Las casas editoras en Puerto Rico enfrentan el desafío ante las nuevas tecnologías. El libro electrónico aparece con fuerza; también el Internet ha facilitado la autogestión para publicaciones en casi cualquier formato. A este fenómeno cabe añadirle las complicaciones en el mercado. En la Isla se vive una intensa recesión económica en la que todas las clases sociales se han visto afectadas. Por lo que, cabe preguntarse ¿Podemos comprar libros mientras nos empobrecemos?
Este desafío de supervivencia también impacta a los escritores. Más aun a los que nunca han publicado sus manuscritos cuyo camino a los estantes de las librerías es bastante rocoso si no han sido galardonados con algún premio. Asimismo, la falta de dinero, sin duda, puede retraer al escritor de sus intenciones de publicar. Y es que, el costo para publicar algún texto podría sobrepasar los mil dólares.
Mientras que, el escritor publicado no es necesariamente el que cumple con los criterios del editor. Más, sí es la persona que tiene el dinero para pagar su publicación.
Inmersa en este contexto surge La Secta de los Perros, editorial originada a través de los colmillos de Rafael Acevedo, escritor y profesor de lenguas y literatura en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras. En el 2005, La Secta de los Perros fue una revista cínica dedicada a los artículos de política y literatura. Contaba con colaboradores como Yara Liceaga, Debora Hunt y Mara Pastor. Mientras que, luego de dos ediciones el concepto canino-sectario cambio su misión con respecto a la literatura.
Editorial Sectaria-Canina
La propuesta de La Secta de los Perros, es atrevida ante el mercado vorazmente capitalista. De entrada, esta propuesta estaba “destinada al fracaso”, como comenta el mismo Acevedo. Sin embargo, la hazaña ha sido muy exitosa. Por ejemplo, en el 2009 se bautiza como editorial publicando la novela de corte policial El Ángel del Verso de Francisco Velázquez. Basándose en la filosofía clásica del escepticismo Acevedo como editor decide publicar buenos libros.
La mayoría de los autores no habían publicado antes como es el caso de Francisco Velázquez cuya carrera periodística es extensa pero no había sacado a la luz su producción literaria. Aún más, recientemente, llegó a las librerías tres relatos también policiacos recogidos en El muro que guarda el rosal, bajo este sello editorial.
Por su parte, “Rafa”, como le llaman aquellos cercanos, lee y con las publicaciones opina sobre lo que es buena literatura en el País. El género literario no forma parte de los criterios. La trayectoria del escritor tampoco es requisito, no hay prestigio que seduzca a estos perros. La literatura de calidad se vende; esta es su apuesta. De hecho, los autores no pagan por la publicación. La editorial se sustenta imprimiendo una pequeña cantidad de ejemplares. La venta de estos paga el costo de la publicación y la mayoría de la ganancia va al escritor a diferencia de la editorial tradicional que en algunos casos la distribuidora cobra más porcentaje que el autor. En efecto, los libros en su mayoría no exceden los diez dólares.
La producción es completamente local. El escritor es involucrado en todo el proceso de su libro: desde el diseño, el arte y el formato. Este sistema resulta de cierta forma democrático, para aquellos escritores que guardan sus textos en la gaveta.
La Secta de los Perros, lanza títulos de alta calidad como lo es Waltzen de Lina Nieves Avilés, Adela encuentra su peluche de Juan Carlos Quiñones y Nueve de Gretchen López.
Al mismos tiempo, la editorial ha estructurado un blog (http://lasectadelosperros.blogspot.com) donde suben fragmentos de libros como el de Odette Casamayor y José ‘‘Pepe’’ Liboy, que aún están en imprenta. Por lo que, finalmente, la editorial, estimula la gestión literaria en la escena contemporánea de la en lo que se espera llegar a distribución de textos en México y España.