Europa avanza donde España se para. Frente al inmovilismo y la falta de ideas de la política nacional de la sociedad de la información, la Comisión Europea o gobiernos como el de Holanda revisan la propiedad intelectual o defienden la neutralidad de la red. Una reflexión, debate y voluntad envidiables donde la falta de imaginación e interés por la innovación y la presión de las grandes empresas se impone a los derechos de los ciudadanos y al empuje de los innovadores. El ciudadano siempre pierde.
La comisaria europea para la Agenda Digital, Neelie Kroes, defiende la neutralidad de la red para que el mayor espacio público jamás alcanzado no pueda ser cercenado para beneficiar a las grandes compañías de telecomunicaciones frente a los innovadores y a los ciudadanos. Un varapalo a la defensa que el ministro Miguel Sebastián y el Ministerio de Industria hacen de los intereses de las grandes telefónicas.
Holanda propone una nueva legislación de propiedad intelectual para proteger a autores y consumidores sin persecuciones inútiles, sin un canon digital obsoleto e injusto, con licencias adecuadas para aumentar la oferta digital y mayor transparencia de las sociedades de gestión colectiva de derechos. Una refutación punto por punto de la chapucera ley Sinde y de la falta de iniciativa política de gobierno y oposición. La propuesta holandesa recoge ideas propuestas sin éxito por internautas y expertos a los partidos y al Gobierno durante el sordo debate de la ley antidescargas.
La ley Sinde continúa parcheándose en su reglamento mientras el PP enarbola de nuevo su vacía bandera anti canon digital y otros partidos preparan iniciativas superadas por la aceleración legislativa europea.
El Gobierno es un erial digital. El Ministerio de Industria recoloca a sus altos cargos con el nombramiento del secretario de Estado para la Sociedad de la Información, Bernardo Lorenzo, como presidente de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones. Una presidencia a vigilar tras los enfrentamientos de Reinaldo Rodríguez, responsable actual de la CMT, con Industria y la responsabilidad de Lorenzo en algunas decisiones muy cercanas a las posiciones de las grandes telecos.
Del Ministerio de Cultura hace tiempo que no se espera nada y el propio PSOE perdió interés por la sociedad de la información con los cambios en su ejecutiva y la égida de un Rubalcaba más preocupado por los problemas de Prisa y por evitar las primarias que por el futuro.
Hace poco pedía un zar político para la cibersociedad. Es cada día más imprescindible. La velocidad digital no espera. Europa, tampoco. España vuelve a su secular atraso. Y esta vez no hay excusas. El problema es una política que sigue sin entender que la sociedad de la información no es sólo el dinero del Plan Avanza. Exige poner en el centro de las políticas y la tecnología a los ciudadanos. Democratizar el poder y convertir al Estado en una plataforma para la innovación y la ampliación de los derechos ciudadanos. Reiniciar una política que protege a los viejos negocios y a los grandes lobbies.
El autor es periodista y consultor de medios. El texto fue publicado en periodistas21.blogspot.com