“Lo importante es llegar a primera…”
– Cefo Conde, pitcher y leyenda del béisbol boricua, para allá para la década del ’40.
La conquista de la nueva frontera del béisbol puertorriqueño depende de si el sudor y el furor del obrero nativo puede vencer el pudor del capataz colonial.
¿Dónde están los dirigentes puertorriqueños en Grandes Ligas? ¿Por qué siguen saliendo buenos peloteros, pero tan solo un técnico alcanza ese puesto de manager en propiedad? En esta serie de tres partes esperamos poner bajo lupa las premisas para esta tendencia y entender cuáles son las razones principales para que los boricuas, y desde un punto de vista macro también los latinos y los negros, no hayan alcanzado prominencia en los puestos de dirigentes. Claro, antes de entrar a explorar este Marte del astronauta pelotero borincano, pongamos las cositas en contexto. Y si se nos va la mano, que Roberto Clemente nos coja confesao’s.
Sudor y furor
Salga a la calle, pálpelo. Es el gozo del fanático de la pelota, anda por doquier, como pasaba en los noventa con las peripecias de aquellos vegabajeños de nombres que empiezan con I y de dos salinenses cuyos apellidos empiezan con A (por si alguien no entiende, nos referimos a Igor González e Iván Rodríguez y a los hermanos Roberto y Santitos Alomar).
En las cafeterías, en las paradas de guagua, en las barras, en el supermercado, en los salones de clases, en las oficinas de trabajo, en las barberías o hasta en los ‘biútis’… el gozo es mucho. La gente parece religiosa al celebrar la resurrección del béisbol puertorriqueño en las Grandes Ligas.
“¿Viste a Javier Báez cómo la sacó ayer?”, le dice, por ejemplo, un don al que le dan el café de las siete de la mañana en la Cafetería Cabrera, al lado de la ‘IUPI’, a un vecino universitario que allí se encuentra. “El caballito de aquí es Correa. Chico, metió un errorcito antier ahí, pero se fue de 4-4. La gente es más ‘welía’, se enfoca en lo negativo”, le contesta el muchacho, con el ceño fruncido. De más está decir que este año, desde los entrenamientos primaverales hasta los ‘playoffs’, el boricua se ha gozado las Grandes Ligas.
De hecho, si prende una computadora o mira su celular podrá ver que, al igual que pasa cuando juega la selección nacional de baloncesto, los expertos de béisbol en Puerto Rico se han reproducido más que los mostritos cuando les caía agua, en aquella peculiar trilogía cinematográfica hollywoodense The Gremlins, de finales de la década de los ‘80. De repente, sobran los eruditos en Facebook y en Twitter y hasta en las secciones de opinión de los diarios digitales. Mire el newsfeed de cualquier aplicación social de su celu y verá a más de uno salivándose con las alternativas para la alineación ofensiva de Puerto Rico en ruta al Clásico Mundial de Béisbol. O sea, el furor del puertorriqueño por el sudor en el terreno de juego de sus peloteros es en serio.
Ahora bien, ya entendido que el boricua retomó por sus fueros su lugar en el diamante de béisbol de Las Mayores, hablemos de porqué, luego de Edwin Rodríguez con los Marlins de Florida, no ha habido más dirigentes puertorriqueños en Grandes Ligas. La pregunta, aparte de ser la espina dorsal de esta serie periodística, llega en este marco: en estos días reportes indicaran que el cagüeño Alex Cora, uno de los más astutos jugadores del cuadro que ha producido Puerto Rico, se entrevistó para los vacantes puestos de dirigentes en los Padres de San Diego y los Marineros de Seattle.
“Yo hablé con Alex ayer mismo y me contó. Me dijo que ya se entrevistó con San Diego y que ahora va con Seattle. Acá andamos deseándole lo mejor, a ver si lo contratan. Ya es hora”, le recontra-confirmó la información a Diálogo el dirigente Rodríguez, durante una amena conversación el pasado domingo.
Días antes de entrevistarse y al ser contactado por este periódico digital, el propio Cora había pedido que “por favor, hablemos de esto después de que pase. Estoy agotado”. Es que, mentalmente, este debe ser el juego más difícil de su carrera en el béisbol.
