A finales de la década del 1970 se introdujo en nuestro comercio, particularmente en los supermercados, el uso de bolsas plásticas. Estas poco a poco fueron sustituyendo las bolsas de papel, hasta virtualmente hacerlas desaparecer. Sin embargo, desde el primero de enero de este año, entró en vigor una medida que limita y prohíbe su uso.
Esto no es un asunto nuevo. En países como China, México y Brasil, se prohíbe el uso de dichas bolsas. En los Estados Unidos, California y Hawaii ya han prohibido su uso y hay cerca de 20 estados que están por imitarlos. Se comenta que el gobierno de ese país está preparando legislación para reducir en un 80% el uso de este tipo de bolsas.
Otros países como Italia, solo permiten el uso de bolsas plásticas biodegradables. En lugares como Escocia e Inglaterra, se carga un impuesto de 5% por el uso de dichas bolsas, y como resultado se ha reducido, sustancialmente, el uso de las mismas.
Para muchos esta nueva regulación, resultará en un dolor de cabeza, particularmente, cuando se le olvide traer sus propias bolsas para empacar. Sin embargo, ya en algunos de los llamados “warehouses”, no se proveen las mismas y lo que está a su disposición son cajas de cartón, donde usted mismo tiene que empacar. Así, que en poco tiempo nos acostumbraremos a la nueva reglamentación.
Pero el “sacrificio” que algunos consideran que harán, tendrá a la larga beneficios. Al reducirse el uso de bolsas plásticas, estaremos reduciendo algunos problemas ambientales e inclusive el costo de lo que compramos.
A nivel mundial se producen trillones de bolsas plásticas anualmente. Estas bolsas tienen usos muy variados particularmente por su flexibilidad, durabilidad, y bajo costo. Nada más en los Estados Unidos se desechan 100 billones de bolsas plásticas utilizadas para cargar comestibles. El costo de producir estas es $4 billones y para producirlas se utilizan 12 millones de barriles de petróleo. Con el petróleo que se gasta para producir unas 12 bolsas, un carro puede recorrer una milla.
Semanalmente, llevamos a nuestras casas poco más de una docena de este tipo de bolsa y lamentablemente, menos del 1% son reutilizadas. Muchos desconocen que la gran mayoría de estas son tan fuertes y duraderas que pudieran reutilizase, para cargar comestibles otras 50 ocasiones.
Como la mayoría del público no las reutiliza dichas bolsas tienen un promedio de uso menor de 30 minutos (virtualmente el tiempo que le tome llegar a su casa y sacar lo que hay en ella) y luego van al zafacón. De aquí la gran mayoría pasa a los vertederos en donde tardarán de 100 a 1000 años en descomponerse y a largo alcance, acortarán el periodo de vida de dichos lugares, porque lo que quede dentro de estas, también tardará en descomponerse.
En vertederos como el de Humacao, se pueden observar, diariamente, cientos de bolsas plásticas sobre el terreno y junto a estas cientos de aves, como garzas y gaviotas, que ingieren las sobras de comida que hay en estas e incidentalmente pedazos de plásticos y papel de aluminio. Los efectos adversos sobre las aves, de este tipo de “comida”, no han sido estudiados en nuestra isla.
Por otro lado se han informado vacas, ovejas y hasta camellos que se han ahogado al tratar de tragar bolsas plásticas. En algunos lugares de la India el problema es de tal magnitud que se ha propuesto legislación para controlar el uso de bolsas plásticas.
El problema mayor es con aquellas bolsas que no llegan a nuestros vertederos. Comúnmente las observamos a lo largo de nuestras vías de rodaje, y cuando llueve las aguas de escorrentía las llevan a las alcantarillas, donde obstruyen el paso de agua y causan inundaciones.
Otras las dejamos a la entrada de nuestros bosques, luego de un pasadía, o en nuestras playas. Aproximadamente un 10% de dichas bolsas llegarán a nuestros mares y océanos. Se ha calculado que en cada milla cuadrada de agua de mar hay 46,000 pedazos de plástico. Estos plásticos son ingeridos por peces, tortugas y otros animales marinos.
Miles de tortugas, aves, ballenas, delfines, y focas, mueren anualmente al ingerir plásticos o enredarse con estos. Puerto Rico, no es la excepción a la regla. Se han encontrado peces atrapados en el plástico para colocar seis latas de refresco (el famoso six pack), y en los estómagos de cadáveres de tortugas y aves marinas.
No menos importante, las bolsas plásticas son peligrosas para los infantes. Muchos niños, jugando, han cubierto su cabeza con una bolsa plástica y al no poder respirar, pasan por un enorme trauma o peor aún se han asfixiado. En los Estados Unidos se informan un promedio de 25 casos al año de muerte por asfixia con bolsas plásticas.
En síntesis, con la medida aprobada, nos molestaremos al principio. No obstante, estaremos ayudando a reducir la contaminación, la muerte de muchos animales (e inclusive infantes) y ayudaremos a incrementar el periodo de vida de los vertederos.
Finalmente, los miles de dólares que ahorrarán tiendas como supermercados, debe pasar al consumidor gracias a la gran competencia que existe, entre estos por ofrecer artículos al menor precio posible.