Un modo de establecer una respetable presencia de una autor o autora en el ciberespacio es adquirir un nombre propio de dominio, para su persona literaria. Una vez registrado el nombre, debe de inmediato protegerlo contra internautas desleales, presentes y futuros.
Un dominio le ofrece un espacio en la web donde almacenar sus contenidos, ya sea a través de un blog, un portal, una página de recepción (landing page), archivar o vender sus libros, impresos o digitales.
Al registrarse, lo que ocurre es que una empresa con acceso a los servidores internacionales de la red le alquila en uno de ellos un pequeño espacio y, desde ahí, da a conocer su obra al mundo. En esencia, un dominio genérico, o raíz, es un conjunto de servidores dedicados a una actividad específica, ya sea comercial, educativo, organizativo, militar, informativo, etcétera.
Otros aspectos a considerarse
Ubicuidad- Si es nueva su presencia en la red, el primer paso es registrar su identidad cibernética fuera del dominio .com. Incluir en su registro a algunos dominios genéricos concernientes a su proyecto literario como: .net, .org, int, .edu, .mov, .info, .mobi y en especial .asia, hacia donde se está moviendo mucho el tráfico digital en el siglo 21. Estos son los dominios básicos, por donde pulula el grueso de la población digital del planeta. Si se registra en varios a la vez, tiene su proyecto digital protegido de usurpación por parte de inescrupulosos.
Culturalandia – Hay dominios culturales más específicos para eso de establecer una marca de identidad literaria en la red. Uno es .lat, enfocado en la cultura hispánica y por donde navegan miles de miles de lectores en ciernes para sus escritos. Por supuesto, si su obra trata de algún lugar en particular, o sobre hechos relevantes a algún país en específico, es aconsejable además registrar su nombre cibernético también con el dominio de esa nación. Esto asegura que los usuarios de la web en ese país van a encontrar su huella digital con facilidad.
Costos – Cada dominio particular tiene su propio precio de registro de unos $100 al año. Pero si compra muchos, hay precios razonables de hasta sólo par de dólares al mes por dominio. Vaya aquí y verá una muestra de cómo funciona: https://www.101domain.com/regional_domains.htm.
Academia – Si escribe libros de textos para la docencia, publica investigaciones académicas o si hace literatura escolar, es menester incluir en su portafolio digital algún dominio educativo. Estos incluyen: .college, .academy, .education, .school, .museum, .institute, entre otros. Si visita a los dominios de países hispanos como .es para España y .mx para México, podrá hacer enlaces con entes literarios de cada país visitado. Por ejemplo, este sitio hace la conexión con España, un enorme mercado de libros: https://www.cdmon.com/es/dominio-es
Seguridad – Hay cuatro tipos de almacenaje (hosting) para contenidos en la Internet. Decidir cuál es el más conveniente dependerá de los niveles de seguridad que necesita para su empresa editorial. El idioma universal de la Internet es inglés, por lo cual es práctico usar aquí los términos de su diseño en ese idioma.
Cada nivel es más costoso que el anterior. El tipo de almacenaje de datos más común y abierto a todos es “shared hosting”, para proyectos de poco tráfico y libre exposición. Aquí, todos los dominios tienen servidores en común y accesibles a todos sus usuarios… incluyendo los ‘hackers’.
El próximo nivel de seguridad es ‘virtual private server’ (VPS), que provee un acceso limitado a los usuarios, según lo decidió el propietario. Es como residir en un condominio en vez de una urbanización abierta. Otra opción es el ‘dedicated server’, bajo el cual se alquila o se compra un servidor exclusivo para su dominio, con sus propias llaves de seguridad.
Finalmente, está la “nube”, un racimo de servidores protegidos para tráfico de mucho ancho de banda y almacenaje ilimitado de su portal. Dentro de las cuatro opciones, hay opciones secundarias de seguridad mucho más específicas, pero muy técnicas para el usuario corriente.
Diversidad – Los dominios son el espinazo de la Internet pues la divide en una especie de “continentes” virtuales. Hay ocho dominios raíces (top level), pero desde hace diez años se acordó crear nuevos dominios, pero menos genéricos. Es decir, para temas específicos del quehacer cibernético. Algunos son .travel, .tech, .world, y .pro para profesiones. Hay decenas más.
Historial – Debido a que la Internet –no la Web– fue un invento militar, está llena de acrónimos y los nombres de dominios genéricos sigue esta lógica: edu, com, net, org, gov, mil, int. Hay otros 254 dominios geográficos que corresponden a países, entre ellos .pr para nuestra isla.
El sistema de dominios comenzó 20 años después del nacimiento de la Internet (1962) debido a que al expandirse el universo de ‘servers’ que conectaban las computadoras unas con otras a toda velocidad –y debido a que el protocolo de Internet (IP) asignaba números complicados a cada documento– se necesitó de un sistema de nombres más fácil de recordar.
Interacción – Otro catalizador para este avance fue el uso intenso de correos electrónicos que surgió a partir de la década de 1980 y que urgía un rastreo más eficiente de direcciones (URL) en el ciberespacio. Básicamente, lo que el sistema de dominio (DNS) hizo fue colocar a los proveedores de servicio de Internet (ISP) o ‘hostings’, en cada uno de los “continentes”, siempre de acuerdo con su razón de ser.
Originalidad – El dominio .com es el más usado y tiene sobre 500 millones de registros en el ciberespacio y se multiplica cada día. Al escoger un nombre para su dominio, el comerciante debe pensar en varios factores claves. Debe buscar uno fácil de recordar, que describa bien su tipo de negocio y que no se parezca en nada al de otros creadores literarios. Trate de no ser muy específico en el nombre pues su obra literaria puede crecer hacia otras ramificaciones y podría generar confusiones si se escribe en otros géneros. Los nombres de dominio solo permiten letras, números, rayas (-) y subrayados (_), nada más. A la Web no le importa si es en mayúscula o minúscula y la Web no reconoce todavía la “ñ” tan ampliamente, a pesar de que la tilde es parte de los lenguajes de programación modernos.
Vitalidad – El proveedor de servicio de su dominio o ‘host’ debe ser una empresa sólida para que sus ‘servers’ manejen con eficiencia todas las visitas. Debe ofrecer, además, servicios cruciales para su vitalidad: correo, reenvío (forwarding), al menos cinco megabytes de almacenaje, y no olvide renovar su registro cada año.