¿Qué lecciones nos dejó el paso del huracán Irma? ¿Qué nos falta por aprender? Son algunas de las interrogantes que merecen especial atención al examinar el impacto de este fenómeno atmosférico en nuestra zona?
“Lo que Irma hizo fue darnos un aviso. Un aviso grande sobre muchas de las prácticas de planificación que se han ejercido hasta el momento. El paso de Irma nos ha hecho pensar en los espacios, particularmente en las zonas marítimo-terrestres, zonas inundables, zonas boscosas y zonas agrícolas”, expresó Carlos J. Guilbe, catedrático en el Departamento de Geografía del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPRRP).
Según Guilbe, ya se ha hablado de cambios climáticos, calentamiento global y solidificación, pero lo que amerita en este momento de vulnerabilidad y fragilidad económica, es revisar el Plan de Uso de Terrenos de Puerto Rico -que ahora en noviembre cumple dos años de ser aprobado- y fomentar que los municipios reevalúen su plan de ordenación territorial.
Asimismo, indicó que hay que analizar e insertar las políticas públicas sobre el proceso de solidificación marítimo terrestre y revisar los reglamentos de construcción, que -al presente- están hechos para sostener vientos de 130 millas por hora; a pesar de que con el huracán Irma -de afectar directamente a Puerto Rico- se hubiesen recibido vientos de mayor cantidad.
“No tenemos el dinero, pero tenemos las mentes”
“¿Hay dinero para actualizar los reglamentos? No, no hay dinero. Pero están las mentes y ese es el verdadero reto que tiene la UPR”, añadió el profesor universitario al insistir en que la Universidad de Puerto Rico cuenta con las escuelas de arquitectura e ingeniería y los departamentos de ciencias ambientales, economía y geografía para actualizar todos estos reglamentos y ampliar los currículos de enseñanza en aras de establecer nuevos proyectos de investigación.
“Este fenómeno atmosférico nos enseñó que estamos más cerca de recibir un huracán que de cuadrar las finanzas del país. Las finanzas del país pueden tomar años, pero un huracán puede formarse en 24 horas y destruir un país en 48 horas. Tenemos que poner en función un reglamento sencillo de construcción, de permisos y de uso de terrenos que sea implantable para salvar vidas y podríamos dar un gran paso adelante si las universidades mejoran las herramientas de economía y planificación” anotó.
“Necesitamos un mantenimiento continuo”
Según Félix Aponte Ortiz, planificador y profesor retirado de la UPR, necesitamos ejercer un mantenimiento continuo, pues “el descuido del mantenimiento de infraestructuras denota negligencia operacional e incapacidad financiera en cuanto a las prioridades de cómo se maneja el dinero, los ingresos y los gastos que se cubren”.
Así lo explicó Aponte Ortiz al evaluar la deficiencia de uno de los componentes primarios de nuestra infraestructura, la energía eléctrica.
“Puerto Rico nunca había estado tan vulnerable a un huracán. Estamos muy frágiles, la infraestructura está frágil”, añadió Aponte Ortiz al ser enfático en que -de todos los componentes infraestructurales- tenemos parcialmente afectado -solo- uno de ellos.
“Si el huracán nos hubiera afectado directamente, hubiese comprometido todas nuestras infraestructuras: puertos, aeropuertos, puentes, carreteras, el recogido de basura, el tratamiento de las aguas usadas, entre otros”, anotó.
Hacia un país más denso y menos disperso
“La fragmentación en el uso del terreno hace que las estructuras sean más costosas y vulnerables para los huracanes. El país del futuro debe ser uno más denso y menos disperso”, estableció Aponte Ortiz, al también hacer mención del Plan de Uso de Terreno que aprobó la Junta de Planificación para el año 2015.
“Es urgente que miremos este instrumento y que haya un compromiso social concreto para implementar esta normativa, porque esto -a la larga- nos hará menos vulnerables y capaces de recuperarnos rápidamente de fenómenos atmosféricos”, concluyó.