Estimado senador Cotto Serrano:
Por este medio pido un “punto de privilegio personal” para responder a lo esbozado en su escrito a los colegas del Senado Académico del Recinto de Río Piedras.
Senador, antes de proceder, quiero estipular el respeto y la admiración que siento por usted. Además de ser su alumno, también pude ser su colega en el Senado. No exagero al decir que usted es de lo mejor que tiene la Facultad de Ciencias Sociales en cuanto al profesorado, y estoy seguro que muchos de mis compañeros estudiantes estarían de acuerdo con esa apreciación. De hecho, precisamente por eso me tomo el atrevimiento de contestar su carta.
Habiendo dicho esto, me parece que su posición, aunque bien intencionada, carece de algunos elementos que deben ser traídos a la mesa y considerados antes de llegar a conclusiones tan categóricas como las expresadas por usted. Usted hace un llamado a la acción, pero con una Universidad abierta. Estoy de acuerdo con eso. Los que me conocen saben que no tiendo a favorecer las paralizaciones de labores académicas y administrativas. A pesar de eso, reconozco los paros y las huelgas como mecanismos de lucha y de expresión. No los puedo descartar, y menos en el contexto específico en el cual nos encontramos.
El 5 de abril, el estudiantado, reunido en asamblea, tomará una decisión en torno al voto de huelga que está sobre la mesa. No importa lo que pase, siempre existirá la crítica. Los que no quieren la huelga van a criticar al movimiento estudiantil si se llegara a aprobar la misma. Lo mismo pasaría con los que quieren la huelga. Si no se llegara a aprobar, otro sector saldría descontento por la determinación. Así es que funcionan las cosas en la democracia.
Ahora, cuando hablamos de críticas y de hacer llamados, hay que tener el “standing” para hacerlo. Uno tiene que practicar lo que predica. Cuando uno habla de la necesidad de ser íntegro, uno debe ser íntegro para así tener la moral de hacer el reclamo. Cuando uno habla de ser solidario, uno debe actuar de manera solidaria. Cuando uno habla de defender la Universidad, uno la puede defender con palabras (y cartas), pero también la tenemos que defender con nuestros actos.
El ocupar puestos de representación significa que uno es la voz del sector al cual representa. En el caso mío, yo represento a los estudiantes. En teoría, los representantes estudiantiles son portavoces de los estudiantes. En el caso suyo, usted es portavoz del sector claustral ante dos cuerpos de gobernanza. Así que lo que usted ha manifestado implica que está expresándose a nombre del sector al cual representa, el claustro.
Basado en esa lógica de democracia representativa (algo que hemos podido discutir en el mismo salón de clases), el claustro, a través de su portavoz, le está haciendo un llamado a que nos movilicemos y a que descartemos el cierre de los portones como una alternativa para canalizar el descontento que existe entre los universitarios.
Ahora pregunto yo: ¿Acaso eso no es lo que hemos hecho los estudiantes desde que culminó la llamada “huelga con portones abiertos”? ¿Acaso no fuimos los estudiantes los que hemos estado defendiendo a la Universidad ante medidas como la Ley 66? ¿Acaso no fuimos los estudiantes quienes denunciamos las irregularidades en torno a las becas presidenciales? ¿Acaso no fuimos los estudiantes quienes reclamamos la descongelación de las cuentas de los recintos? ¿Acaso no fuimos los estudiantes quienes fuimos al Departamento de Hacienda a reclamar el dinero que se le debe a la Universidad? ¿Acaso no fuimos los estudiantes quienes hemos reclamado reducir los gastos de la Administración Central para descongelar plazas docentes?
Entonces, para continuar: ¿Y el claustro? ¿Qué acciones ha tomado?
De hecho, permítame hacerle unas preguntas: ¿Sabe usted que el aumento de matrícula entrará en vigor en agosto gracias a la representación claustral ante la Junta de Gobierno? ¿Sabe usted que sus colegas en la Junta Universitaria votaron en contra de reducir la nómina de la Administración Central para descongelar plazas docentes? ¿Sabe usted que los representantes claustrales de ambos cuerpos han sido una constante oposición a la mayoría de las iniciativas estudiantiles que se presentan? ¿Sabe usted si sus colegas docentes están dispuestos a tender puentes para hacer frente común con los estudiantes con el fin de defender la Universidad?
Recuerdo que esto no era así. Cuando entré al Recinto de Río Piedras en el 2010, René Vargas Martínez, quien estaba en la Junta de Síndicos, nos hacía los cuentos de las alianzas que hacía con Marta Bustillo y Waldemiro Vélez (padre). En aquel momento había un ataque frontal a la Universidad por parte de quienes la administraban. Recuerdo también, tiempo después, cuando Christopher Torres Lugo hacía alianzas con Ana Matanzo y Carmen Ana Miranda. En esta ocasión, los representantes de la comunidad se unieron para defender la autonomía y denunciar el intento de cambiar el color de la Junta rectora.
Pues ahora lo que tenemos es un sector docente que en vez de tender puentes y buscar consensos, lo que hace es oponerse a las propuestas estudiantiles en los distintos foros de gobernanza. No solamente eso, hasta apoyan aumentos en los costos de matrícula para los estudiantes. Mientras tanto, nosotros nos hemos manifestado a favor de que los profesores puedan negociar colectivamente con la administración y hemos sido enfáticos en la necesidad de descongelar plazas docentes.
Bien fácil es hacer un llamado a los estudiantes a que actúen desde la comodidad de un teclado y un puesto permanente. Eso es un mamey. Cuando nosotros alzamos nuestra voz, lo hacemos por nosotros y por ustedes. Al decir ustedes, también incluyo a los profesores por contrato, quienes son los que más se están afectando por la situación financiera de la institución.
Respeto el que haya hecho una expresión con el fin de reflexionar sobre la institución. Lo felicito por la iniciativa, pero ya los estudiantes llevamos reflexionando y actuando (como caminar y masticar chicle) desde hace mucho tiempo. Mientras algunos critican a los estudiantes, nosotros ocupamos los espacios vacíos y promovemos el fortalecimiento del proyecto universitario para que sea uno público, accesible y de calidad. Como he dicho antes, lo importante de la asamblea no es la discusión de un paro o una huelga. Lo verdaderamente pertinente es pensar qué vamos a hacer los universitarios para defendernos.
Los estudiantes aprovecharemos ese foro para convertir las palabras en acción. Mi invitación es a que ustedes hagan lo propio con la suya.