Tengo un problema serio. Al parecer, acabo de ver una película con Star Wars en el título, pero sin rasgos de la serie original en ella. Me estaré volviendo loco, o es que Star Wars: The Last Jedi es un problema “Disneyficado” que no merece ser parte de la serie.
Para propósitos de mi argumento, defino la disneyficación como el proceso no tan creativo en el que cineastas sacrifican la originalidad y seriedad de un proyecto y en su lugar inyectan un humor que garantiza apelar a las masas. A esto se une un sinnúmero de personajes ‘cute’, que son perfectos para obtener ganancias monetarias. Si desea más información o ejemplos, vea el tratamiento que Disney le ha dado a todas las películas Marvel.
La disneyficación puede ser algo positivo o negativo. En el caso de The Last Jedi son ambas.
The Last Jedi empieza donde The Force Awakens acabó. La joven Rey encuentra a Luke Skywalker con el propósito de que este la entrene en las artes Jedi. En el comienzo de la película, solo quedan tres Jedis: Rey, Luke, y el Kylo Ren, el villano en Force. Luke es el único que puede entrenar a Rey para poder así continuar el legado Jedi, y derrotar a Ren y su gobierno llamado la “Primera Orden”.
Los demás personajes pasan el resto del tiempo en guerra con la Primera Orden y huyéndole al director supremo de esta, llamado Snoke. Es lo más que puedo decir sin entrar en detalles y recibir regaños de lectores molestos. Esperen lo esperado: muertes, batallas estelares, revelaciones de parentesco, efectos especiales fenomenales y más secretos de la familia Skywalker.
Con una duración de 152 minutos, The Last Jedi tiene mucho relleno. Haberle editado media hora no lo hubiese herido en lo más mínimo y realmente no cambiaría mucho la historia. Aunque varias de las escenas no son tan necesarias, no se puede decir que The Last Jedi es aburrida. De hecho, diría que es de las entradas más entretenidas de la saga.
En esta ocasión, elogiaría a Rian Johnson, el director y escritor, pero realmente no lo veo como el visionario responsable. La disneyficación exige que todos los artistas en el proceso creativo usen un molde que limita que los directores marquen sus películas con un estilo particular. Johnson dirigió Looper (2008) y Brick (2005), ambas películas con una narrativa muy peculiar que llevaban el sello de Johnson. The Last Jedi es más una película dirigida por Disney, que por Johnson, y el filme no posee ningún rastro del estilo de su dirección.
Los personajes también han cambiado grandemente en esta versión de Disney, en particular Luke Skywalker. El actor Mark Hamill regresa para interpretar el papel que lo llevó a la fama, pero es difícil reconocer el personaje. Se parece y suena a Luke, pero por alguna razón hace bromas que se sienten extrañas en este personaje, quien es famosamente quejón. Skywalker era insoportable en la saga original, y no pasaba cinco minutos sin quejarse. Disney nos presenta una versión madura y agradable del personaje, pero no se percibe como Luke Skywalker.
Oscar Isaac y John Boyega también regresan para interpretar sus roles como pilotos de la resistencia. Ambos son muy buenos actores, pero el filme les exige menos que en la primera película. Pasan parte del filme con nuestro Benicio del Toro, quien añade uno más a su lista de personajes excéntricos.
Adam Driver, quien interpreta a Kylo Ren, opaca el resto de los actores del elenco. Su conflicto interno entre el bien y el mal lo hace el personaje más interesante. Driver se entrega totalmente a su rol y nuevamente dejará al público impresionado.
Carrie Fisher regresa para interpretar a la princesa Leia una última vez, ya que la actriz murió a finales del año pasado. El simple hecho de ver a Fisher le brinda un tono más sombrío a The Last Jedi. El filme goza de historias más profundas para los personajes secundarios, esto lleva a que las muertes duelan más.
El rasgo más claro de la disneyficación se encuentra en una raza de extraterrestres llamados Porgs, que solo puedo describir como una mezcla ofensiva entre guimos y pingüinos. Su único propósito en este filme es reaccionar cómicamente a lo sucedido en la pantalla y apelar a las audiencias más jóvenes. Son los equivalentes tolerables de Jar Jar Binks, pero solo por muy poco.
En general, The Last Jedi es una película muy entretenida, aunque no creo que esté a la altura de formar parte de la serie Star Wars. Aquellos de nosotros que vimos el filme más de cien veces entenderemos que la disneyficación le ha robado la esencia a esta serie. Esta versión sacrifica originalidad y la seriedad de las primeras películas solo por llenar Hot Topic de mercancía de la cual Disney podrá lucrarse. Pregúntenme dentro de dos meses si recuerdo algo de la película.