¿Turno al bate para Alex Cora?
O sea que Cora, un analista de ESPN, un peloterazo de la Liga de Béisbol Profesional de Puerto Rico (LBPRR) que ha alcanzado varios campeonatos con los Criollos de Caguas, tanto de pelotero como de gerente general, que en Las Mayores vistió las franelas de los Dodgers de Los Ángeles, los Indios de Cleveland, los Medias Rojas de Boston, los Mets de Nueva York, los Vigilantes de Texas y los Nacionales de Washington… ese mismo Alex Cora cuyo hermano mayor, Joey, jugó también mucha pelota con Seattle, Cleveland, los Medias Blancas de Chicago y San Diego, el mismo Alex Cora que es hermanito de Aimee Cora, la que trabaja en SalSoul, ese mismo chamaco de Caguas que se graduó de la Escuela Superior de la UPR (la UHS, por sus siglas en inglés) y luego de la Universidad de Miami, pudiese ser el segundo dirigente de Grandes Ligas.
Espérese, umpire, no cante todavía ese out.
“Aquí lo importante no es que lo entrevisten, lo importante es que finalmente contraten a un puertorriqueño. Eso es lo que a uno como periodista, como fanático del béisbol, y, sobre todo, como puertorriqueño le gustaría ver”, dijo sin tapujos el riopedrense Hiram Martínez, experimentadísimo sensei del periodismo deportivo y escritor senior de ESPN Deportes.
“Todos los años entrevistan varios puertorriqueños. Esto lleva así desde años. Al mismo Joey Cora lo han entrevistado como cinco veces. Lo mismo ha pasado con otros, como Cheito Oquendo y Santitos Alomar. Pero siempre se queda todo en nada y retornan a sus puestos, ya sea como coaches o como analistas o en cualquier otra función que ejerzan dentro del mismo béisbol organizado”, articuló Martínez en entrevista desde Bristol, Connecticut, ciudad sede de los cuarteles generales de ESPN.
Al preguntarle sobre las cualidades de Cora, Martínez resaltó, que, “al igual que su hermano Joey, Alex posee gran sentido de béisbol, lo que los americanos llaman baseball sense”, y cuenta “con mucho liderazgo” dentro y fuera del terreno. Por si acaso, Cora también ha sido mencionado durante estos días para dirigir a los Nationals de Washington y a los Marlins de Florida, y el año pasado fue entrevistado por los Vigilantes de Texas para el mismo puesto
“Para mí, él está preparado desde que era jugador incluso. Es un pelotero que si bien no fue una superestrella, era un tipo inteligente, con mucho conocimiento de juego. Se le notaba que era un estudioso. Aquí (en ESPN) ha demostrado que es un gran analista en inglés y en español. Pero con las Grandes Ligas, a veces sucede que no escogen los mejores disponibles, aunque sí te digo que la cantera de potenciales dirigentes latinos va cada año creciendo. ¿Cuántos potenciales candidatos hay ahora mismo? Pero te repito, que la tendencia es que los entrevistan y no los contratan, y eso es lo que a uno le gustaría ver que cambiara”, argumentó el cronista.
Cora se ha convertido en una de las principales voces analíticas de ESPN:
Mako Oliveras, quien durante la década del noventa fue coach con los Cachorros de Chicago y quien es el dirigente con más campeonatos en la boricua LBPPR, se unió al coro que canta las loas del menor de los Cora.
“Chacho, para mí era un problema siempre dirigir contra un equipo en el que estuviese Alex Cora, porque tenía que dirigir contra el dirigente en el dugout y contra Alex en el terreno”, manifestó Oliveras al ser consultado por este rotativo.
“La mente que para el béisbol tiene este tipo es fenomenal, fuera de este mundo. Igual puedo decir lo mismo de su hermano Joey y de otros, como Eduardo Pérez. Pero yo temo que sea como todos los años, que entrevistan a varios latinos para callarles la boca a los críticos del béisbol y a la comunidad latina en general y luego no sucede nada”, apuntó.
