Un estudio científico concluyó que un brazalete iónico verdadero y uno falso mejora el dolor en los músculos y las coyunturas de manera similar. Este es un clásico ejemplo del efecto de placebo, la mejoría de una condición de salud en una persona convencida de la eficacia de un producto, aún sin que este producto tenga efecto terapéutico alguno.
Cuando yo era adolescente, a un familiar le dijeron de un brazalete de cobre que era un tiro para el dolor de artritis. Ella, casi sin poder, lo compró. La esperanza era que sus rodillas le dolieran menos. Semanas más tarde ví el brazalete en una gaveta de la cocina, obvio indicio de que la costosa baratija no resultó ser un “milagro” contra el dolor. Mi pariente nunca mencionó más el brazalete, no sé si por la vergüenza de haber caído en el pescaíto o porque creía que el brazalete no tenía el cobre “de verdad”, el que mejoraba el dolor.
A lo largo de más de cuatro décadas, he visto ir y venir anuncios comerciales sobre diferentes tipos de brazaletes “milagrosos”. En los anuncios más recientes la moda aparenta ser los brazaletes iónicos. Como ser humano, entiendo perfectamente por qué la gente gasta cientos de dólares en esos brazaletes. Cuando una persona sufre de dolor constante y los medicamentos convencionales no son efectivos, la desesperación lleva a tratar métodos no-tradicionales, desde la oración y las sesiones espiritistas hasta los suplementos dietéticos y los brazaletes mágicos. Y ni decir de la retahíla de infomerciales con políticos, artistas, deportistas y otras celebridades misceláneas, tanto del patio como extranjeras, describiendo las alegadas propiedades de este y otros remedios pseudocientíficos de resultados dizque “garantizados.” ¡Convencen hasta al más aguza’o!
Lo que se necesita para separar el mercadeo dudoso de los resultados verdaderos es un experimento científico robusto, que la persona que lo lea no le quede la menor duda de las conclusiones del mismo. Un experimento robusto debe tener, entre otras, las siguientes características. Primero, los participantes deben dividirse en por lo menos dos grupos al azar. Segundo, ambos grupos necesitan una gran cantidad de participantes. Tercero, el estudio debe recopilar datos en múltiples ocasiones a lo largo de un tiempo razonable. Cuarto, el científico no puede tener un interés económico a favor o en contra del producto a evaluar, ésto sería un conflicto de interés antiético. Quinto, el experimento debe ser “ciego”, es decir, que ni los científicos ni los participantes saben cuál tratamiento o producto a evaluar es verdadero y cuál es falso. A este producto falso se le llama un placebo y se tiene que ver idéntico al producto original. En este caso, una tercera persona no vinculada a los científicos tiene la información de cuáles participantes recibieron un placebo y cuáles no.
Esto fue exactamente lo que hicieron el Dr. Robert Bratton y su grupo de investigadores de la Clínica Mayo en la Florida y Minesota. El objetivo del experimento fue comparar cómo los participantes percibían el dolor antes de ponerse un brazalete iónico y después de ponérselo, a lo largo de un mes. De los 610 participantes, 305 recibieron un brazalete iónico verdadero (grupo experimental) y 305 recibieron un brazalete iónico falso, al cual se le sacó lo que creaba el efecto iónico (grupo control). Para reportar su nivel de dolor, los participantes completaban por escrito una escala del 1 (dolor mínimo) al 10 (máximo dolor posible). Todos los participantes indicaron que antes del experimento sufrían dolor en el cuello, hombros, codos, muñecas, manos, espalda (alta, media y baja), caderas, rodillas, tobillos o pies.
Luego de que los científicos analizaran los datos experimentales concluyeron que ambos grupos sufrían un nivel similar de dolor antes del experimento, lo que quiere decir que los dos grupos eran comparables. Ambos grupos, el control y el experimental, reportaron una baja significativa en el dolor a lo largo del mes que duró el experimento comparado con el dolor que sentían anteriormente. Más interesante aún, no hubo diferencia entre los dos grupos durante el experimento; el dolor bajó de manera similar ya fuese con el brazalete iónico verdadero o con el de mentiras.
¿Y cómo es posible que la gente que tenía el brazalete iónico falso sintió mejoría? Aunque suene increíble, este es el famoso efecto de placebo. El efecto de placebo quiere decir que si la persona cree que algo (brazalete, amuleto, plantilla, oración, vela a un santo, etc.) le va a beneficiar, la persona va a sentir mejoría independiente de qué es ese "algo." En otras palabras, si yo lo convenzo a usted de que pegarse uns peseta del 1987 con una curita al muslo le va a mejorar el dolor de artritis, usted va a sentir menos dolor de artritis. O sea, es el cerebro y su poder de sugestión el que reduce el dolor, no la peseta pegada con la curita.
El efecto de placebo es una de las razones por las que sospecho que algunas de las personas que recomiendan los brazaletes iónicos lo hacen con la mejor intención por que sí vieron mejoría. Lo que estas personas no entienden es que hubieran visto la misma mejoría con cualquier producto o amuleto si están convencidos de su eficacia. Esto no excluye a los que promueven un producto sólo por razones financieras; estas personas están engañando a propósito al público cuando sí hay evidencia científica de que los brazaletes iónicos como tal no tienen propiedades terapéuticas, a pesar de su alto costo.
Lo importante aquí es recordar que no todos los tipos de evidencia son iguales. Los testimonios, las charlas promocionales y los anuncios comerciales no son evidencia científica de que un producto es efectivo. Sólo un experimento bien hecho, como el descrito aquí, logra conseguir evidencia sólida de que los brazaletes iónicos verdaderos son tan efectivos como los de mentira a la hora de mejorar el dolor.
* El autor es doctor de educación científica y miembro de CienciaPR. Para leer el artículo original que describe en detalle el experimento del Dr. Robert Bratton y su grupo visite la siguiente dirección: http://www.mayoclinicproceedings.com/content/77/11.