Como escritor y guionista frustrado, mi categoría favorita de cualquier ceremonia que reconozca lo mejor del cine es la de Mejor guion. En los premios Óscar, esta categoría se divide en guion original y guion adaptado, una búsqueda por reconocer más de una manera de desarrollar un guion cinematográfico.
No es que estime los premios Óscar por encima de algún otro reconocimiento, pero me parece justo y necesario que se reconozca la labor de un cineasta que, sin la exposición que viene con una nominación, tendría que conformarse con que su trabajo sólo llegue a unos pocos. Este año, películas como Philomena, Her y Before Midnight tal vez habrían pasado desapercibidas de no haber sido por la gran exposición que recibieron por sus excelentes guiones. Las tres se pelean por el gran premio en sus respectivas categorías, pero sólo dos de sus guionistas podrán sentir la satisfacción de subir a la tarima y acariciar la preciada estatuilla dorada.
En la categoría de Mejor guion adaptado, cuyas reglas de elegibilidad son cada vez más complicadas, resaltan los trabajos de John Ridley, quien adaptó las memorias de Solomon Northup en la cruda y devastadora 12 Years a Slave. Aunque muchos aseguran que sus fortalezas habitan en la dirección al impecable del elenco, el guion crudo y realista le dio a la película un necesitado giro a un relato que fácilmente pudo haber resultado en algo repetitivo. El guion de Ridley no fue elegible para competir en los Premios del Sindicato de Escritores por no cumplir con las exigencias del grupo, pero esto no le resta impulso en la carrera por el codiciado premio, el que posiblemente llevará a su casa la noche del 2 de marzo.
Se siente bien que finalmente se reconozca el trabajo del trío de Richard Linklater, Ethan Hawke y Julie Delpy, quienes en un lapso de 18 años trajeron a la vida a una de las relaciones de pareja más verosímiles que haya concebido el cine en la perfecta trilogía que vio su fin (por ahora) en la fantástica Before Midnight. La perfección del guion radica en su simplicidad y en su gran habilidad para conectar con la audiencia a través de conflictos realísticos. Lamentablemente, Delpy, Hawke y Linklater tendrán que probar su suerte en la Academia con un cuarto capítulo, si es que llega a existir.
Si de conformarse se trata, Terence Winter tendrá que hacer lo mismo junto a su guion para The Wolf of Wall Street. Tras las reacciones negativas de parte de algunos miembros de la Academia hacia la película de Martin Scorsese, resultó sorpresivo ver al filme en las categorías principales.
En la retaguardia están Billy Ray (Captain Phillips) y el dúo de escritores de Steve Coogan y Jeff Pope (Philomena). Aunque sus respectivos trabajos no sean nada menos que brillantes, es Ridley quien lleva la delantera desde el momento en que 12 Years a Slave llegó a las salas de cine.
Una categoría en la que compite Woody Allen es una donde nada es seguro. Así quedó demostrado hace dos años, cuando el director y guionista sorprendió con una victoria en la categoría por su guion para Midnight in Paris. Con 16 nominaciones por escritura de guion y tres estatuillas de oro, Allen siempre será una amenaza para todos los nominados, aun cuando exista un favorito.
En este caso, el favorito lleva el nombre de Spike Jonze, uno de los últimos en entrar a la carrera por el Óscar con el filme Her. El filme entró con tal fuerza que se posicionó en la delantera en poco tiempo. Los críticos no tardaron en enamorarse de la versión futurística de Los Ángeles creada por Jonze, en la que desarrolla una historia de amor como ninguna otra. Tras haber ganado el premio en los Globos de Oro y los Premios del Sindicato de Escritores, vaticinar una victoria para Jonze en los Óscar sería lo prudente. Sin embargo, el guion de David O. Russell y Eric Warren Singer para American Hustle cuenta con el apoyo suficiente para negarle el galardón.
Los guiones de Bob Nelson (Nebraska) y del dúo de Craig Borten y Melissa Wallack (Dallas Buyers Club) se pueden considerar los más débiles de la carrera, no necesariamente por ser de menor calidad, sino porque han acumulado menos reconocimientos que los anteriormente mencionados. No obstante, una competencia pareja entre al menos dos de los favoritos que divida los votos podría resultar en la victoria de uno de los más inesperados.