Señor presidente:
Usted no me conoce, digo, tampoco conoce a la comunidad universitaria que lidera. Sin embargo, nosotros y nosotras ya vamos viendo quién es usted y sobre todo cuál es su “plan”. ¿Qué chévere verdad? Tanto orgullo, tanta esencia y prestigio que envuelve cargar el sello de egresado de la Universidad de Puerto Rico (UPR) por la vida y más aún para usted, en el resumé y el bolsillo. Digo bolsillo, verdad, porque apuntando a la realidad económica de Puerto Rico, a ustedes quienes ostentan puestos de poder y jerarquía, no parece afectarles.
Le cuento que hace meses llevamos una lucha estudiantil de la que seguro usted no quiere saber mucho, pero que envuelve además de manifestaciones y protestas, muchas propuestas y soluciones a lo que podría ser un camino para evitar el recorte tan abrupto que se le ha hecho al Sistema UPR.
Son soluciones que para esas sillas de la Junta de Gobierno no parecen viables ni reales pues una y otra vez coquetean y afirman el aumento descabellado a la matrícula, el recorte a las exenciones de los atletas y artistas que dan orgullo y representan a la UPR y a Puerto Rico, la reducción de secciones y la cuerda floja de los y las profesoras sin plaza que viven con la incertidumbre de si tendrán o no trabajo el próximo año. Lo último que se les ha ocurrido es la consolidación de los equipos de la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI) para las Justas.
Sin embargo, para la comodidad de su posición y –pobrecito- el arduo trabajo que representa dirigir una Universidad en tiempos de “austeridad” -¿pa’ quién?- ha considerado “justo y razonable” aumentarse el salario por más de $1,000 dólares mensuales. ¿Usted sabe que hay maestros y maestras en Puerto Rico que no se ganan eso? ¿Tiene alguna idea? El aumento de un 10% de su sueldo mensual, es lo que se gana gran parte de la gente que vive aquí, en nuestra Isla. Entonces, ¿pa’ quién es la austeridad?
Mientras tenemos un sistema agonizando, esto dejando de lado a los empleados públicos, los retirados y la pobre jornada laboral de ocho horas que pronto también se irá a pique; usted continúa ganando lo que probablemente se gana menos del 10% de la población en Puerto Rico. Con una Universidad a cuestas, pagando el precio de su vida cómoda e indiferente.
Lo invitaría a que tome nota, pero sé que usted conoce los números de la Universidad mejor que yo y tiene acceso a espacios privilegiados. Lo llevaría de la mano a que viera la realidad de la vida fuera de su burbuja presidencial, esa que a usted le ha costado unas cuantas maletas – y que el pueblo ha costeado con la austeridad – que solo aplica al lado de acá, pues ustedes son intocables. Lo invitaría a que tome conciencia, pero es mucho pedirle a quien se autodenomina Rambo, con una misión de liquidar nuestra alma máter y regalarla al mejor postor.
El orgullo se le fue a los pies y la conciencia a descansar, espero que algún día no tenga que mirar atrás y recordar que fue parte del desmantelamiento de la Universidad.
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