En un artículo anterior discutí la necesidad de que la Universidad de Puerto Rico (UPR) revise sus procesos, mayormente asociados a su tarea de investigación, para atender mejor las realidades de hoy, a la vez que la convierten en una institución más ágil y económica, abierta a ampliar y diversificar sus fuentes de ingresos. En el presente artículo intereso discutir la necesidad de revisar sus ofrecimientos, así como las estrategias para brindarlos.
Al revisar sus ofrecimientos, la UPR debe pensar en tres grupos de población: los estudiantes que actualmente estudian y terminan sus grados, los estudiantes que se dan de baja y una población que se atiende en forma limitada, que son los adultos que interesan poner al día sus conocimientos, desarrollar una nueva preparación o enriquecer su ocio.
En cuanto a los estudiantes que terminan sus grados, es necesario analizar si estamos atendiendo sus necesidades en forma efectiva. Por ejemplo, cada día se abren oportunidades en áreas interdisciplinarias. ¿Ofrecen los programas actuales oportunidad para el intercambio entre disciplinas? Como dice el Plan Estratégico 2017-22, es necesario un “acceso a rutas más flexibles y grados conjuntos”. Debemos preguntarnos, además, si hay que aumentar las experiencias prácticas y de internados en las diversas carreras. Ya que muchos alumnos estudian y trabajan, ¿cómo aprovechar las experiencias de trabajo para enriquecer la formación del estudiante?
En cuanto al grupo que abandona sus estudios, es necesario crear un sistema de identificación temprana para apoyarlos a tiempo. Otras universidades han establecido sistemas electrónicos que recopilan datos de los estudiantes y avisan a tiempo cuando hay señales que apuntan a posible deserción. Por ejemplo, una de las causas de la deserción es el fracaso en las clases. Esto puede tener diversas raíces.
Una medida preventiva es trabajar en alianza con el Departamento de Educación para mejorar la preparación para los estudios universitarios. Esto, a su vez, disminuiría la necesidad de los cursos remediales, lo cual representa una economía para la UPR. El proyecto Acceso al Éxito, que se trabajó bajo la vicepresidencia de Asuntos Académicos y Estudiantiles de la UPR, desarrolló cursos en línea libres de costo para preparar a los estudiantes de escuela superior para los estudios universitarios (repaso.upr.edu). Estos cursos están disponibles para ser utilizados tanto por las escuelas, como por la universidad. Junto con la labor preventiva se debe experimentar con centros de apoyo a los que se refiera a los estudiantes mientras toman el curso, tan pronto se observen dificultades. Así, se les apoya a ponerse al día en la clase. Para esto se puede utilizar estudiantes tutores y herramientas electrónicas, como cursos y módulos en línea.
El por ciento más alto entre los estudiantes que se dan de baja son estudiantes de bajos ingresos. Así que, junto con el interés general por disminuir las bajas, hay además un interés particular en aumentar el acceso de estudiantes de bajos recursos a los grados universitarios.
Otra de las razones para dejar los estudios es la necesidad de trabajar. Para atender este grupo, la UPR debe ampliar sus ofertas en línea, lo cual no solo apoyaría a estos estudiantes, sino a otras personas que estén trabajando e interesen poner al día sus conocimientos o desarrollar una nueva preparación.
Se debe también trabajar por fortalecer la educación continua, atendiendo, entre otras cosas, la actualización técnica y profesional. Ampliar los certificados que permitan nuevas preparaciones. Por ejemplo, un maestro que interese cambiar de área de especialización podría tomar una certificación en su nueva área. Junto con la actualización profesional, se deben ampliar las alternativas para una población en aumento, que son las personas retiradas en búsqueda de enriquecer el ocio. A la par que se colabora por desarrollar los talentos y competencias de la población adulta, la educación continua puede convertirse en una fuente de ingreso para la UPR.
Además del apoyo a la educación formal, la UPR tiene un caudal de riqueza, que es preciso potenciar, para enriquecer la educación informal de estudiantes y de la ciudadanía en general. Nuevamente, este caudal podría generar nuevos ingresos.