![](files/paolo.jpg)
¿Cuál es el resultado de uno más uno? En términos matemáticos puede que resulte evidente la ecuación. No pasa lo mismo si los elementos que se suman fuesen nada más y nada menos que los del amor, donde el resultado no siempre es igual a la suma de sus partes. Es desde esta arbitrariedad que esta novela engancha al lector. Un número primo es aquel que es divisible entre él mismo y uno. Existen también los primos gemelos y son aquellos entre los cuales se interpone siempre un número par. El 17 y el 19, el 41 y 43, por ejemplo, permanecen siempre cerca sin que se concrete nunca el encuentro verdadero. Alrededor de esta brillante metáfora, el italiano Paolo Giordano teje su primera novela: “La soledad de los números primos”. El texto narra la historia de Alice y Mattia, dos seres distantes, pero no necesariamente distintos. La sucesión de varios episodios ocurridos en la lejana infancia dejan una profunda cicatriz en la vida de ambos personajes. Este joven italiano desbarata la idea ingenua que coloca la infancia como ese lugar privilegiado en donde todo es posible, incluso la felicidad. La niñez es en el texto, el lugar propicio en donde se cuaja ya desde un principio la crueldad humana. Una crueldad que tanto Alice, como Mattia, tienen irreductiblemente que acarrear como un pesado fardo hasta ya entrados en una edad más adulta. Con admirable madurez, el autor nos ofrece esta extraordinaria historia que nos devela lo peor y lo mejor que convive en la conciencia humana; aunque a veces lo ignoremos o no demos en ello. Giordano edifica cada personaje de forma magistral, resalta sus rasgos psicológicos de tal modo que es posible para el lector reconocerse en todos y a su vez en ninguno. El tono es a ratos apátrida y permite que la historia se desarrolle sin la a veces imperiosa necesidad de trazar un mapa geográfico. La metáfora medular de la novela se mantiene e intensifica a través de toda la obra. El texto se sostiene a través y desde el desencuentro; así como en la imposibilidad de los afectos. Con mirada detenida, casi molecular, rescata y da en detalles mínimos, cotidianos, que potencian el aire poético que envuelve y persiste en la historia de principio a fin. A esta novela no le sobra ni falta nada. Si algunos pasajes llegan a empalagar, se regeneran con una prosa rica en imágenes y resonancias. Cada oración extiende la mano hacia la próxima, se aferra a ella de modo tal, que la profundidad se duplica. “La soledad de los números primos” prescinde, afortunadamente, de pretensiones épicas. Le recuerda al lector que el acto de leer es uno solitario, que la soledad no necesariamente se mitiga cuando son dos las soledades que se juntan. Desde sus primeras páginas, este libro abre una herida en el lector que tal vez continúe abierta una vez acabada la lectura. El autor es escritor. christian.ibadel@gmail.com