Afuera no hay rótulos. Apenas pintura desconchada, el tiempo haciendo su trabajo. Adentro, sin embargo, el escenario es otro. Entrar por el pequeño balcón de la casa taller del colectivo de teatro Papel Machete gatilla la imaginación. A nueve años de su fundación, este grupo presentó una exposición, casi una retrospectiva, en la que es posible dotar de sentido y vida a un puñado de títeres, criaturas hechas de papel maché y máscaras que por casi una década le han servido a este colectivo para erigir su proyecto artístico y político.
Aunque por sus dimensiones es cuesta arriba presentar los títeres con los que han marchado y dejado los zapatos pegados a la brea en innumerables manifestaciones, pequeñas fotos, acompañadas de su debido contexto, ilustran al visitante para ofrecer una idea, aunque parcial, de la valía del trabajo que realizan.
Eran las seis y media de la tarde y en Santurce el sol quemaba como carimbo tropical. Desde el balcón ya se divisaban pancartas en contra de multinacionales como Monsanto y a favor de la excarcelación del preso político Oscar López Rivera. Si algo caracteriza el grueso del trabajo del colectivo es su adherencia a causas que asumen como justas. En el primer recinto de la casona, enclavada en Santurce, el tono era otro.
En él destacan los elementos utilizados en la pieza teatral La operación. Esta versa sobre la esterilización masiva en mujeres puertorriqueñas durante el siglo pasado. Los cuerpos de mujeres con los órganos expuestos, trabajadoras de la industria de la aguja, reciben al espectador como señuelo o metáfora del resto de la exposición: la infertilidad impuesta por el Estado es materia de primer orden para el colectivo.
Tal es el caso de Ninguno, títere de tamaño humano con el que Papel Machete realizó una campaña a la gobernación en 2008 abogando por una política diaria y ciudadana. En síntesis, el performance, con el cual lograron colarse en el debate televisivo moderado por Daddy Yankee, buscaba ser un llamado a “la abstención al voto y a favor de llevar la política a las calles mediante la protesta y la autogestión ciudadana”, expresó José Jorge Díaz, integrante del grupo, en una visita guiada.
Tan reciente como el pasado año, Papel Machete tuvo el chance de viajar hasta los Estados Unidos para participar del People’s Climate March en Nueva York. La proyección de un trozo de este evento también forma parte de la muestra. En ella aparece el grupo con sus ya famosos títeres a escala monumental caminando a favor de un cambio en torno a las políticas sobre el cambio climático.
Dos horas más tarde, en el patio interno, les tocó el turno a las presentaciones cortas de Deborah Hunt, parte del colectivo Bread and Puppet y a los inquilinos de la casa. Nariz de payaso, suéter blanco, Hunt sale a escena y lanza polvo al aire, estornuda. Su ropa, similar a la que utilizan quienes irrigan plantaciones con pesticidas, le confiere un aspecto fantasmal. Lanza, además, un breve parlamento como contrapunto de su presentación: “Una brisa se levanta y hay polvo por todas partes”. Llama la atención la escasez de elementos. Ahora Hunt, hecha un niño mendigo, le da cuerda a una vaca diminuta y se detiene a contemplarla. Al final se calzará una cabeza de vaca y ya no volverá más.
Papel Machete presentó una obra hecha con proyecciones y sombras en torno a las políticas alimenticias estadounidenses impulsadas por Monsanto. Una niña, delgadísima, con la boca entreabierta, aplaudió con alegría inusitada hasta que al final, por fin, pudo hablar. “Bravo”, dijo. Solo eso. Y los integrantes de Papel Machete, minutos después, se inclinaron, risueños, en breve reverencia. Para visitas, la Casa Taller, localizada en la esquina Martín Travieso y Rosario en Santurce, estará abierta los días jueves, de 6:00 a 9:00 p.m., y los sábados, de 1:00 a 5:00 p.m.