Tras el éxito de la recién completada saga de Twilight, era inevitable que los otros trabajos de Stephenie Meyer fueran transferidos a la pantalla grande. A menos de un año desde el estreno del último capítulo de la saga de vampiros y hombres lobo, llega a los cines de Puerto Rico la cinta de ciencia ficción y romance, The Host.
Con una duración de dos horas, la película presenta un mundo en que la humanidad, como se conoce hoy día, está al borde de la extinción. Los responsables; una raza alienígena cuya única manera de sobrevivir es habitando un cuerpo extraño, sin dejar rastro de la persona a la que una vez perteneció ese cuerpo. Melanie, sin embargo, cambia las reglas del juego al no permitir que su cuerpo sea completamente secuestrado. La razón para dar la pelea: una promesa que le habría hecho a su hermano pequeño Jamie y su interés amoroso, Jared.
Previo a escribir esta reseña, me propuse evitar las comparaciones con la saga de Twilight, lo que entiendo sería injusto para la autora de ambas obras, Stephenie Meyer. Sin embargo, es necesario hacer hincapié en que en las dos historias se intenta desarrollar una historia que sólo existiría en obras de ficción, alrededor de un romance que intenta cautivar, con éxito, a la audiencia joven.
¿Funciona? Tomando en cuenta el éxito de filmes como Twilight y la más reciente, The Hunger Games, es seguro decir que han logrado su propósito de convertirse en éxitos taquilleros, pero a su vez fallan a la hora de complacer a un público más exigente.
Imagina poder escuchar los pensamientos del cuerpo secuestrado de la protagonista mientras una entidad extraña intenta poseerlo. Esto, acompañado de un efecto de eco para poder diferenciar entre las dos voces, resulta cómico en lugar de ingenioso. A eso añádele que de no ser por el eco, resultaría imposible poder distinguir la voz de la extraterrestre de la voz de Melanie.
El problema radica en el guión de Andrew Niccol y Meyer, pues no hace el más mínimo intento de otorgar características propias que diferenciaran a Melanie de Wanda, sobrenombre que recibe la alienígena que se hace llamar "Wanderer".
Como Wanda, la joven actriz Saorise Ronan (Hanna, Atonement) hace lo que puede con el pobre material que tiene para trabajar. De hecho, las actuaciones aquí son lo suficientemente buenas como para mantenerte atento. Diane Kruger (Inglourious Basterds) como “The Seeker” y William Hurt (A History of Violence) como Jeb, líder de una comunidad de sobrevivientes, brindan las dos actuaciones más memorables de la película, aún cuando sus personajes parecen actuar sin motivación alguna, o al menos no evidente. El desarrollo de los personajes, juntos con el de la historia de la invasión, pasan a segundo plano para enfocarnos en el romance entre Melanie y Jared.
Entre las cosas que no funcionan se debe señalar el mundo que han creado los intrusos en la Tierra, en el cual todo es plateado; desde la vestimenta hasta los vehículos de motor. El corto alcance de la creatividad de Meyer es evidenciado en este mundo, el cual se asemeja a uno creado para alguna serie o película que parodie la idea de un mundo futurístico en el cual todo es cómicamente simple, cuadrado y plateado.
Las escenas románticas no pueden faltar en el trabajo de Meyer, y en ocasiones da la impresión de querer insertar a la fuerza un triángulo amoroso, partiendo de la idea de que el cuerpo de Melanie es ahora habitado por dos almas, cada una con sentimientos propios. La idea resulta en una de las escenas más memorables de la película, pero no necesariamente porque funcione.
Desafortunadamente, The Host no ofrece nada que no hayamos visto antes en mejores esfuerzos. Son las aceptables actuaciones y la premisa interesate – aunque no bien desarrollada – lo que evita que The Host sea un rotundo fracaso.