Consumada la masacre de Tucson el mercado de culpas no se ha detenido. La crispación del clima político en Arizona, el discurso primario e intolerante del Tea Party o, simplemente, los impulsos oscuros de un loco solitario, han sido algunas de las razones que han circulado por el ecosistema mediático en los últimos días.
Sin embargo, poco se ha comentado sobre el desempeño de los medios de comunicación en Estados Unidos y la cuota de responsabilidad que los mismos podrían tener por la polarización ideológica de ese país.
“Tone it down… make your argument intellectually”
Luego del tiroteo de Arizona, Roger Ailes, uno de los principales directivos de Fox News, empresa periodística reconocida por su incendiario discurso de derechas, pidió a sus comentaristas que bajaran el tono de sus declaraciones y que hicieran un esfuerzo por elevar el nivel intelectual de sus argumentos.
Los seudoanalistas de Fox son figuras arquetípicas del género “News/Talk”, fenómeno que se popularizó en Estados Unidos a partir de la década del ochenta. Ingenioso, con mucho ruido y pocas nueces y extremadamente autoritario, el discurso de ese popular género también se caracteriza por una marcada tendencia inquisitiva e ideológica.
Mientras tanto, en el homenaje a las víctimas de la masacre el Presidente Barack Obama advirtió que sólo un “discurso público cívico y honesto” salvará al país de la debacle social. Por otro lado, varios científicos políticos advirtieron la responsabilidad moral por los asesinatos de Arizona de un espacio político demasiado proclive a la retórica de la intolerancia y la violencia simbólica.
Los medios de comunicación y la esfera pública
La invitación a bajar el tono agresivo de la discusión pública y, por el contrario, a promover un debate ciudadano respetuoso de la diversidad política y de las identidades, también debe ser aceptada por la prensa estadounidense. Después de todo, la esfera pública contemporánea, ese espacio simbólico de intercambio en torno a los asuntos de interés común, está muy influenciada por el desempeño de los medios de comunicación.
Además, en el campo periodístico existe una fuerte tendencia a la simplificación de la realidad, a la difusión de un discurso maniqueo –que divide el mundo entre “buenos” y “malos”-, a la polarización y a la circulación de contenidos sensacionales. Lamentablemente, la prensa padece una gran debilidad por la confrontación y en vez de arbitrar los debates en muchas ocasiones escenifica polémicas artificiales para alentar el conflicto y la provocación.
Esta cultura de la polémica no necesariamente genera más audiencias, pero sí es más barata. Los espacios de entrevistas o tertulias son menos costosos que la puesta en marcha de un departamento de noticias puesto al servicio de la información veraz y la investigación en profundidad.
Comunicar la convivencia y la tolerancia
Como bien explica Silvia Alvarez Curbelo en el texto Violencia mediática: los periodistas y la Universidad conversan, la relación entre la violencia y los medios de comunicación no es un tema nuevo de reflexión. Los estudios fundacionales de la comunicación adjudicaban a los medios una gran influencia sobre el comportamiento de los receptores. Con el paso de las décadas la perspectiva determinista perdió fuerza en aras de una interpretación que le dio más peso a los procesos de recepción del público.
De todos modos, los productos de los medios de comunicación tienen mucho que ver con los imaginarios de la ciudadanía. Y una de las principales responsabilidades del campo mediático es comunicar para la paz y la convivencia de las personas y las sociedades.
La convivencia supone el reconocimiento del otro y en ese sentido el rol de los intermediarios en el proceso de la comunicación (políticos, periodistas, funcionarios públicos, etc.) es vital.
Comunicar, después de todo, no es sólo transmitir informaciones sino un compartir. En ese sentido la tragedia de Arizona es también un grave recordatorio de que, como dijo el gran escritor y periodista polaco Ryszard Kapuscinski –cronista de varias guerras-, los medios comunicación trabajan con la materia más delicada de este mundo: la gente. Con nuestras palabras, con lo que escribimos sobre ellos, podemos destruirles la vida.
[el autor es Catedrático asociado en la Escuela de Comunicación y periodista]