Un elenco producto del Departamento de Drama de la Universidad de Puerto Rico hizo del Teatro Victoria Espinosa un universo experimental de pausas, ritmos y resistencias el fin de semana pasado durante la segunda jornada de funciones de Ofel, obra escrita y dirigida por la actriz y profesora Sylvia Bofill.
El montaje, estrenado en el Teatro Julia de Burgos el pasado abril, llegó esta vez al espacio santurceño para clausurar el 58vo Festival de Teatro del Instituto de Cultura Puertorriqueña.
En el enmarque ficcional de la pieza, Hanna – personificada por Andrea Rovira- repensó sus pasos tras la muerte de su madre y ante la repentina boda de su padre con su joven prima. Esto, junto a Ofel, su enamorado -rol alternado entre Michael Vélez y Yan Ramos-.
La pieza encarnada además por Luis Rivera, Jenessa Pereira, Jackeline Torres, Noelia Loiz, Deborah Matos, Carlos Piñero, Luis Reyes, Nefesh Cordero y Zailyn Cuevas transcurrió como una invitación a mirarnos en una puesta-espejo de la vida misma, un retrato multidimensional de un país herido por violencias, disparos y cansancios.
Jackeline Torres, por ejemplo, llevó en su mirada el mundo interior de Paula, y aunque no en pocas ocasiones sus ojos se hicieron esferas de cristal, en un atisbo apalabrado pronunció con fuerza, presencia y arraigo:
“Estoy al borde de que me dé algo. Siento todo el pulso de mi cuerpo en el dedo gordo del pie. Estoy cansada, muy cansada. No quiero planificar u organizar nada, no quiero tener voluntad, no quiero tratar más. Quiero seguir órdenes y obedecer”.
Quizá porque el cansancio también es una forma de la violencia, ¿pero cómo se le gana al tiempo? ¿Qué se hace cuando no se encuentra el ritmo? ¿Y cómo se anda si se le guarda miedo al silencio? Estas interrogantes son tan solo algunas de las tantas hileras de pensamiento que podrían desprenderse de esta obra, escrita por Bofill, inspirada por Hamlet -de William Shakespeare- y vivenciada ya por cientos.
Durante los últimos segundos de la pieza, de hecho, quedaron en el suelo decenas de trinitarias entre pares de zapatos iluminados, quizá como muestra de que -como sugiere el texto- a veces, cuando la resistencia de las flores aparece, todo se esclarece.
A continuación, distintas miradas al montaje acompañadas por frases claves de la obra:
«Estoy demasiado en el sol. Ahora vuelvo a verlo todo como si fuera por primera vez». -Hanna (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
«Qué tragedia la nuestra. Nunca podemos detenernos para estar de duelo. Habría que celebrar un gran funeral por todos los duelos que nunca hemos tenido». – Hanna a Otilia, representada a la derecha por Nefesh Cordero (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
«¿Qué importa un artículo más o uno menos, si estamos condenados a un azar. Si de repente todo esto explota, y nuestras palabras quedan enterradas en fragmentos, rotas y sin origen, los que permanecen -si permanecen- podrán entender nuestros trazos? ¿Habrá valido la pena todo esto?» -Ofel, encarnado en la imagen por Michael Vélez (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
«Dar un paso firme. Eso intento, pero no lo logro. Últimamente me parece que tratar es un espectáculo que hacemos para no sentirnos tan inútiles». -Hanna (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
«La gente que se quiere se hace daño todo el tiempo sin querer». -Hanna (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
«Todo se me está nublando. Las cosas se están moviendo demasiado rápido para mí». -Hanna (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
«¿Quién cuenta la historia de estas florecitas chiquititas? Esta se ve un poco atropellada, pero tiene un poco de flores, floreciendo, sin florecer. Justo cuando van a florecer, no florecen, porque florecen, mientras florecen, floreciendo». -Ofel (Ricardo Alcaraz/Diálogo)