Al igual que la columna anterior, trataré un tema que atañe a la redacción en español. En esta ocasión hablaremos sobre algunos de las controversias que han surgido sobre el uso de las letras mayúsculas y minúsculas luego de la publicación de la Ortografía de la lengua española en el 2010.
Uno de los cambios que más resistencia ha ocasionado entre las personas es poner en minúscula los cargos y puestos que anteriormente se escribían con mayúscula, como El papa Francisco, el rey Felipe o el presidente Barack Obama. Esto sucede porque se entiende que son nombres comunes y su uso es genérico.
Otro cambio que ha generado conflicto ha sido el de las mayúsculas en los nombres geográficos. Se señala que ahora debemos escribir con minúsculas los sustantivos genéricos que suelen preceder al término específico, como lo sería el caso del río Orinoco, el mar Rojo, o el océano Índico. Sin embargo, se debe escribir con mayúscula Río de la Plata –y como este hay varias excepciones– porque dicho cuerpo de agua, según la Ortografía, no designa un río, sino un estuario. Me pregunto cuántas personas tendrán este criterio en su cabeza al momento de utilizar uno u otro tamaño de letra.
Un caso similar lo tenemos en los nombres de calles y espacios urbanos. Nuevamente, los sustantivos genéricos que encabezan dichas palabras deben escribirse con minúsculas, reservando la mayúscula para el término específico, como se observaría en la calle José de Diego, la avenida 47 o el parque del Oeste. Mientras, caminos o rutas turísticas que posean relevancia histórica o monumental se deben escribir con mayúscula inicial, como el Paseo de la Princesa o la Ruta Panorámica.
Por otro lado, la Ortografía nos recuerda que en español –y aquí fallamos muchos– se escribe con mayúscula inicial únicamente la primera palabra del título de cualquier obra de creación (libros, cómics, películas, cuadros, esculturas, piezas musicales, programas de radio y televisión) mientras que las otras palabras que lo componen deben escribirse con minúsculas: Diccionario de la lengua española, Tierra de reyes, Cien años de soledad, El amor y otras historias. En un vistazo a todas las novelas que se están transmitiendo en la televisión local, ninguna parecía seguir este consejo.
También se escriben con mayúscula inicial los nombres de los grandes movimientos artísticos y culturales, como el Renacimiento, el Barroco y el Romanticismo. En cambio, se debe escribir con minúsculas surrealismo, modernismo, realismo mágico y vanguardismo, entre otros, ya que el periodo histórico en el que se encuadran no puede identificarse con ninguno de ellos. Honestamente, no veo mucha lógica en esta particular explicación, pero recuerde que estas son solo recomendaciones.
No todo ha cambiado: los nombres de las entidades se siguen escribiendo con letra mayúscula, como lo sería el caso de la Cámara de Comercio o el Departamento del Trabajo. También se quedaron igual las órdenes religiosas y los equipos deportivos.
La Ortografía de la lengua española dedica un capítulo completo –setenta y cinco páginas– a la descripción pormenorizada de los usos de las letras mayúsculas y minúsculas en español. Como con todo en la vida, hay personas que están de acuerdo con los cambios y otras no. Particularmente no me parecen muy acertados algunos, pero pienso que la Academia de la lengua española provee recomendaciones para establecer cierto orden que, a mi juicio, es necesario para una buena comunicación escrita en español.