Barack Obama se despidió el martes. Lo hizo en Chicago, entre una masa de personas que se desbordó en aplausos y ovaciones durante todo el discurso. Obama habló con fuerza. Y más allá de resaltar sus logros y su legado, advirtió sobre las amenazas a la democracia.
La democracia “corre peligro cuando se la da por segura”, dijo el presidente número 44 de Estados Unidos. Además, añadió que el derecho a elegir se rompe “si se cede al miedo”.
Barack Hussein Obama II (Honolulu, Hawái, 1961) deja la presidencia luego de ocho años a la cabeza, del que según él, sigue siendo el país más poderoso del mundo.
“Seguimos siendo el país más rico, poderoso y respetado de la tierra. Nuestra juventud y nuestra dirección, nuestra diversidad y apertura, y nuestra ilimitada capacidad para la reinvención nos dice que el futuro debería ser nuestro”, expresó el presidente saliente.
Obama hizo historia desde que fue electo en el 2008 por ser el primer presidente negro de la nación norteamericana. Era un gran paso. En Puerto Rico también se le miraba con esperanza. Pero, ¿cuál ha sido el saldo de su mandato para el país?
“El legado de Obama es sumamente negativo”, dijo con simplicidad el analista político Domingo Emanuelli.
Según el estadista, lo único positivo que trajo para Puerto Rico fue el Obamacare, ley de reforma de salud federal que garantiza una cubierta de servicios esenciales y de la que sobre 20 millones de estadounidenses pudieron beneficiarse.
“Si algún presidente ha demostrado falta de transparencia con Puerto Rico, es Obama”, sentenció.
Sin embargo, el experto en relaciones internacionales, Phillip Escoriaza, no concuerda con Emanuelli.
“Hay memoria corta. Si miramos los últimos 30 años de relación de Puerto Rico con Estados Unidos, yo no había visto a un presidente tan involucrado directamente en los asuntos del gobierno local como Obama, como parte de su política pública”, aseguró Escoriaza.
“Podemos estar a favor o en contra de las decisiones que se tomaron desde Washington con respecto a la situación de Puerto Rico, pero yo no había visto a un presidente tan involucrado con Puerto Rico”, añadió.
Para sustentar su punto, el analista de política internacional resaltó tres eventos durante el mandato de Obama en el cual, a su entender, dejó un legado para Puerto Rico.
“[Destinó] $7,000 millones de fondos ARRA a Puerto Rico durante la crisis financiera del primer término de Obama. Eso es una cantidad sustancial de fondos”, resaltó Escoriaza como primer punto.
Los fondos ARRA fueron enviados a Puerto Rico, el cuatrienio 2009-2012, como un estímulo económico para la economía. No obstante, ni la ciudadanía, ni el gobierno vio un gran alivio luego que los fondos fueran inyectados.
Como segundo punto, “la participación de Puerto Rico, que excede $8,000 millones en el plan de reforma de salud de Obama al finalizar su primer término y seguido durante el segundo término, que ayudaron significativamente a mantener a flote el plan de reforma de salud puertorriqueño por lo menos un año más”, destacó el también profesor de la Universidad de Puerto Rico.
Así, el Obamacare se convirtió en el aumento más grande en fondos para el programa de la tarjeta de salud de Puerto Rico.
El tercer evento fue la legislación de la ley Promesa, “que le es antipática a todo el mundo, pero que ha sido la solución que el Congreso, en colaboración con la Presidencia y sectores de Puerto Rico, lograron implantar para atender la emergencia fiscal de Puerto Rico”, puntualizó el analista.
La Ley para la Supervisión, Administración y Estabilidad Económica de Puerto Rico -o Promesa, por sus siglas en inglés-, fue aprobada en el Congreso de Estados Unidos como único mecanismo para lidiar con la deuda del país que ronda los $70 mil millones.
“No es justo con Obama decir que no le prestó atención a Puerto Rico”, recalcó Escoriaza.
Ante lo expuesto por Escoriaza, Emanuelli aseguró: “El derecho que un pueblo tiene a la libre determinación no lo dan los millones”.
Lo cierto es que muchos esperaban que, al menos, Obama le concediera el perdón a Oscar López Rivera, preso político quien lleva más de 30 años privado de su libertad por “conspiración sediciosa”. Pero no lo ha hecho y quizá tampoco lo haga.
Aunque se reunieron sobre 100 mil firmas para solicitar la excarcelación de López Rivera, la Casa Blanca y Obama declinaron comentar sobre la petición de clemencia.
Lo que sí se comentó este último cuatrienio fue la histórica admisión de la administración de Obama ante el Tribunal Supremo de los Estados Unidos en la cual Puerto Rico sigue siendo una colonia o territorio no incorporado y que se encuentra sujeto a los poderes plenarios del Congreso norteamericano.
El legado de Obama, las obras de su gobierno, los aciertos y desaciertos, se podrán juzgar en unos años. Ahora, es el turno de Trump.