El periodismo contemporáneo se encuentra ante una encrucijada; las nuevas tecnologías han presentado retos complicados para la industria de la información. Los medios buscan cómo adaptarse a estos cambios que, sin duda, han creado confusión entre aquellos periodistas que no están acostumbrados a trabajar en el mundo digital.
En un mundo de inmediatez, el sentirse informado se torna en una máscara que hace pensar al lector que realmente está informado. Al final, se termina sabiendo nada. La banalización de los contenidos en el ciberespacio ha jugado un rol importante en la proliferación de esta máscara. La información ha perdido su valor.
El nuevo periodismo debe buscar la manera de hacer que estas tecnologías trabajen a su favor, en aras de luchar contra la banalización y la híper velocidad y enganchar a los lectores que cada vez pasan más tiempo leyendo. Se trata de no demonizar las nuevas tecnologías y buscar el factor clave para hacerlas funcionar en la búsqueda de la realidad que es el periodismo.
Con estos temas sobre la mesa discurrió el debate El periodismo en la era de la información: la realidad detrás de la máscara, que se llevó a cabo en el Festival de la Palabra 2013 en el Museo de Arte de Puerto Rico. En foro este participaron Ana Teresa Toro, periodista de El Nuevo Día; Josefina Licitra, periodista, cronista y narradora argentina; Diego Fonseca, periodista, escritor y editor argentino; Aleyda Quevedo, poetiza y periodista ecuatoriana; y Santiago Gamboa, escritor y periodista colombiano.
Durante el debate, surgió como respuesta a la pérdida de valor de la información el concepto de “el periodismo que aspira a ser obra de arte”. Se trata del periodismo que no sólo cuenta la realidad, sino que la transforma en literatura. “Lo que uno quiere es informar algo aunque sea con el alma”, afirmó Santiago Gamboa, quien también exhortó a los periodistas a detenerse un poco porque, según afirmó, “no todos los días estamos tratando de salvar al mundo”.
La banalización ha llevado a la palabra vacía, frases y oraciones que no llevan peso ni densidad. Es la calidad de la escritura en el periodismo una forma de ganar la batalla a la híper información, de mantener conectados a los lectores más allá de la noticia. Tal como expresó Gamboa, la palabra vacía debe llenarse de significado y emoción, que sólo se logra mediante la escritura densa y profunda.