Recientemente leí el libro de Nelson Denis, War Against All Puerto Ricans. Ante tantos comentarios positivos, decidí darle prioridad en mi apretada lista de lecturas; como parte de mi disertación doctoral en Historia, sobre la inteligencia colonial estadounidense en Puerto Rico.
Me sorprendió mucho el capítulo 14, “The OSS Agent”, acerca de Waller Booth (N. Denis, War Against all Puerto Ricans. páginas 147-156. En adelante: War…), un elusivo personaje que ha sido por mucho tiempo uno de mis blancos de indagación. De inmediato pensé que quizá, por fin, alguien había dado con posibles repuestas a algunas de mis hipótesis.
Mi entusiasmo se transformó rápidamente en decepción. El capítulo es de comienzo a fin, con pocas excepciones, una sucesión de aserciones extraordinarias e increíbles. ¿Habría encontrado Denis documentación desconocida para mí? El problema es que no hay modo de saberlo. Sus aserciones no están respaldadas por evidencia y en demasiadas ocasiones no hay referencia alguna.
Resulta más preocupante tras leer la entrevista en que el autor contesta al periodista José Delgado de El Nuevo Día, que en su libro: “Todo está basado en las investigaciones, entrevistas a nacionalistas, las carpetas y testimonios del Congreso, entre otras fuentes”; esto ante la pregunta: “¿Todo es historia o hay partes noveladas?”(José A. Delgado, “Historia de Puerto Rico desde la perspectiva de las carpetas del FBI”, El Nuevo Día, domingo, 17-mayo-2015)
Si War Against All Puerto Ricans es una novela o historia novelada, todo lo que yo pueda decir aquí sale sobrando, parcialmente. Pero, como el mismo Denis insiste en que se trata de un libro de historia de Puerto Rico, no queda más remedio que hacerle varios señalamientos muy serios. Ya que casualmente me encuentro en una buena posición para opinar sobre el tema, he hecho un análisis en el que contrasto las afirmaciones que hace Denis, con información que vengo examinando cuidadosamente a partir de diversas fuentes documentales.
Les presento una muy breve muestra de dicho análisis de lo que a mi juicio y a partir de la mejor evidencia disponible, son errores y omisiones imperdonables en el capítulo 14, que podrían inducir a error al lector. Veamos.
Waller Beall Booth, Jr.
Primeramente, está la caracterización que hace Denis de Booth como una suerte de 007 o de Humphrey Bogart a lo Casablanca en Santurce. Y el que resultaría ser el “hombre conocido como el más sofisticado y popular agente de la Office of Strategic Services (OSS) en la historia de América Latina”(War…p. 147).
Esta caracterización no se acerca en modo alguno a la verdad. Según lo que he investigado, no consta que Booth sea un personaje popular en Puerto Rico y mucho menos en América Latina. Denis no ofrece ninguna cita o referencia que explique o sustente esa aseveración.
Menciona los papeles de la familia Booth, insinuando haber tenido acceso a estos, pero no ofrece referencia alguna. Uno podría pensar que olvidó o evadió hacerlo. Pronto afloran dudas. Nos ofrece un dato básico, la fecha de nacimiento de Booth incorrecta, como el 1904 sin más. Pero, según he encontrado, en más de un documento aparece que Booth nació el 5 de julio de 1903. Así se registra en los Archivos Nacionales de Estados Unidos: U.S. National Archives and Records Administration, Record Group 226: Records of the Office of Strategic Services, 1919-2002. En adelante: NARA, RG 226.
Denis también dice que Booth se graduó de Princeton. Sobre eso, sé que tras cuatro años de estudio en Arte y Arquitectura, efectivamente en Princeton y completados todos sus cursos, no obtuvo el grado (NARA, RG 226).
Booth en Raymond & Whitcomb
Según Denis, Booth se gradúa de Princeton y va a trabajar a Raymond-Whitcomb Co., “organizando giras excepcionales por Suramérica”(War…p. 148). Ofrece como referencia, sin brindar la página, la biografía de Booth en el libro Mission Marcel-Proust. La biografía está “en” dicho libro, pero, de un modo precario en las solapas del forro de este. Se trata de una breve nota biográfica sobre el autor (W. Booth. Mission Marcel-Proust., 1972, Dust jacket flaps).
