo de millones de trabajadores; el uso de medidas represivas contra las masas que buscan hacer valer sus derechos en continuas manifestaciones multitudinarias.
Si le añadimos el avance del soberanismo catalán, que busca establecer una Catalunya libre así como las inquietudes vascas tenemos un cuadro muy difícil. El Rey no ha sabido o no ha podido por sus lastres servir de mediador. Se interesa con la abdicación del Rey, renovar el régimen monárquico, darle un nuevo aire, con el nuevo y joven monarca, Felipe V. Sin embargo, creo que dadas las condiciones extendidas y profundas del disgusto y la inconformidad con las políticas del actual Gobierno un recambio de Rey no solucionará los graves problemas españoles. La situación, de extrema gravedad exige una convocatoria adelantada a nuevas elecciones generales; la convocatoria de una Asamblea o Cortes Constituyentes para confeccionar una nueva Constitución española acorde con los tiempos; el empleo de medidas extremadamente rigurosas contra la corrupción—caiga quien caiga—, una profunda y aceptada por todos reforma electoral y otras medidas podría dar un respiro a esta situación de profunda crisis. España requiere de un total cambio de condición política y forma del Estado, con nuevos gestores y nuevas instituciones y por sobre todo: un referéndum entre monarquía y república, como exigieron en la Puerta del Sol, este 2 de junio de 2014 cientos de manifestantes al grito de "Borbones a los tiburones" ("Lara anuncia un 'frente' por la república entre gritos de 'Borbones a los tiburones", El Confidencial, 2 de junio de 2014).
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El autor es Catedrático de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico. Es autor de una "Historia Constitucional de Puerto Rico. 1800-2012", San Juan, Escuela de Derecho UPR y DERECOOP, 2012, 4 vols.
Correo electrónico: carmelodelgado@gmail.com