Steven Soderbergh estrena su más reciente película: Contagion. Un drama espeluznante que dejará a muchos de los espectadores paranoicos y sin ganas de volver a tocar una puerta, un pasamanos, un tubo del transporte público ni volver a darle la mano a más nadie, por lo menos por unos días.
Con la paranoia global que ocasionó la más reciente pandemia (la gripe A H1N1), mucha gente aprendió lo rápido y fácil que es posible, que una enfermedad se transmita alrededor del globo terráqueo. Los casos de la antes llamada “gripe porcina” se fueron dando exponencialmente en diversos países en todos los continentes y esto ocupó el primer lugar de exposición mediática, causando una histeria colectiva, orquestada por la Organización Mundial de la Salud. Afortunadamente, esto no resultó ser más que una reacción exagerada por parte de los medios y los organismos internacionales, ya que dicha gripe no era tan terrible, comparada incluso con otras enfermedades tan comunes como la gripe normal.
Pero Soderbergh se vale de este miedo que dejó en los corazones del mundo la gripe A H1N1 para plantear una realidad: ¿Qué hubiese pasado si en vez de una gripe sobre evaluada, lo que se hubiese esparcido por el mundo hubiese sido una enfermedad desconocida que acababa con el infectado en tan sólo tres días? De esto trata Contagion. Se podría decir que es una película del género de desastres (disaster movie), pero que en vez de recurrir a la histeria irracional y al héroe que escapa de la muerte durante todo el film, por el contrario nos presenta personajes muy racionales que simplemente intentan detener la extinción por el único medio posible: la ciencia y la razón.
Steven Soderbergh utiliza su estilo metodológico de narración cinematográfica para mostrarnos el proceso mediante el cual, este virus letal se propaga por los cinco continentes, diezmando la población mundial en cuestión de meses. De igual modo, nos demuestra que, si esto llegase a pasar, la enfermedad no discriminaría a la hora de matar. Esto lo hace cuando él mismo no discrimina entre grandes actores o extras, matando en menos de cinco minutos de película a una de las grandes figuras que conforma su elenco.
La película es buena. Muy buena quizás pues, como dije ya, uno sale con miedo a infectarse de alguna enfermedad tan sólo por usar un teléfono celular prestado o recibir el cambio al pagar con efectivo en un local. Las actuaciones del gran elenco que actúa en Contagion son bastante buenas, incluso de aquellos que no aparecen en pantalla por más de diez minutos. La fotografía, la edición y la musicalización son brillantes y la dirección de Soderbergh cumple su cometido.
Personalmente, el estilo de Steven Soderbergh no me gusta. Me parece demasiado frío, distanciado y casi documental. Como acertadamente me comentaba el crítico de Primera Hora, Mario Alegre, las películas de su filmografía muestran “los pasos para hacer algo”. En las películas del Ché Guevara, vemos los pasos para hacer una revolución, en las películas de Ocean’s Eleven y sus secuelas, los pasos para robar casinos. En esta, vemos los pasos para que una pandemia arrase con millones de personas. Aún así, a pesar de que personalmente no sea de mi agrado, no puedo negar que el film es excelente.
Además hay en la historia un elemento que sí me dejó muy satisfecho y tiene que ver con el origen del virus. No adelanto nada para no hacer “spoilers”. De igual modo, me gustó mucho la crítica que se hace con el personaje de Jude Law, a aquellos fanáticos de las teorías conspiratorias y la forma en que hacen más daño que bien a quienes les creen.
Para la promoción del film, Warner Brothers Canada realizó una valla publicitaria hecha por un equipo de microbiólogos e inmunologistas, que fue pintada con bacterias y hongos. Bastante apropiado para la película:
Sin lugar a dudas Contagion es una gran película, entretenida, interesante, original y sobre todo, espeluznante. Una recomendación, vaya a verla con un envase de hand sanitizer. Lo va a necesitar.