La cita textual a la que Denis hace referencia no aparece en esa biografía. Allí solo dice que entró en 1926, como parte del personal de cruceros.
Rápidamente, Denis menciona en el texto, un folleto de la compañía en que se alude a giras por Suramérica. Luego, detalla el trabajo de Booth en esas giras: “Booth arranged steamship, railway, and hotel accommodations; automobile and horse carriage rides; restaurant reservations and sightseeing tours; guides, messengers, interpreters; and any “extra” services his travelers might require. The job had it’s benefits: Booth learned flawless Spanish and respectable French. He arranged trips for numerous Princeton pals and was paid to host them.” (War…,página 148)Para esta información, Denis no ofrece evidencia alguna, no hay una sola cita a pesar de la importancia que reviste para el desarrollo posterior de su narrativa.
No me tomó mucho dar con un folleto de Raymond-Whitcomb, de 1917, que Denis no cita y cuyo título es exactamente: The Raymond-Whitcomb Exceptional Tours To South America. Como puede apreciarse, la cita textual que Denis adjudica en su nota #3 (War…,página 148), a la biografía del libro Mission Marcel-Proust (“organizando giras excepcionales por Suramérica”), es en realidad el título de ese folleto que ha sido manipulado inapropiadamente.
La supuesta descripción de las tareas de Booth que menciona Denis sin adjudicar fuentes, resulta estar tomada casi textualmente de la página 10 del mencionado folleto, en la que se explican beneficios de membresía que ofrecía la compañía en 1917. El nombre de Booth no aparece en el folleto por ninguna parte. Según la documentación que poseo, puedo decir que no existe indicación de que Booth haya trabajado en Suramérica. Booth, sí trabajó para dicha empresa, del 1 de octubre de 1926 al 15 de octubre de 1939. Comenzó como “tour conductor” con periodos breves en las oficinas de Boston, París, Londres, Nueva York y manejó las oficinas en Filadelfia hasta 1937. Luego de eso, dirigió la oficina principal en Europa, radicada en Londres, hasta que esta cerró al iniciarse la guerra (NARA, RG 226).
La llamada
Dice Denis, que Booth recibió “tras catorce años” en Raymond-Whitcomb, una llamada telefónica de Allen Dulles, que resultará en Booth como voluntario para un “nuevo servicio de inteligencia” que Dulles estaba organizando (War…, página 148). Denis no ofrece evidencia que respalde esa aseveración.
Según él, por su dominio del español, producto de sus conjeturados viajes por América Latina, Booth es enviado a Puerto Rico “a echarle un ojo a las cosas”. Motivado por la supuesta venta de armas a nacionalistas por parte de soldados del 65th Inf. y a un supuesto plan nacionalista de asesinar dirigentes azucareros estadounidenses en la Isla. Para eso, dice Denis que Booth creó una “cobertura excelente” al no viajar uniformado ni identificarse como militar. Y que, “entró a Puerto Rico como jefe de ‘Booth, Carroll Bottling Company’ — una firma falsa de importación y embotelladora especializada en ‘aguardiente’ y ron de caña”[…] (War…,página 149). Denis solo ofrece las notas #7 y #8 en las que no hay evidencia para sustentar nada de esto.
La firma
Waller Booth trabajó hasta octubre de 1939 con Raymond-Whitcomb en Europa, no en Suramérica. Como bien dice en la biografía que cita el mismo Denis, Booth establece en 1940, junto a J. L. Carroll, la firma “Booth, Carroll, Incorporated” en San Juan. ¿Por qué habría de ser falsa la firma si todavía no existía la OSS en 1940? Más aún ¿para quién o qué, según Denis, trabajaba Booth en 1940? No hay nada que indique que fuese falsa. Booth llega a Puerto Rico en octubre de 1940 y comienza como presidente de la firma el 1 de noviembre de 1940, con un salario de $5,000 anuales y el 25% en acciones comunes. Su socio, J. Laurence Carroll, había trabajado en Raymond-Whitcomb, al igual que Booth, desde el 1926. Situada en la Marina, San Juan, la firma estaba dedicada a la importación, exportación y embotellado, no de ‘aguardiente’ como plantea Denis, si no de refrescos. Booth-Carroll, Inc. tenía la franquicia de Royal Crown Cola autorizada por Nehi Corporation, empleando unas 30 personas. Tiempo después establecería plantas en Nassau y Cuba. Claro, nada impedía que como comisionistas negociaran con ron, aunque sobre eso hasta ahora no hay evidencia, definitivamente no era su especialidad (NARA, RG 226; W. Booth, op. cit., 1972. Dust jacket flaps; El Mundo, 2-nov-1963, página 20).