Pudor de Grandes Ligas…
Tanto el periodista Martínez como los dirigentes Oliveras y Rodríguez coincidieron en que Cora es tan solo la punta de lanza de una cantera de ex peloteros boricuas con grandes cualidades para dirigir. Nuestros entrevistados mencionaron, por ejemplo, a ambos hermanos Cora; a Eduardo Pérez, el hijo del inmortal Tany Pérez que lideró a Santurce a un campeonato nacional en enero pasado; a Josué Espada, coach de primera base de los Yanquis de Nueva York; al mayor de los hermanos Alomar, Santitos, coach de banco de Cleveland que en 2012 fungió como manager interino tras el despido de Manny Acta; a Charlie Montoyo, coach de tercera base de Tampa Bay; a los dos hermanos mayores de Yadier Molina, Cheo y Bengie (“y yo desde ahora tiro al medio a Yadier”, dijo Martínez); y a José ‘Cheíto’ Oquendo, que lleva toda una vida como coach en San Luis.
“Te digo, son un montón. Ahora, el por qué no los escogen… Tremenda pregunta”, reiteró Martínez.
Es que estos lanzamientos de los millonarios que contratan gente en el béisbol organizado no son tan fáciles de descifrar. Da hasta rabia, en ocasiones. Oliveras, por ejemplo, tiene unas posturas muy particulares sobre lo que necesita un puertorriqueño para dirigir en Grandes Ligas, las cuales veremos en la segunda parte de esta serie. Y aquí es que llegamos a la otra palabra que rima con sudor y furor: pudor. ¿Hay pudor en las Grandes Ligas, hay racismo a la hora de contratar un dirigente latino? ¿Si lo hubiese, sería porque este puesto representa una posición de poder dentro del equipo, en contraste con la de un jugador, que quizás sea considerado como mera mano de obra?
“Aquí hay muchas preguntas que se hacen, y muchos temas para abordar, pero si tú me preguntas si hay o no racismo, yo tendría que decirte que sí porque lo viví en carne propia. Yo te voy a hacer un cuento a ti…”, empezó a despepitar Oliveras, con más honestidad acelerada que la de un fanático de los Cachorros cuando le preguntan por el fufú de la cabra Billy o por aquel terrícola de nombre Steve Bartman, el que le robó el out en el jardín izquierdo a Moisés Alou en el sexto juego de la final de la Liga Nacional en 2003.
Suave, Mako, no te robes esa base todavía, que estamos sin outs en la primera entrada. ¿Qué nos dice el coach Rodríguez?
“Yo te diría que ese ángulo del pudor, del racismo, ese ángulo es genuino, ese ángulo es real. Yo lo viví con los Marlins”, respondió Rodríguez, actual dirigente de la selección nacional. “Pero no solamente hacia los potenciales dirigentes es real este ángulo, todavía sigue hacia los mismos peloteros, de la forma en que hablan de ellos a puertas cerradas, de la forma que los tratan, la doble vara es aún real. Aquel que trate de tapar eso con la mano no puede, es imposible. Que es un problema que no se le da la exposición que quizás antes tenía, pues creo que es peor, creo que es más peligroso que antes. Creo que es más peligroso que antes porque es un racismo que anda oculto, en camuflaje”, disparó el primer dirigente puertorriqueño en la historia Las Mayores.
Camuflaje de pudor de Grandes Ligas, eso suena más interesante que los cuatro jonrones de Carlos Delgado en un solo partido. Pero retomemos este juego luego. Son varios los obstáculos a vencer en la conquista de esta nueva frontera en el béisbol organizado. En el próximo turno al bate, ambos dirigentes nos explicarán cómo va la cosa con el racismo institucional que se vive en las Grandes Ligas, y en el turno de arriba nos embarcaremos en algo novel que se conoce como “las tendencias del juego de béisbol según las estadísticas”, una cosa que dice Rodríguez “es lo que durante los pasados cinco o seis años viene dominando cómo se construye un equipo y cómo se dirigen los juegos de Grandes Ligas”.
Esta serie promete ser un duelo de picheo.