A pesar de que en el mundo los tres idiomas oficiales son mandarín, español e inglés, cada país dentro de su cultura tiene su propia lengua natal. Por ende, al momento de un escritor redactar, ¿en qué idioma se supone que lo haga? Este tema fue uno de los que se debatió, la semana pasada, en el conversatorio El Diálogo de las Lenguas y la Creatividad Cultural, durante el VII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) 2016.
Los panelistas invitados fueron Gerardo Piña Rosales, Mayra Montero, Justo Bolekia, Julio Escoto, Melanie Taylor y Tino Villanueva.
“¿Cómo es posible que adoptemos un idioma que no tiene nada que ver con nuestra idiosincrasia cultural? ¿Cómo voy a ser el asesino de mi propia lengua y cultura? Decidí escribir insertando partes de mi lengua materna porque entendí que era una forma de revelarme contra este asesinato. Cuando inserto los textos, no los traduzco al español porque el objetivo es poderles explicar, cuando me preguntan, que se trata de un lenguaje”, argumentó el doctor Bolekia quien es oriundo de Guinea Ecuatorial.
De acuerdo a Bolekia, los lingüistas -generalmente- consideran que los africanos tienen dialectos en vez de lengua. “Me decían que los lenguajes africanos no se podían escribir porque no tienen ortografía, así que decidí usar las letras del alfabeto español para que pudiesen entender mi idioma”, explicó el también académico de la Real Academia Española (RAE).
Siguiendo esa línea, el doctor Piña Rosales habló sobre los escritores de origen hispano en Estados Unidos. Para él, es importante que estos escritores sigan hablando en su idioma materno puesto que esto los identificaría como “hispanounidense”. “Los escritores que llevamos muchos años viviendo en Estados Unidos pero seguimos escribiendo y hablando español, somos hispanounidenses”, argumentó el miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE).
Por otro lado, Julio Escoto de Honduras y Melanie Taylor de Panamá escogieron dar ejemplos sobre la influencia de otros idiomas en sus respectivos países.
Escoto comenzó su ponencia dando un trasfondo de los años 60 en Honduras. “En este ensayo trataré de recontar cuales son los términos, de uso popular, que nacieron en la década de 1960 en Honduras. Para esta época la industria bananera estaba compuesta mayormente de una cultura de habla inglesa por lo que fue un periodo de creación de palabras. Por ejemplo: wachiman salió de watch man; el césped ahora es la yarda, que proviene de yard; y nos parkeamos en vez de estacionarnos”, señaló el director de la Editorial Universitaria de Costa Rica.
Por su parte, Taylor quien es psicóloga con especialidad en musicoterapia, recontó un poco de la historia del canal de Panamá y de cómo fue que los inmigrantes influenciaron en la música. “Estos hombres hablaban inglés, tocaban jazz y cantaban calipso. Posteriormente, el calipso se comenzó a fusionar con otros géneros y de ahí fueron surgiendo nuevos movimientos musicales como los combos”, detalló.
Esto último, aunque no se trata de literatura, es un ejemplo de cómo otras lenguas y culturas influencian en la creación de otros géneros o proyectos. De acuerdo con Bolekia, la creatividad puede provenir de diferentes fuentes incluso de los “textos narrados por nuestras madres y abuelas”.