Booth continuará como presidente hasta el 19 de diciembre de 1941, tras ofrecerse como voluntario, no para la OSS que aún no existía, si no para su precursora Office of the Coordinator of Information. Estaba dirigida por William J. Donovan, nombrado al puesto el 11 de julio de 1941. ¿Cómo llega Booth al COI? No consta que haya tenido que ver Allen Dulles como plantea Denis. En su lugar, Waller Booth es recomendado por el tío de su esposa, que era asistente de Donovan en la entonces COI. Esto sucede en diciembre de 1941 (NARA, RG 226).
Así, cuando llega a Puerto Rico en octubre de 1940, Booth no tiene que elaborar ningún “cover” porque no era parte de ninguna agencia de inteligencia aún, menos del COI o la OSS que aún no existían. Al comentario de Denis, de que al venir a Puerto Rico, Booth no se identificó como militar ni usaba uniforme; el asunto se reduce a que simplemente no era militar. La única experiencia militar que tenía Booth para esa fecha era la de “private” en el ROTC entre agosto y diciembre de 1918. Nada más. Su primer nombramiento militar será en 1944 (NARA, RG 226).
Coda
Esto es una pequeña muestra de mi análisis que no es posible presentar aquí en toda su extensión. En mi investigación doctoral he encontrado que la OSS hizo ciertos trabajos vinculados a Puerto Rico. De lo que no hay evidencia hasta ahora, aunque plausible, es que Waller Beall Booth, Jr. haya sido parte de estos.
Lamentablemente, Denis nada ofrece al respecto. Tiene varias opciones: hacer pública la documentación sobre la que sustenta sus aserciones y que no aparece en el libro o admitir que el capítulo 14, “The OSS Agent” es ficción. De otro modo dificulto mucho que pueda resolver los serios problemas que tiene el capítulo. Estos no se resuelven traduciéndolos al español.
Alguien me comentaba que, cierto o no, el libro de Denis fomenta el interés sobre temas olvidados, como Pedro Albizu Campos. Como dije hace poco en mi presentación del libro Nervio y Pulso del Mundo: nuevos ensayos sobre Pedro Albizu Campos y el nacionalismo revolucionario: Sugiero el ejercicio sencillo de preguntarnos, ¿sería válido apoyar una postura historiográfica que aunque políticamente útil, no sea verdadera? Mi respuesta es que no. Que ante esto es saludable adoptar lo que Alan Sokal y Noam Chomsky denominan una cosmovisión científica, caracterizada por el apego y respeto a la evidencia, a la lógica, al principio de correspondencia con la realidad y por la confrontación constante de las teorías con el mundo real por encima de nuestros deseos y querencias, de las ilusiones, la superstición y la demagogia (N. Chomsky. “Rationality/Science”. www.chomsky.info/articles/1995—-02htm. y A. Sokal. Beyond the Hoax., 2010, p. 105, 265, Nook.).
No pretendo decir la última palabra. Tampoco creo irrefutable mi interpretación de los documentos. El historiador no puede tener esa estrecha meta como norte. De lo que tengo certeza, es que un país colonial, tan histórica e historiográficamente maltratado como lo ha sido Puerto Rico, no puede darse el lujo de prescindir de la verdad ni de su búsqueda. Como dijera Eric Hobbsbawm: es absolutamente fundamental el poder distinguir los hechos de la ficción (E. Hobsbawm. 1993. “The New Threat to History”. Según citado en: A. Sokal, op. cit., página 324, Nook.).
Notas relacionadas:
El autor es estudiante doctoral de Historia en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, y autor del libro: Militarismo y clases sociales en Vieques, 1910-1950.