"Todo lo que una persona puede imaginar, otras podrán hacerlo realidad." Julio Verne.
Muchas han sido las veces en las que la ficción ha presagiado la realidad. No sólo en cuestiones de tecnología, como cuando Julio Verne describía en 1865, mediante sus obras literarias cosas como el fax, la Internet, los viajes a la luna y los submarinos, muchos años antes de que estos hubiesen sido inventados; sino cuando otros artistas habían ya visualizado desastres en sus patrias, antes de que las mismas ocurrieran. El director japonés, Akira Kurosawa, predijo la catástrofe nuclear que vive hoy en día su nación en 1990, por medio de una película llamada "Dreams", que constaba de ocho cortometrajes, basados en sueños reales del director, en etapas diferentes de su vida.
La predicción se puede observar en el corto llamado "Mount Fuji in Red", en el que el pueblo japonés observa con horror como su patria es destruida por la radiación, luego de que una planta nuclear estalla. En un momento del filme, un individuo dice "los seis reactores han ido estallando uno por uno".
Esta exactitud con la que Kurosawa explica como va ocurriendo esta catástrofe produce escalofríos cuando tomamos en cuenta que de los seis reactores nucleares de la planta de Fukushima, cuatro ya han explotado uno tras otro, mientras que los dos restantes soportan altas temperaturas y se encuentran en peligro de sufrir el mismo destino.
¿Sería el sueño de Kurosawa uno profético o simplemente estaría bajo los efectos de la paranoia nuclear? Posiblemente el laureado director nipón, sólo hacía eco de los miedos y el recelo que se tenía ante esta fuente de poder.
Por otro lado, no había que ser místico para preveer esta catástrofe. De hecho, Wikileaks dejó conocer una información sobre un cable de la embajada estadounidense en Viena, destinado a Washington hace dieciocho meses, en el que se hablaba de que por más de diez años, la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA por sus siglas en inglés), había criticado la seguridad de las plantas nucleares de Japón.
De igual modo, otros cables citaban a un legislador nipón que visitando oficiales de los Estados Unidos en el 2008, afirmó que las compañías energéticas en su país, estaban ocultando problemas en la seguridad nuclear, mientras que presionaban para que no se aprobaran compromisos de energía renovable en el Gobierno. En varios cables también se pone al descubierto que TEPCO (la compañía eléctrica de Japón) reportó números falsos en relación a la temperatura de sus refrigerantes y demás medidas de seguridad, durante varios años (incluyendo registros de finales de los ochentas).
Los cables también revelaron que Taro Kono, un activista ambientalista japonés, expresó en el 2009 que el Gobierno no tenía un buen sistema de manejo de desperdicios nucleares, situación sumamente peligrosa en un país propenso a erupciones volcánicas y terremotos. Así mismo, otro cable explica que los reactores de Fukushima, creados en la segunda mitad de los años setenta, no tenían sus características bajo las condiciones estandarizadas de seguridad, necesarias para resistir embates naturales como el terremoto y el tsunami ocurridos el pasado 11 de marzo.
¿Podría Kurosawa haber sabido de estas irregularidades? ¿Habrán sido estas y no un sueño la verdadera fuente de inspiración para “El Monte Fuji en rojo”? Lamentablemente no podemos saberlo. En todo caso, no es la primera vez que el cine intenta avisar a la humanidad de los peligros de su propia insensatez. Como dice otro individuo en el corto: “la estupidez del hombre es increíble”.